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Bienestar General

Miopía: todo lo que necesitas saber

La miopía no es una enfermedad, sino un trastorno de la visión caracterizado por una visión aguda de cerca pero una visión borrosa de lejos. La miopía, que afecta a aproximadamente un tercio de los adultos de Europa y América del Norte, es el defecto visual más común y su prevalencia va en aumento.

Suele aparecer en la edad escolar (en la infancia o la adolescencia) y progresa hasta la edad adulta temprana, cuando tiende a estabilizarse. Algunas miopías fuertes, conocidas como «enfermedades» de la miopía, desafortunadamente evolucionan a lo largo de la vida.

Hay diferentes niveles de miopía que varían de un sujeto a otro, lo que resulta en una mayor o menor dificultad visual. Los miopes «ligeros» no están obligados a corregir su miopía de forma permanente, sino solo en situaciones de riesgo o necesarias como conducir, ir al cine, etc… Otros tendrán la visión muy deteriorada, incluso a corta distancia.

En oftalmología, la gravedad de las anomalías refractivas (de las que forma parte la miopía) se mide en dioptrías. Por convención, el grado de miopía se describe con un signo «menos», que va, por ejemplo, de -0,25 a -2,50 dioptrías para la miopía leve, -2,75 a -6 dioptrías para la miopía moderada, -6 dioptrías y más para la miopía severa.

Causas de la miopía

En un ojo normal, la imagen de los objetos se proyecta en la retina (una especie de «película fotográfica» situada en la parte posterior del ojo). La córnea y el cristalino, las lentes en la parte delantera del ojo, son responsables de producir una imagen nítida en la retina.

En la miopía, el punto de agudeza no está en la retina, sino delante de ella. En la mayoría de los casos, esto se debe a que el globo ocular es demasiado largo. Esto se conoce como miopía axial.

Más raramente, una curvatura excesiva de la córnea también puede estar involucrada. En todos los casos, la imagen de los objetos distantes aparece borrosa, porque la lente no puede compensar.

Las causas de la miopía son tanto genéticas como ambientales, pero no son muy conocidas. Hasta ahora, se han identificado más de 20 regiones genéticas que pueden albergar genes implicados en la miopía3. 3 Algunos estudios sugieren que más de 70 genes pueden desempeñar un papel en las anomalías refractivas. 1 Algunos de estos genes codifican factores de crecimiento o elementos de la matriz ocular.

Sin embargo, a medida que la prevalencia de la miopía en todo el mundo sigue aumentando, los investigadores están descubriendo que los factores ambientales también desempeñan un papel importante en el desarrollo de este trastorno visual.

Según un estudio reciente , la falta de exposición a la luz natural del sol interrumpe el crecimiento del ojo y puede contribuir a la miopía. Por lo tanto, se deben evitar en la medida de lo posible los estilos de vida actuales (videojuegos, lectura, pantallas, pocas actividades al aire libre, etc.).

Síntomas de miopía

Los síntomas de la miopía son:

  • Disminución de la agudeza visual a distancia (el término «distancia» es relativo. La visión puede empezar a ser borrosa a partir de unas pocas decenas de centímetros de distancia en casos de miopía grave)
  • Necesidad de acercarse para ver más claramente (este es uno de los signos muy reconocibles de la miopía temprana)
  • Dificultad para ver mientras se conduce un coche, lo que es particularmente peligroso para uno mismo y para los demás
  • Dolores de cabeza.
  • La miopía débil aparece gradualmente. Los objetos distantes aparecen borrosos, mientras que los objetos cercanos permanecen perfectamente claros.

Nuestras recomendaciones para ti

Los niños o adolescentes miopes suelen tener dificultades para leer lo que está escrito en el pizarrón cuando están sentados en el fondo del aula. La lectura de señales distantes o nombres de calles se hace difícil.

La miopía es el trastorno visual más común y su prevalencia sigue aumentando. Suele aparecer en la edad escolar y es importante detectarlo lo antes posible. Si su dificultad para ver lo suficiente como para interferir en una tarea o impedirle disfrutar plenamente de ciertas actividades, consulte a un especialista de la visión.

Además, si no sufre ningún problema visual, se recomienda que se haga un examen inicial de la vista a la edad de 40 años y a intervalos regulares después, cada 2 a 4 años entre las edades de 40 y 54 años, cada 1 a 3 años entre las edades de 55 y 64 años, y cada 1 a 2 años después de los 65 años.

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