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Vacunación contra el virus del papiloma humano: una guía integral para la prevención

La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) es una herramienta crucial en la prevención de enfermedades relacionadas con este virus, incluyendo el cáncer cervical, así como otros tipos de cáncer y enfermedades.

La Licenciada Idalia Bonilla de Farmacias Aliadas Villalba, una experta en salud pública, destaca la importancia de la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) en adultos. La licenciada señala que «la vacunación es una herramienta esencial en la prevención del cáncer asociado al VPH, incluso en adultos mayores de 26 años». Este enfoque va más allá de la edad estándar de vacunación, ya que se reconoce que la exposición al virus puede ocurrir a lo largo de la vida de una persona.

En adultos, especialmente entre los 27 y los 45 años, la recomendación es considerar la vacunación a través de la decisión clínica compartida. Bonilla explica que «este enfoque implica una discusión detallada entre el proveedor de atención médica y el paciente sobre los beneficios y las circunstancias individuales que podrían justificar la vacunación». Esta adaptación de la recomendación responde a la posibilidad de nuevas relaciones o situaciones que puedan aumentar el riesgo de exposición al virus en la vida adulta.

La vacunación contra el VPH, originalmente dirigida principalmente a varones, ahora se administra tanto a niñas como a niños a partir de los nueve años. Bonilla enfatiza que «la vacunación temprana, preferiblemente antes de los 15 años, es crucial, ya que requiere solo dos dosis, mientras que a partir de los 15 años se necesitan tres dosis». Esta distinción en la dosificación no altera la recomendación general de vacunación, que es igualmente válida tanto para mujeres como para hombres.

Importancia de las pruebas de detección

A pesar de la efectividad de la vacuna contra varios serotipos del VPH, Bonilla subraya que «no elimina la necesidad de realizar pruebas de detección rutinaria». Es fundamental comprender que la vacuna no protege contra todas las posibles causas de cáncer cervical y vaginal. Por lo tanto, las pruebas de detección periódicas siguen siendo esenciales incluso después de la vacunación.

Bonilla insiste en que «la vacunación y las pruebas de seguimiento son estrategias complementarias». Se estima que aproximadamente 8 de cada 10 personas estarán expuestas o infectadas por el VPH en algún momento de sus vidas. Por lo tanto, mantener la vacunación y las pruebas de seguimiento recomendadas por los profesionales de la salud es crucial para la prevención efectiva del VPH y sus complicaciones.

Es vital reconocer que el VPH puede permanecer latente en el cuerpo durante mucho tiempo sin ser detectado, lo que resalta la importancia de la detección temprana a través de pruebas médicas. Además, el VPH puede causar cáncer en diversas áreas del cuerpo, no solo en el cuello uterino en el caso de las mujeres. Puede afectar a los hombres en áreas como la garganta, el pene, la base de la boca y las amígdalas, entre otras.

Recomendaciones para la vacunación y seguridad

En términos de recomendaciones de vacunación, Bonilla enfatiza que «son las mismas tanto para hombres como para mujeres, abarcando desde los siete años en adelante». La igualdad en las recomendaciones de vacunación refleja los avances significativos en la comprensión y manejo de esta enfermedad a lo largo del tiempo.

La eficacia de la vacuna ha sido ampliamente demostrada en estudios científicos durante más de 17 años, involucrando a miles de personas en Estados Unidos y Puerto Rico. «Los datos científicos respaldan su uso como una medida importante para prevenir el cáncer cervical y otros cánceres asociados, así como para reducir la incidencia de verrugas genitales», destaca Bonilla.

Es crucial comprender los posibles efectos secundarios de la vacunación contra el VPH, que suelen ser leves y temporales. Estos pueden incluir enrojecimiento, hinchazón o sensación de calor en el área de la inyección, y en casos raros, mareos. Se toman todas las medidas necesarias para informar a los pacientes sobre los posibles efectos secundarios y para brindarles la confianza necesaria durante el proceso de vacunación.

Bonilla enfatiza el papel crucial del farmacéutico en la promoción de la vacunación. «Los farmacéuticos tienen acceso a los registros de salud de los pacientes y pueden proporcionar recomendaciones personalizadas según la edad y las condiciones de salud de cada individuo», señala. Esto contribuye a un enfoque integral de la salud pública y fomenta la participación de otros profesionales de la salud en el proceso de vacunación.

 

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