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Lily GarcíaSalud Mental

¿Me lo pierdo o me lo gozo?

Recuerdo cuando la única forma de saber lo que tus amigos y amigas estaban haciendo era que te llamaran al teléfono de la casa y te contaran lo que había. En nuestro hogar la comunicación telefónica siempre fue un reto porque éramos seis, cinco de nosotras mujeres, y el teléfono no daba para tanto. Había que hacer turno. Pero, ¿saben qué? Éramos felices porque eso era lo que había y jamás nos imaginamos que en algún momento íbamos a tener comunicación instantánea por audio, video y fotos, con nuestros más allegados, y aún con los ni siquiera allegados. 

La llegada de los teléfonos inteligentes nos transformó la vida para bien, en un sentido, porque nos ofreció la inmediatez del contacto con el toque de un dedo. Pero, para mal, nos ha proporcionado una distracción que puede convertirse en compulsividad y que, en vez de traer más paz y tranquilidad a nuestras vidas, por el contrario, abona a más estrés y ansiedad. La clave está en aprender a desconectarnos del aparatito, y eso no es fácil.  

Existen múltiples estudios que relacionan la depresión y la ansiedad con el estar constantemente conectados, esperando “likes” o comentarios de otros, en las redes sociales. Existe un término que define parcialmente ese comportamiento, y se conoce como “FOMO”, o “Fear of missing out” por sus siglas en inglés. Lo que quiere decir literalmente es “Miedo a perdérmelo”. Y eso significa que tengo que estar pendiente de todo lo que están haciendo los demás porque si no, puedo perderme algo importante y mi vida no estaría completa.

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Suena estúpido, pero así vivimos. La aprobación de los demás siempre ha sido importante, para algunos más que otros, de la misma forma que siempre va a existir la tendencia de compararnos con los demás (especialmente nosotras las mujeres). Pero las redes sociales han llevado esto a otro nivel, uno que no necesariamente es saludable y que, definitivamente, puede afectar adversamente nuestra salud mental y calidad de vida.  

Y así llegó a otro término, lo opuesto al “FOMO”.  Me refiero a “JOMO”.  Estas siglas representan “Joy of missing out”, lo que quiere decir, literalmente, “La alegría (o placer) de perdérmelo”. Y con esta frase se describe la paz, tranquilidad y bienestar que nace de la capacidad de no tener que estar pendientes, ni importarnos, lo que los demás piensan, hacen, opinan o dejan de opinar, en las redes sociales.  En otras palabras, la felicidad de la desconexión.  

Si estar desconectado para ti es no tener vida social, entonces tienes un problema, porque la vida social no debe depender de una conexión tecnológica.  Podemos tener vidas plenas y felices haciendo lo que disfrutamos, aún solos o solas en casa, sin tener que estar pendiente de lo que están haciendo los demás o de si nos dieron o no un “like” a lo que acabamos de publicar. Es maravilloso poder ver cómo otros disfrutan su cumpleaños o aniversario, y alegrarnos de sus momentos felices, pero todo se daña cuando comienza esa mente a preguntarse, “¿y por qué no me invitaron?” o “¿Por qué yo no tengo tantas amistades como ellos?” o “¿Por qué yo estoy aburrida en casa y el resto del planeta gozando?”.   ¿Sabes por qué? Porque sí. Si sabes que tienes esa tendencia a comparar tu vida con la de los demás y a no querer perderte nada, entonces es hora de comenzar a practicar el “JOMO”, y aprender a disfrutar esa vida maravillosa que existe más allá de los demás

Si estás trabajando o necesitas enfocarte en algo, guarda el celular. Yo pertenezco a unos cinco o seis chats por WhatsApp, pero solo recibo notificaciones de dos que tienen que ver con trabajo, las demás están en silencio.  Y no les niego que a veces me cuesta desconectarme, pero me autoevalúo constantemente, y cuando voy a agarrar el teléfono sin razón alguna, me pregunto “¿Y para qué?”. 

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Hoy te invito a que te retes a vivir sin redes o noticias por lo menos por media hora todos los días y que evites meterte en las redes antes de acostarte (eso también nos roba felicidad). Y para recordarme que existe una vida real y otra que no lo es tanto, tengo un letrerito de madera en mi terraza que dice “Que tu vida algún día sea tan perfecta como parece ser en Facebook”. El entender esta verdad es vivir en “JOMO”.  

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Lily García

Lily García es locutora, conferenciante motivacional, “coach” de vida certificada, tanatóloga y actriz, con una vasta experiencia como comunicadora en la radio, televisión y prensa escrita en Puerto Rico. Ha publicado ocho libros sobre temas de auto-ayuda, un audio libro y dos CDs de meditaciones y visualizaciones dirigidas.

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