«Establecer un ejemplo positivo se presenta como la mejor estrategia para inculcar en nuestros hijos el hábito de una alimentación saludable», enfatizó López Negrón. Ya sea en el desayuno, la merienda o la comida principal, destaca la importancia de hacer atractivas y nutritivas las opciones alimenticias para los niños.

Meriendas: pequeñas joyas nutricionales

López Negrón nos invita a explorar más a fondo el concepto de merienda, definiéndola como «pequeñas comidas entre los momentos principales de alimentación». Subrayó su función crucial al proporcionar nutrientes que podrían no haberse completado durante la comida principal. «Imaginen situaciones comunes, como cuando los niños no tienen ganas de desayunar por la mañana o simplemente ingieren una cantidad limitada de alimentos. En tales casos, la merienda se convierte en una valiosa garantía para asegurar un aporte nutricional adecuado», explicó la nutricionista.

Desayuno y rendimiento académico

La evidencia científica respalda la relación entre el desayuno y el rendimiento académico. López Negrón destaca que, considerando los horarios de muchos niños que desayunan temprano y almuerzan alrededor del mediodía, incorporar una merienda saludable entre las 9 y las 10 de la mañana es esencial.

«Este hábito no solo asegura un mejor rendimiento académico, sino que también contribuye a mantener niveles adecuados de energía y nutrientes», añade.

Componentes esenciales de una merienda saludable

La nutricionista profundiza en qué debe incluir una merienda saludable, destacando la necesidad de una «combinación equilibrada de nutrientes, vitaminas, minerales y macronutrientes». López Negrón subraya que los carbohidratos, proteínas y grasas deben estar presentes en proporciones equitativas para garantizar una merienda completa y beneficiosa para el crecimiento y el rendimiento escolar.

Dentro de los grupos alimenticios recomendados, López Negrón menciona los farináceos, como cereales integrales y pan integral; las proteínas, con opciones como quesos bajos en sodio y jamones magros; y los lácteos, donde la leche y el yogurt desempeñan un papel fundamental. También enfatiza la importancia de leer las etiquetas nutricionales, especialmente en los yogures para niños, que a veces contienen cantidades significativas de azúcar.

En cuanto a las grasas, López Negrón sugiere opciones como nueces, semillas, maní, almendras y pistachos. También destaca la importancia de adaptar la selección de alimentos a los gustos de los niños, permitiéndoles disfrutar de la merienda de manera placentera.

No podemos pasar por alto el grupo de las frutas, que, según López Negrón, son «la opción preferida». Frutas frescas como manzanas, peras, uvas, ciruelas, kiwis, fresas y arándanos son opciones excelentes. La nutricionista destaca la necesidad de hacer la merienda «divertida y atractiva para los niños», añadiendo que «la disciplina desempeña un papel crucial para que los niños integren la merienda en su rutina diaria».

Enérgicamente, López Negrón afirma que «una merienda saludable definitivamente no incluye papitas fritas de bolsa, galletas azucaradas ni cajitas de cereal con jugos ricos en azúcares». Incluso advierte sobre los jugos 100%, indicando que, aunque pueden ser una alternativa en porciones pequeñas, no deben sustituir a las frutas frescas.

Leer etiquetas nutricionales y moderar azúcares: claves para elecciones informadas

López Negrón aconseja leer detenidamente las etiquetas nutricionales, especialmente en productos como barritas. Una merienda saludable debería oscilar entre 100 y 200 calorías, con moderación en carbohidratos y azúcares. «La atención a estos detalles en la etiqueta nutricional garantiza una elección informada y contribuye a una merienda equilibrada y saludable», asegura la nutricionista.

En cuanto a los azúcares, López Negrón destaca la importancia de la moderación, recomendando que el porcentaje de azúcar en un alimento se acerque al 5%, y no exceder los 8 gramos de azúcares añadidos. Resalta el impacto negativo de un alto consumo de azúcares en los niños, afectando no solo su rendimiento, sino también su salud digestiva.

Ejemplos prácticos de meriendas saludables

López Negrón comparte ejemplos prácticos de meriendas saludables para niños, como palitos de queso con frutas frescas y galletas bajas en azúcar. También sugiere opciones como yogur griego, sándwiches de mantequilla de cacahuate con pan integral o hummus con zanahorias.

«La disciplina y la paciencia son claves al introducir nuevos alimentos en la dieta de los niños», concluye la nutricionista. Destaca que la combinación inteligente de alimentos y la atención al tamaño de las porciones son fundamentales para asegurar una merienda completa y nutritiva, contribuyendo al óptimo desarrollo y rendimiento escolar de los pequeños.

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