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Historias BeHealth

¡Te invito a cuidar tus riñones! El testimonio de Gladys

Los riñones son órganos fundamentales en la vida de todos los seres humanos, ya que ellos se encargan de mantener limpia la sangre y el equilibrio los niveles de sales y agua en nuestro cuerpo.

Muchos conocen lo impactante que es ingresar a una sala de hemodiálisis donde pacientes permanecen hasta cuatro horas conectados a una máquina en un esfuerzo por continuar viviendo.

La historia de Gladys

Gladys Irizarry Rivera es una paciente que vivió esta experiencia por dos años y medio hasta que recibió un regalo de vida. Hoy nos comparte su experiencia para que todos conozcamos la importancia de cuidar nuestros riñones.

“Desperté un 20 de abril de 1980 sangrando por la nariz, luego comencé a escupir sangre también. Mi mamá me llevó urgente al hospital, los médicos no sabían por qué estaba yo así”, así narró Gladys su primera experiencia con su condición cuando tenía apenas trece años de edad.

Para ella fue un momento traumático del que solo recuerda a su madre desesperada y el miedo inmenso a la muerte. “No supe cuánto tiempo pasó, pues cuando desperté estaba en terapia intensiva con un montón de máquinas”, contó Gladys en su testimonio.

Luego de varios estudios los doctores le dijeron que su riñón izquierdo estaba más pequeño y no se había desarrollado de la misma forma que el otro. “A los 17 años me indicaron que debían operarme el riñón izquierdo. Todavía sin entender el porqué, yo no me quería operar; me asustaba la idea”.

Gladys fue intervenida entonces, una cirugía donde extirparon su riñón derecho y fue diagnosticada con glomerulonefritis, una enfermedad que ocurre cuando los glomérulos, unas diminutas unidades de filtración ubicadas en los riñones, se inflaman (se hinchan y se irritan), y los riñones dejan de funcionar correctamente.

¡Cuidar nuestros riñones sí es importante!

Poco a poco, a pesar de su corta edad, Gladys fue aceptando esta nueva etapa de su vida con diversas restricciones como el bajo consumo de sal, una dieta baja en sodio, entre otros. Sin embargo, según afirma ella, siguió su vida con normalidad.

Así siguió su vida siguiendo las pautas de los doctores, aunque sin visitar periódicamente a los doctores debido a que “todo parecía estar bien”. Ya de adulta con dos hijos, entre las responsabilidades de hogar, poco a poco las citas médicas disminuían.

“Seguí con mi vida normal hasta que un día me indicaron que mi función renal estaba en un 13%, y que tenía que ver un nefrólogo de urgencia pues mi función renal era muy baja”.

Fue cuando los especialistas le precisaron a Gladys que, si esta seguía disminuyendo o presentaba síntomas, debía iniciar la diálisis.

“Fue muy preocupante, yo era el sostén de mi hogar. Trataba de asimilar la situación, pues no quería tomar diálisis y mucho menos que me pusieran una fistula, la cual ya tres veces había usado y no había funcionado para mí”.

Los síntomas, inevitablemente, iniciaron; y Gladys fue hospitalizada para iniciar también su diálisis. Y aunque, al inicio estaba renuente a recibir este tratamiento, hoy agradece por la nueva oportunidad de vida.

“No ha sido fácil, pero gracias a esa máquina, mis riñones artificiales, sigo aquí ayudando a otros y orientando lo que es ser paciente de diálisis”, admitió.

La carrera de la diálisis y una nueva oportunidad

Después de varios años de diálisis, Gladys recibió la tan esperada llamada: la noticia de la posibilidad de un trasplante.

“Como todo, es un proceso y había que esperar a que hiciera lo adecuado para el trasplante, es un poco desesperante hasta el último momento donde llega el cirujano a indicarte que está todo preparado para la operación. El día 19 de septiembre de 2015 a las 11:00 a.m. me bajaron a sala de operaciones para prepararme y recibir la gran bendición del órgano que con amor ofrecieron los familiares del donante. Al mediodía empezó la operación que terminó a las 4:30 p.m.”

Actualmente Gladys afirma que se encuentra muy agradecida con Dios y los familiares del donante por su gran regalo de amor.

Además, dirige un grupo de apoyo con la ayuda de la Fundación Puertorriqueña del Riñón donde se siente orgullosa y satisfecha porque ha podido ayudar a otros y llevar un mensaje de prevención para que cuiden sus riñones. 

“Gracias a Dios hoy tengo una nueva oportunidad de vida, donde puedo ayudar a otros en este proceso y a la vez orientar, concienciar sobre la importancia de cuidar nuestros riñones”.    

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