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Enfermedad arterial periférica: prevención, diagnóstico y tratamiento

La enfermedad arterial periférica es una condición médica que afecta al 12-14% de la población general y su prevalencia aumenta con la edad, afectando hasta al 20% de los pacientes mayores de 75 años.

Para arrojar más luz sobre esta enfermedad en BeHealth entrevistamos al Dr. Héctor Santiago, cardiólogo y miembro distinguido de la Junta Directiva de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, quien compartió aspectos esenciales sobre su prevención, diagnóstico y tratamiento.

Enfermedad arterial periférica (EAP): ¿qué es y cómo se desarrolla?

“La EAP, conocida también como enfermedad vascular periférica, se refiere al estrechamiento de las arterias que irrigan las extremidades, ya sean las piernas o los brazos. Este estrechamiento comienza con la formación de ateromas, placas de colesterol o grasa que se acumulan en las arterias”, explicó el doctor.

No obstante, también explicó que aunque la EAP involucra más que la formación de ateromas, también implica la trombosis.

Cuando estos ateromas obstruyen suficientemente las arterias, los pacientes experimentan síntomas. El más común, de acuerdo con el especialista, es el dolor, conocido como «claudicación intermitente», que generalmente “aparece durante la actividad física y mejora después de unos minutos de descanso”. 

Adicionalmente, con la progresión de la enfermedad, este dolor puede volverse crónico y persistir en reposo, lo que es alarmante. “Esto puede llevar a la isquemia crítica de la extremidad, una condición peligrosa que aumenta el riesgo de amputación y presenta una alta tasa de mortalidad” ,explicó el doctor Santiago.

“Es importante destacar que aproximadamente el 50% de los pacientes con EAP no presenta síntomas evidentes”, lo que subraya la importancia de que los profesionales de la salud realicen pruebas para detectarla en etapas tempranas.

De hecho, durante mucho tiempo, “la enfermedad periférica fue una enfermedad huérfana, es decir, no se le prestaba mucha atención”. Sin embargo, esto ha cambiado, lo que se ha convertido en aspecto crucial para los pacientes que tienen factores de riesgo, en particular, “los dos factores más importantes: el tabaquismo y la diabetes”.

Factores de riesgo y diagnóstico

La EAP está relacionada con diversos factores de riesgo, siendo el tabaquismo y la diabetes los más significativos. Otros factores incluyen la hipertensión, la obesidad y el sedentarismo. 

“Las pruebas de diagnóstico pueden ser cruciales para detectar la EAP. Entre ellas, se encuentra el índice tobillo-brazo (ITB), una prueba sencilla que compara las presiones en el tobillo y el brazo. Un ITB igual o superior a 1 se considera normal, pero si es inferior a 0.9, indica EAP. En estos casos, se pueden realizar estudios adicionales, como ecografías de las piernas o angiografías por cateterismo”, explicó el especialista.

Tratamiento y estilo de vida

Es posible cambiar ciertos factores de riesgo de EAP a través del estilo de vida, como controlar la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto y dejar de fumar. Además, el ejercicio es fundamental, y la rehabilitación vascular, llevada a cabo por fisiatras o especialistas en rehabilitación, puede ser altamente beneficiosa para reducir el dolor en las piernas y mejorar los síntomas.

“En términos de farmacoterapia, existen medicamentos antiplaquetarios. Una novedad en el tratamiento es la combinación de aspirina con una dosis baja de anticoagulante, que ha demostrado reducir el riesgo de amputación y eventos cardiovasculares”, afirmó.

Adicionalmente, un avance más reciente incluye el uso de medicamentos antidiabéticos como los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa-2 (SGLT2), que, además de tratar la diabetes, tienen efectos vasodilatadores y antiinflamatorios prometedores para la EAP.

Importancia del diagnóstico temprano

“El diagnóstico temprano de la EAP es crucial para prevenir complicaciones relacionadas, como enfermedades ateroscleróticas cardiovasculares y cerebrovasculares”, mencionó el doctor. Por ende, detectar y tratar la EAP a tiempo reduce significativamente el riesgo de estos problemas graves.

“La importancia de un diagnóstico temprano radica en la prevención de otras complicaciones relacionadas con la enfermedad periférica. La enfermedad periférica aumenta el riesgo de desarrollar aterosclerosis en otras partes del cuerpo, como la enfermedad aterosclerótica cardiovascular (que afecta las arterias del corazón) y la enfermedad aterosclerótica cerebrovascular (que afecta las arterias que irrigan el cerebro). Esto puede llevar a eventos graves, como ataques cardíacos e infartos cerebrales. Por lo tanto, un diagnóstico temprano nos permite implementar terapias y tratamientos que reducen significativamente el riesgo de estas complicaciones”, finalizó.

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