Lily En BeHealth archivos - BeHealth https://www.behealthpr.com/tag/lily-en-behealth/ ¡Sé Sano! Sun, 07 Apr 2024 20:38:32 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 https://www.behealthpr.com/wp-content/uploads/2020/04/cropped-BE-16-1-32x32.png Lily En BeHealth archivos - BeHealth https://www.behealthpr.com/tag/lily-en-behealth/ 32 32 Suelta el miedo al cambio https://www.behealthpr.com/suelta-el-miedo-al-cambio/ Fri, 05 Apr 2024 20:55:13 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=63982 El próximo diecinueve de abril estrena una comedia teatral en la cual estaré participando titulada “WPRI Radio Internacional”. La trama de la misma tiene que ver con lo que ocurre en una estación de radio rural (una de esas en las cuales hasta el cantío de los gallos se cuela a veces por los micrófonos), …

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El próximo diecinueve de abril estrena una comedia teatral en la cual estaré participando titulada “WPRI Radio Internacional”. La trama de la misma tiene que ver con lo que ocurre en una estación de radio rural (una de esas en las cuales hasta el cantío de los gallos se cuela a veces por los micrófonos), en el día en que la señal de la televisión llegó por primera vez a Puerto Rico. Ese día fue un veintiocho de marzo de 1954. A los cambios políticos y sociales que se estaban dando en ese momento en la isla, se sumaba el miedo dentro de la industria radial frente a ese nuevo aparatito que llegaría a transformar las comunicaciones y posiblemente a acabar con la radio al no poder competir con la combinación de imagen y voz.  

Han pasado setenta años de aquel momento histórico, y la radio ha seguido reinventándose y ha continuado tan vigente como entonces. Cada vez que llega algo nuevo, algo innovador, caemos en la trampa del miedo al cambio y lo que ello conllevará para nosotros. Recuerdo cuando llegó la televisión digital y el temor de que se nos iban a ver hasta los poros, y a que todo el mundo frente a las cámaras iba a tener que ser joven. Ahora nos estamos enfrentando al miedo, de cierta manera justificado, a la llegada y el potencial de desarrollo de la Inteligencia Artificial. 

 Yo misma no entiendo todavía las implicaciones reales de esta nueva tecnología, pero me consta que hay mucho positivo en ella, especialmente en el campo de la salud. Esta misma semana, como parte de mi trabajo para BeHealth, tuve la oportunidad de entrevistar a profesores y estudiantes de la Escuela de Medicina Dental del Recinto de Ciencias Médicas de la UPR sobre el nuevo simulador con Inteligencia Artificial que recién adquirió la escuela. Es impresionante. 

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Tuve la oportunidad de “jugar” con el aparatito unos minutos, simulando que estaba reparando una carie, y hasta siente la presión del diente y la saliva del paciente virtual. Es una oportunidad extraordinaria de practicar dentro de un escenario lo más parecido a uno real, lo cual le brinda al estudiante una mayor destreza y seguridad.  

Estos ejemplos que menciono de grandes cambios en el área de las comunicaciones y la tecnología son solo algunos de los muchos que vienen por ahí.  El mundo está cambiando. El planeta está cambiando. Nuestras vidas están cambiando a nivel colectivo y a nivel individual. Soy de las que piensan que los grandes cambios se ensayan en lo pequeño, en lo cotidiano. Se sabe por estudios, que una de las características de las personas felices es su capacidad para manejar los cambios. Aquellos que, por el contrario, insisten en resistirlos, van a sufrir más. Y a la larga, tendrán que adaptarse como quiera, pero habiendo drenado muchísima energía en ese proceso de resistencia.    

El cambio siempre conlleva esfuerzo de nuestra parte por lo que es natural que nos incomode. Pero hay formas de comenzar a verlo desde otra perspectiva, más como un proceso hacia algo mejor, una especie de aventura, en vez de estancarnos en el temor a lo desconocido. Aquellos que manejan los cambios saludablemente practican lo siguiente: 

  • Entienden que el cambio es inevitable en algún momento y se preparan para esa posibilidad.
  • Se enfocan en lo positivo que puede traer en vez de solo en lo negativo
  • En momentos de crisis (cambio en acción) se agarran de sus rutinas para mantener un cierto sentido de estabilidad y normalidad en medio del caos
  • Se conectan con sus redes de apoyo como familia y amistades, para recordar que no estamos solos en estos procesos
  • Respiran y procuran vivir el momento entendiendo que no es ni el primer ni el último cambio que vivirán y que esto también pasará.  
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Los invito a evaluar la capacidad para el cambio que tenemos cada uno, y a ser honestos con lo que descubramos. El cambio siempre va a ser un reto individual y colectivo, pero nada ni nadie lo puede detener. Fluyamos con él y no permitamos que nos robe la capacidad para el bienestar y la felicidad. 

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Esperanza en tiempos de caos https://www.behealthpr.com/esperanza-en-tiempos-de-caos/ Sun, 10 Dec 2023 00:12:31 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=58752 Lo sé. Hay días en que no nos huelen ni las azucenas (y no es que hayamos perdido el olfato por COVID).

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Lo sé. Hay días en que no nos huelen ni las azucenas (y no es que hayamos perdido el olfato por COVID). Es que sencillamente nos quedamos sin ganas. Este embotamiento mental/emocional puede ser consecuencia del cansancio emocional o físico que resulta del enfrentamiento con los retos diarios; o estamos hartos de la negatividad de las noticias locales y globales; o sencillamente no encontramos la respuesta a las muchas preguntas que naturalmente surgen ante una pérdida.

Todos conocemos el refrán que dice “Lo último que se pierde es la esperanza”. Pero siendo honestos, sabemos que en muchas ocasiones la esperanza es lo primero que se pierde, para dar paso a la tristeza y el desasosiego. Pero les tengo una buena noticia y es que esa esperanza siempre se puede recuperar. De la misma forma en que la felicidad, para mí, es una decisión personal, también lo es la construcción de la esperanza. Es no solo un acto de fe, sino también de asertividad. Es afirmar que aun cuando la solución a lo que sea no necesariamente va a ser la que esperamos, siempre va a ser la perfecta, la que tiene que ser. Y por ahí empezamos.

Para conectarnos con la esperanza tenemos, primero que nada, querer hacerlo. El primer paso es darnos permiso para tener esperanza. Que eso quiere decir que podemos decepcionarnos, claro que sí. Pero en el proceso tenemos algo a lo que aspirar, un optimismo realista que nos recuerda que todo pasa y que las cosas pueden ser mucho mejores de lo que nos parecen ahora en estos momentos. Para lograrlo yo busco conectarme con mi niña interna. Los niños son grandes maestros de la esperanza. Aún cuando los adultos les fallamos, ellos tienden a esperar lo mejor y a confiar.

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Esa es una de las razones por las cuales debemos cuidar tanto sus emociones, ser honestos con ellos, y nunca prometerles lo que no podemos cumplir. Porque van a seguir teniendo esperanza en nosotros, porque necesitan tenerla. Hasta que un día se cansan y esa herida que queda es difícil de sanar. Así que, si quieres esperanza en tu vida, visualízate como un niño o niña que ve la vida a través de los ojos de la inocencia.

En momentos de caos, funciona también enfocarnos en alguna meta, por más pequeña que nos parezca. Debe ser algo que nos genere alegría, no solo al pensar en lo que se sentirá lograrlo, sino también en el proceso de conseguirlo. Esta semana estuve compartiendo con una amiga que tiene varias condiciones de salud complicadas, pero me demostró cómo vive un día a la vez, disfrutándose lo que tiene y siempre haciendo planes para lo que vendrá. Sus condiciones médicas siguen allí, pero su enfoque en su trabajo y familia la llenan de esperanza.

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Cuando la visión emocional está nublada y sientes que no ves esa luz al final del camino, una de las herramientas más efectivas es activar a nuestros grupos de apoyo. Necesitamos esas y esos “cheerleaders” que lleguen a hacernos reír o a acompañarnos a llorar si hay que hacerlo; a recordarnos que la vida es bella y a ofrecernos alternativas que tal vez no estamos viendo pero que pueden expandirnos esa percepción limitada resultado del caos en nuestras vidas.

Y, por último, la esperanza siempre va de la mano de la fe. Esa convicción de que existe un Orden Divino y de que somos seres espirituales con una gran fuerza que está ahí aún cuando no la reconozcamos. Conectemos con esa fe y la esperanza fluirá a borbotones. Que sea lo último que pierdas, pero si no la encuentras, comienza a buscarla porque yo te aseguro que está en ti.

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Gracias a la vida… https://www.behealthpr.com/gracias-a-la-vida/ Fri, 24 Nov 2023 19:09:02 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=58139 Es posible que la vida te haya robado mucho, pero estoy segura también que te ha dado el doble. Pero por alguna extraña razón

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La semana pasada recibí una llamada del número de una persona a quien casé hace cerca de cinco años.  No nos habíamos visto desde la boda, pero nos manteníamos en contacto por Facebook y cada vez que ella y su esposo celebraban un aniversario, subían una foto del día de la boda y me mencionaban con mucho cariño.   

Al responder la llamada, y para mi sorpresa, no era ella sino él al otro lado de la línea.  Estaba atacado en llanto.  “La perdimos ayer,” me dijo.  “Se nos fue”.  Yo no lo podía creer.  El trató de explicarme lo que pudo, pero casi ni le entendía.  Habían salido de una actividad del trabajo, y ella había sentido dolor de pecho y adormecimiento del brazo izquierdo. Fueron de inmediato a emergencias, pero el ataque al corazón fue fulminante.  

Tenía cincuenta y cuatro años. El esposo me pidió que si sería posible que yo dijera algunas palabras en los actos fúnebres, que él se sentía perdido, y que para ellos, la forma que había hablado en su ceremonia de bodas cinco años antes había sido algo muy especial.  Accedí, y así lo hice. 

Fue un momento muy emotivo. Entre el dolor, el “shock” ante una pérdida tan súbita, y los hermosos recuerdos que tantos tenían de ella, se convirtió en una mezcla de despedida y celebración de vida.  

Entre las palabras que compartí hablé de una frase que se le atribuye al Buda y que dice: “El peor error de los seres humanos es creernos que tenemos tiempo.”  Y así es. Creemos que nos queda tiempo para disfrutar “algún día” esto o aquello; para decir “te quiero” o pedir y dar perdones; para trazarnos y alcanzar metas y sueños… Creemos que nos queda tiempo. Pero lo único que tenemos realmente es hoy.  

Esta experiencia me llevó a reengancharme con el agradecimiento a la vida.  Y digo “reengancharme”, porque siempre he tendido a ser una persona agradecida.  Pero hay momentos que se convierten en bofetadas cósmicas porque te recuerdan apreciar lo que tienes, y aprovechar cada minuto, cada persona, y cada oportunidad que se nos presenta para servir, compartir y acumular felicidad. 

Es posible que la vida te haya robado mucho, pero estoy segura también que te ha dado el doble. Pero por alguna extraña razón, los seres humanos tendemos a agarrarnos más de lo que hemos perdido que de aquello que tenemos todavía de frente.  

Es imposible ser agradecidos cuando vivimos agarrados al pasado y con la ansiedad constante por el futuro. Porque vivir en el pasado o en el futuro nos impide ver el hoy, la riqueza que nace de aprender a disfrutar cada momento como si fuese el último… porque bien podría serlo. 

Hoy me prometo estar más consciente de los pequeños momentos y agradecer cada uno de ellos; me prometo darle las gracias a todos aquellos que hagan una diferencia positiva en mi vida, y aún, a los que aporten negatividad, porque me ayudan a crecer.  

Me prometo quejarme menos y reírme más; soltar la prisa que nos impide vivir en el presente; tomar responsabilidad por lo que me toca y dejar de culpar a otros por ser como son.  

Hoy doy gracias a la vida que me ha dado tanto… esperando que ese agradecimiento sea el motor que me empuje a disfrutar cada momento de ella, lo que sea que me quede, hasta la saciedad.  Y los invito a que hagan lo mismo, a que reconozcan lo que tienen, lo agradezcan, y en el proceso vivan intensamente.  Solo tenemos el hoy… Mañana, quién sabe.  

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De vaginas y miedos… https://www.behealthpr.com/de-vaginas-y-miedos/ Sat, 11 Nov 2023 18:06:26 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=57697 A principios del verano un amigo, productor de teatro, con quien he trabajado durante muchos años, me llamó para hablarme acerca de un proyecto que tenía en mente. De primera intención pensé que me invitaría a trabajar como actriz en alguna de sus producciones para este año. Así que me reuní con él y su …

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A principios del verano un amigo, productor de teatro, con quien he trabajado durante muchos años, me llamó para hablarme acerca de un proyecto que tenía en mente. De primera intención pensé que me invitaría a trabajar como actriz en alguna de sus producciones para este año. Así que me reuní con él y su esposo, los dos Edwins. Y para mi sorpresa, lo que querían era que yo les escribiera un monólogo a ser interpretado por una actriz de cuarenta y tantos años para el Festival de la Comedia que se celebraría en el teatro Braulio Castillo en noviembre. Ya tenían el tema. Trataría sobre una mujer que vive bajo gran represión sexual debido a su crianza religiosa. También tenían el título. Se llamaría: “Las vaginas son ateas”.

De primera intención, por supuesto, les dije que no. Justifique mi negativa explicándoles que yo lo único que había escrito eran columnas y “stand up comedy” no sabría manejar lo que ellos buscaban. Pero Edwin me recordó que yo le había dicho exactamente lo mismo hace más de quince años cuando me propuso que escribiera mi primer “stand up” como parte de una producción en la cual participaría con otras tres actrices. Y él tenía razón. En aquel momento también le dije que yo no iba a saber hacerlo, pero sin embargo lo hice, y resultó un éxito.

Admito que soy una persona de retos, pero retos calculados. Así que calculé. Y de repente todo lo que venía a mi mente era negativo. “Con tantos buenos escritores y escritoras que hay en este país, voy a hacer el ridículo”. “Yo nunca he escrito comedia para otros”. “No tengo la creatividad para crear algo gracioso y a la misma vez con peso”. “Hablar de represión sexual nunca podrá ser gracioso.” Y recordé esas palabras anónimas que compartí al comienzo de esta columna y que dicen “Solo porque pienses algo, no quiere decir que es verdad.” E hice lo que usualmente hago cuando me enfrento a un reto personal o profesional, me pregunté lo siguiente: “¿Qué es lo peor que puede pasar?” Y la contestación a esa pregunta fue “que viva el resto de mi vida preguntándome si lo pude haber hecho bien.” Y les dije que sí.

Les sugerí cambios al proyecto, los cuales ellos aceptaron y “Las vaginas son ateas” de ser un monólogo, se convirtió en una obra para dos actrices. Escribía poco a poco y les iba enviando los borradores, y en ese proceso los Edwin decidieron cambiar las protagonistas a unas más “maduritas” y me invitaron a coprotagonizar la pieza junto a Magali Carrasquillo. Otro reto, trabajar de tú a tú con una actriz de tanta experiencia y a quien he admirado siempre. Y me lancé a actuar en la primera obra de mi autoría.

Si escribir columnas o libros de autoayuda puede ser difícil, no les quiero ni decir el parto que fue escribir esta obra de teatro. Pero el proceso me reconfirmó que escribir, lo que sea, siempre es terapéutico. Buscando material para crear estos personajes recordé anécdotas de mi vida que tenía bastante guardaditas y que creo que necesitaba liberar. Estoy escribiendo esta columna precisamente el día en que estrenamos la obra. Debería estar muerta de los nervios, pero en realidad me siento muy tranquila. Mi único miedo como actriz es que se me olvide alguna línea, pero tengo en Magali alguien que sé que me va a cuidar las espaldas igual que yo a ella. Como autora de la obra, mi miedo es que no se rían o no encuentren reales a los personajes. Pero siento que es un buen momento para practicar el desapego y soltar mis expectativas de esta experiencia.

Si sale bien, maravilloso, y si no, me gocé el proceso, crecí trabajando con un equipo maravilloso, y aprendí tanto. Después de todo, de eso se trata la vida. Y a los pensamientos de boicot, que sigan su camino, porque no tienen espacio en mi realidad.

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Esa mente de mono https://www.behealthpr.com/esa-mente-de-mono/ Sun, 13 Aug 2023 11:13:00 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=53058 ¿Recuerdas la última vez que te preguntaste “pero por qué me siento tan agotada si físicamente casi no me he movido hoy”? Posiblemente fue ayer mismo. Y estás agotada no por el esfuerzo físico, sino por el chachareo mental que no cesa. Una de nuestras mayores fuentes de ansiedad es el vivir sobrepensando las cosas. …

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¿Recuerdas la última vez que te preguntaste “pero por qué me siento tan agotada si físicamente casi no me he movido hoy”? Posiblemente fue ayer mismo. Y estás agotada no por el esfuerzo físico, sino por el chachareo mental que no cesa.

Una de nuestras mayores fuentes de ansiedad es el vivir sobrepensando las cosas. Esa mente que no para de pensar nos controla, y lo permitimos. Después terminamos exhaustos y nos preguntamos por qué.

En el budismo a esa mente se le llama, la “mente del mono” porque es como un monito que no se detiene, que corre, salta, y brinca descontroladamente. De la misma forma que el mono lo hace de rama en rama, la mente lo hace de tema en tema, y en el proceso enfoca miedos y nos genera ansiedad.

Porque esos pensamientos generalmente no son acerca de nuestro “lugar feliz” o zen, sino que tendemos a pensar en lo que nos preocupa, en que “si esto no funciona, está el plan B, sino el C, y de ahí al D”. ¿Y cómo se calma a un monito que no se detiene? Le tiras un guineo en una esquina y automáticamente va a ir a buscarlo para comérselo, y en el proceso se calma por lo menos por un rato.

En el caso de la mente, ese “guineo” es la presencia mental, o el “mindfulness”, el estar consciente de lo que está ocurriendo allá arriba. Entre nuestras muchas responsabilidades y roles, y la tecnología de la cual se nos hace muy difícil desconectarnos, es natural que perdamos el control de nuestra mente y nuestros pensamientos. Pero podemos escoger adiestrar el monito mental, y hay formas de hacerlo.

La primera es reconocer que la mente de mono está activa. Para darnos cuenta cuando estamos sobrepensando las cosas tenemos que practicar lo contrario, el silencio mental y la observación de esa mente. Necesitas conocer cómo se siente una mente en paz, en tranquilidad, tal vez no en total silencio, pero sí enfocada. Si no has experimentado esa sensación, ¿cómo la vas a poder crear? Y ese enfoque nos toca a nosotros conseguirlo.

Busca momentos de silencio, de meditación que puede ser guiada por una voz a través de una aplicación, o un video, o puede ser una música de relajación que promueva el balance mental y emocional. Cuando conoces cómo te transformas en esos espacios de paz, créeme que los vas a buscar. Te van a hacer falta. Y cuando se active la mente de mono y comiences a sobrepensar, vas a poder detectarla y dar el primer paso para detenerla.

Una de las formas de hacerlo es respirando abdominal y profundamente, y concentrándote en esa respiración, en el aire entrando por la nariz, y saliendo por la boca. Puedes buscar entonces una distracción que puede ser música, o un mantra o frase de poder que puedas repetir. Un ejemplo puede ser “Todo está en orden divino”. Busca una actividad que te ayude a enfocarte. Pregúntate cuál es la preocupación o pensamiento raíz que te está llevando a ese acelere mental. ¿Es miedo a algo? ¿Es una decisión que tienes que tomar? ¿Responde a una conversación que vienes posponiendo? Una vez identificamos esa preocupación raíz, es más fácil soltarla.

Pero sobre todas las cosas, celebra cada logro que tengas a la hora de controlar esa mente de mono. Celebra el hecho de que puedes reconocer que estás sobrepensando. Este mero reconocimiento, es ya de por sí un gran logro. Y te invito a que bajes mi aplicación de mindfulness “Respira con Lily”, diseñada para todo tipo de teléfonos inteligentes. Puedes bajarla desde tu APP Store o Google Play. Escucharás meditaciones cortas con diferentes propósitos y muchas de mis columnas grabadas en mi voz. Date la oportunidad. Es un buen primer paso para comenzar a calmar “el monito”.

Conoce más sobre la APP «Respira con Lily»

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¿Inteligencia de qué? https://www.behealthpr.com/inteligencia-de-que/ Sat, 03 Jun 2023 12:00:00 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=50705 En una comedia teatral que estoy realizando en estos días hablo un poco sobre cómo mientras más atraídos sexualmente nos sentimos hacia alguien, más se reduce nuestro coeficiente intelectual o IQ. Y es que no es secreto para nadie, digo, un poco en broma, pero también en serio, cómo nuestra mente racional se nubla ante …

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En una comedia teatral que estoy realizando en estos días hablo un poco sobre cómo mientras más atraídos sexualmente nos sentimos hacia alguien, más se reduce nuestro coeficiente intelectual o IQ. Y es que no es secreto para nadie, digo, un poco en broma, pero también en serio, cómo nuestra mente racional se nubla ante el enamoramiento, convirtiéndonos de alguna forma en morones emocionales. Y le puede ocurrir hasta a los más brillantes.

Lo cierto es que el coeficiente intelectual mide nuestro nivel de inteligencia racional, o capacidad de razonar y resolver problemas. Se supone que es una característica con la cual nacemos y que permanece constante durante toda nuestra vida. Podemos crecer en conocimientos, estudiar, etc., pero el coeficiente de inteligencia siempre permanece igual. Hubo un momento en que todo se basaba o giraba alrededor de ese tipo de inteligencia. Durante mucho tiempo se creyó que la clave del éxito de cualquier persona estaba en su coeficiente intelectual y los grados académicos que podía obtener. Pero eso cambió hace muchos años, ante el descubrimiento de que existen muchos tipos de inteligencia, y el IQ solo mide una de ellas. Entre esos tipos de inteligencia está la que yo considero la más importante de todas: la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional se define como la habilidad de entender y manejar nuestras emociones mientras que, a la misma vez, reconocemos e influenciamos las de los demás. El concepto nació para la década del 1990, pero fue popularizado más tarde por el psicólogo Daniel Goleman, quien ha escrito ampliamente sobre el tema.

Estudios indican que el coeficiente intelectual que mide esa inteligencia de “resolver y entender”, es responsable de solo del veinte por ciento de la felicidad de un ser humano. El restante ochenta por ciento es el resultado de la inteligencia emocional. Y por suerte, esta inteligencia sí puede desarrollarse y fortalecerse durante toda la vida, a diferencia de la otra, que permanece estática. ¿Cuáles son algunas de las características de una persona emocionalmente inteligente? Las más importantes serían:

  • Autoconocimiento: se define como la capacidad de reconocer y entender nuestras emociones y cómo afectan nuestra vida y a los que nos rodean.
  • Autocontrol: la capacidad de poder controlar nuestras respuestas, de saber inhalar y exhalar, y pensar antes de actuar.
  • Motivación: la habilidad de aspirar a más, de tener metas y de desarrollar la resiliencia cuando las cosas no salen como esperamos.
  • Empatía: la capacidad de entender las emociones o puntos de vista de otros, viendo las cosas desde sus perspectivas aún cuando no estemos de acuerdo.
  • Destrezas sociales: capacidad de trabajar en equipo, de motivar a otros y de comunicarnos saludablemente y escuchar en apertura.

Todos conocemos personas intelectualmente brillantes y muy capaces en su área de “expertise”, pero que de seguro se colgarían en un examen de inteligencia emocional. Aunque sí hay pruebas que pueden medir la inteligencia emocional, para este tipo de inteligencia no existe un examen como el del coeficiente intelectual. Lo que nos evalúa verdaderamente en esa área es el día a día, la vida, y las circunstancias a las cuales nos enfrentamos y cómo reaccionamos a ellas. ¿Cómo convertirnos en personas más emocionalmente inteligentes? Es obvio que el primer paso para desarrollar esas características es el “mindfulness” o capacidad de estar presentes con lo que está ocurriendo afuera y lo que estamos pensando y sintiendo por dentro. El autoconocimiento y el autocontrol son imposibles si no conoces tus motivaciones, eso que empuja tus acciones.

¿Quieres ser más feliz? Comienza a fortalecer y desarrollar tu inteligencia emocional. Observa cómo te sientes, lo que sale de tu boca y cómo te comportas en momentos de estrés y tensión. Toma responsabilidad por tus acciones cuando cometes un error, y pide excusas si has afectado a otros. Celebra todo lo positivo que logres, y ten paciencia contigo, la inteligencia emocional nace de hábitos que toman tiempo. Busca ayuda si la necesitas, porque a veces un apoyo externo puede ayudarnos a ver con más claridad aquello que nos está atrasando emocionalmente.

Recuerdo que me hicieron una prueba de IQ cuando tenía cuatro años y aparentemente salí con un coeficiente intelectual bastante alto. Mi abuelo guardó el resultado de esa prueba toda su vida y a cada rato lo sacaba para, orgullosamente, enseñárselo a algún amigo. Y lo hizo por mucho tiempo, inclusive ya siendo adulta. Me pregunto qué pensaría hoy de las metidas de pata que he dado en la vida. Espero, sin embargo, que donde quiera que esté se sienta orgulloso de lo mucho que he crecido emocionalmente.

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No fui yo… no es mi culpa https://www.behealthpr.com/no-fui-yo-no-es-mi-culpa/ Fri, 03 Jun 2022 17:32:13 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=27701 Todos los días vamos a tener la oportunidad de escoger ser víctimas o sobrevivientes. Cada vez que nos ocurre algo negativo, que cometemos un error o que las expectativas que teníamos de una situación no resultan como esperábamos, vamos a interpretar esa situación de acuerdo al cristal de nuestro estado mental y emocional.  La persona …

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Todos los días vamos a tener la oportunidad de escoger ser víctimas o sobrevivientes. Cada vez que nos ocurre algo negativo, que cometemos un error o que las expectativas que teníamos de una situación no resultan como esperábamos, vamos a interpretar esa situación de acuerdo al cristal de nuestro estado mental y emocional. 

La persona con mentalidad de sobreviviente, a pesar del golpe inicial que puede sentir ante lo ocurrido, ya sea coraje, miedo, vergüenza o tristeza, va a tender a enfrentar la situación en honestidad, a trabajar con sus emociones, y a tomar responsabilidad por lo que le toca para levantarse del suelo. En otras palabras, retoma el poder sobre sí mismo y sus circunstancias.   

La víctima, por el contrario, va a ver la vida a través de los ojos de “el mundo entero está contra mí”. En ocasiones la visión emocional de este tipo de persona tiende a nublarse también por las creencias de que no tiene poder alguno para cambiar sus circunstancias; de que a nadie le importa lo que hago o dejo de hacer; de que los demás me envidian o me resienten por diferentes razones, o de que a mí siempre me ocurre lo peor, entre otras interpretaciones. Y todas son negativas. En esta conversación mental que tienen las víctimas, casi siempre está presente el “yo”, o lo que me hacen a “mí” y como la vida es injusta “conmigo”.   Hay mucho de egocentrismo en ellas y, aunque parezca de primera intención que destilan fortaleza y carisma, lo cierto es que generalmente son personas débiles, con baja autoestima, que no se han dado cuenta de lo que pierden a raíz de su comportamiento. 

Una de las características más dañinas de este tipo de persona es su tendencia a culpar a otros cada vez que cometen un error o las cosas les salen mal. La víctima rehúye a la toma de responsabilidad porque el reconocer errores posiblemente la hace sentir débil. No entienden que en la medida en que admitimos nuestras faltas y reconocemos aquello que necesitamos trabajar o mejorar, es que realmente crecemos personal, emocional y profesionalmente.  Uno de los elementos más importantes del trabajo en equipo, sea un equipo profesional, un grupo familiar, o uno de labor voluntaria, es la capacidad de tomar responsabilidad por lo que nos toca y, en ese proceso, fortalecer el grupo a través de nuestra honestidad. Al no hacerlo, la persona que se victimiza termina lacerando no solo la efectividad del grupo, sino también su autoestima. 

Hace unos días escuché en una serie de televisión a un personaje decirle a otro “no vas a poder detener tu comportamiento destructivo hasta que no descubras donde nació”. Esas palabras me hicieron mucho sentido. Transformar ese sentido de victimización en poder personal comienza por el desarrollo del autoconocimiento, esa capacidad de mirarnos por dentro, aceptar y llorar aquello que nos duele y que posiblemente nos ha llevado a ver al mundo como nuestro enemigo.  Eso se llama agarrar el toro por los cuernos.  

Y una vez hemos identificado esa herida y comenzado a buscar ayuda para sanarla, podemos continuar practicando la autocompasión, perdonándonos a nosotros mismos por nuestras faltas, hayan sido de acción o de omisión. Dice la Ley Universal de Correspondencia que “como es adentro es afuera y como es afuera es adentro”. Si la aplicamos al proceso de perdón, podemos entender que cuando perdonamos “afuera”, comenzamos también a perdonar “adentro” y viceversa.  

Y de repente sientes que lograste algo que jamás pensaste podrías lograr, y empiezas a ver a las personas a tu alrededor no como amenazas, sino como vehículos para ayudarte a crecer y a prosperar. Y de repente tomas responsabilidad por lo que te toca y dejas de culpar a otros.  Y de repente dejaste de ser víctima y te convertiste en sobreviviente.

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Esos grandes Maestros https://www.behealthpr.com/esos-grandes-maestros/ Fri, 20 May 2022 20:40:22 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=27402 Todos y todas tenemos bien cerquita a alguna persona difícil. De esas que a veces sin querer y a veces queriendo se convierten en “chupacabras” energéticos. Después de un encuentro con ellas, tendemos a sentirnos como si hubiésemos corrido un maratón 10K ida y vuelta. Nos chupan la energía y nos dejan emocional y físicamente drenados. Los podemos …

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Todos y todas tenemos bien cerquita a alguna persona difícil. De esas que a veces sin querer y a veces queriendo se convierten en “chupacabras” energéticos. Después de un encuentro con ellas, tendemos a sentirnos como si hubiésemos corrido un maratón 10K ida y vuelta. Nos chupan la energía y nos dejan emocional y físicamente drenados. Los podemos encontrar en todas partes: la familia, el vecindario, el grupo de amistades y, por supuesto, en el trabajo. 

No creo que sea casualidad que en estos momentos tenga varias clientas privadas de “coaching” que llegaron a mí precisamente en busca de herramientas con las cuales lidiar con personas difíciles en el área laboral. No todo el mundo llega a una posición de supervisión con las destrezas necesarias para ser líder. Puede que tengan vasta experiencia, y un alto coeficiente intelectual o nivel educativo, pero no necesariamente tienen desarrollada la inteligencia interpersonal, esa que te permite manejar de forma ética y empática las relaciones en el área de trabajo.  

¿Cuáles son las razones por las cuales algunas personas son más difíciles, agresivas verbalmente, o poco empáticas que otras? Hay muchas.  Desde heridas emocionales abiertas que han cargado a lo largo de sus vidas hasta miedos e inseguridades que los llevan, en la mayoría de las ocasiones, inconscientemente, a convertirse en “bullies” o acosadores profesionales. La alternativa de querellas ante la oficina de recursos humanos o el foro adecuado dentro de la empresa  siempre va a ser una posibilidad para manejar la situación a nivel laboral. Pero lamentablemente no todos los empleados se atreven a llegar hasta ese recurso por miedo a represalias, entre otras razones. Y aun cuando se trabaje el conflicto en el foro laboral, a nivel personal, el tener que continuar compartiendo de cerca con estas personas no siempre es fácil.  Ahí es que entra nuestra capacidad para transformar la forma en que las vemos, y restarle el poder emocional que tienen sobre nosotros.    

No hay razón que justifique el que alguien nos trate mal, nos humille, o nos menosprecie a nivel profesional o personal, pero entender que las personas “difíciles” no nacen, sino que se hacen, puede ayudarnos a nosotros a verlos a través de los ojos de la compasión. Y si alguien está provocando que seas una persona más compasiva, ese ser se ha convertido en uno de tus grandes Maestros de vida.   Recuerdo preguntarle a una de esas clientas de coaching si ella podía enumerar lo que había aprendido sobre ella misma a raíz de tener que manejar una relación tan difícil con un supervisor. Pudo identificar tanto fortalezas como debilidades que han salido a relucir a raíz de este conflicto.  “¿Entiendes ahora como este señor se ha convertido en tu gran maestro?” le pregunté. “Jamás lo había visto desde ese punto de vista”, me respondió.   

Otra actitud que ayuda a transformar el efecto de estos “chupacabras” en nosotros, es el reconocer que son personas muy infelices. Yo no conozco una sola persona difícil que sea feliz. Pueden parecer felices, prepotentes y en control, pero en general tienden a ser personas inseguras, llenas de miedo, y que posiblemente han tenido pérdidas en sus vidas que nunca han sabido o podido manejar. Y eso es digno de compasión.  En vez de permitir que, cada vez que los veas, se te active el coraje y el resentimiento, intentemos mejor un “Te bendigo y te dejo ir”. Es una forma de enviarle luz a esa persona, sin necesariamente quererla tener cerca de ti o en tu entorno. Esa frase tiene un poder enorme, aún cuando de primera intención no le encontremos sentido. Y te prometo que poco a poco, vas a ver a esta persona con otros ojos. Puede que él o ella no haya cambiado, pero habrá cambiado para ti. Bendice a esos grandes maestros, porque al hacerlo creces emocionalmente y en el proceso los ayudas a ellos a transformarse invisiblemente a través de la compasión.  

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“Sanando emociones…sanando tu corazón”  https://www.behealthpr.com/sanando-emocionessanando-tu-corazon/ Thu, 14 Apr 2022 10:00:43 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=23148 Cada día son más los estudios que validan el hecho de que nuestra salud física está intrínsicamente ligada al manejo de las emociones. Nuestros pensamientos y nuestras emociones eventualmente se van a convertir en biología. Somos seres holísticos, vehículos en los cuales la mente, el espíritu, la emoción y el cuerpo físico viven en unión e intercambio …

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Cada día son más los estudios que validan el hecho de que nuestra salud física está intrínsicamente ligada al manejo de las emociones. Nuestros pensamientos y nuestras emociones eventualmente se van a convertir en biología. Somos seres holísticos, vehículos en los cuales la mente, el espíritu, la emoción y el cuerpo físico viven en unión e intercambio constante.  

A pesar de que todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo son influenciados de alguna forma por las emociones, en el caso del corazón es mucho más fácil identificarlo. Es común escuchar frases como “Se me hincha el corazón”, o “Tengo el corazón partido”. Si bien nuestras emociones no pueden ni hinchar ni partir nuestros corazones literalmente, sí pueden aportar o restarle salud. Ni las emociones ni los pensamientos se los lleva el viento. Se quedan, se hacen parte de nosotros, e impactan directamente nuestros procesos físicos. 

¿Cómo podemos aportar emocionalmente a nuestra salud cardiovascular? 

Activa tu capacidad de amar. Busca oportunidades para dar a otros ese amor que llevas por dentro y a la misma vez, ábrete a recibir el amor de otros. Al soltar el orgullo permites que los demás sean generosos contigo. De la misma forma que el músculo del corazón hay que fortalecerlo con actividad física, la energía del amor se trabaja, sostiene y cultiva. Hay una frase que dice “Ama como si nadie nunca te hubiese herido”. No permitas que las heridas de un corazón roto te impidan seguir amando la vida.    

Toma la decisión de perdonar.  El seguir acumulando corajes y resentimientos va a cargar ese corazón de peso innecesario.  Que el coraje te motive a hacer cambios, a abrirte nuevos caminos, pero que no se convierta en esa armadura para un corazón que merece ser libre. Sanas tu corazón cuando te niegas a darle el control de tus emociones a alguien que te ha herido. Y eso se logra a través del perdón. 

Cultiva la alegría en tu vida. Agradece lo que tienes y celebra lo que vas logrando. Conéctate con actividades y personas que te hagan feliz.  Enfócate en lo que tienes, no en lo que has perdido, y celébralo todos los días. 

Cultiva la compasión. Reconoce que todos somos uno, y aprovecha las oportunidades para aliviarle el sufrimiento a los demás. No hay mejor forma de abrir el corazón que conectándonos en empatía y compasión con otros. 

Tu corazón merece sanar. Así que comienza a trabajar con aquello que sí puedes controlar, canaliza emociones tóxicas, y fortalece ese centro pulsante de vida que te sostiene y al cual tanto le debes.  

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El cuerpo guarda memoria https://www.behealthpr.com/el-cuerpo-guarda-memoria/ Fri, 18 Feb 2022 16:20:11 +0000 https://www.behealthpr.com/?p=23584 Aquella tarde conducía de camino a Caguas disfrutando lo hermoso que estaba el día y saboreándome el verdor de las montañas que veía en el trayecto.  De repente, mi memoria dio un salto digno de unas Olimpiadas y me llevó a septiembre del 2017.  Recordé el momento en que esos montes, hoy intensamente verdes, estaban …

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Aquella tarde conducía de camino a Caguas disfrutando lo hermoso que estaba el día y saboreándome el verdor de las montañas que veía en el trayecto.  De repente, mi memoria dio un salto digno de unas Olimpiadas y me llevó a septiembre del 2017.  Recordé el momento en que esos montes, hoy intensamente verdes, estaban completamente pelados, como si alguien les hubiese pegado fuego con un soplete gigante. Los vi como los vimos todos durante mucho tiempo después del impacto de los vientos del Huracán María. 

En ese momento sentí mi corazón encogerse de pena y, sin poder controlarme, comencé a llorar. Ahora mismo, narrándoles la experiencia, vuelvo a emocionarme.  Pensaba que haber escrito un libro sobre las enseñanzas aprendidas de ese proceso tan duro para todos me había ayudado a sanar.  Pero debía haber sabido que queda dolor, porque al día de hoy, a más de cuatro años de la experiencia, no puedo leer públicamente la dedicatoria de “Lo que nos dejó María” sin echarme a llorar.  Y eso que yo no tuve pérdidas físicas ni de seres queridos como tantas personas.  

Esta experiencia llega a recordarme algo que ya sabía, pero que a veces tiendo a ignorar: que el cuerpo guarda memoria.  El dolor de los traumas que hemos vividos, personales o colectivos, se queda con nosotros e inevitablemente se refleja en nuestros cuerpos físicos.  El efecto de estos golpes emocionales, el cómo ese dolor a veces recordado, pero muchas veces no, incide en nuestra biología, está siendo estudiado cada vez más a través de todo el mundo.  

¿Cuántos hoy adultos en un momento dado se criaron dentro de círculos de maltrato físico y emocional que los marcaron para toda la vida?  Tal vez piensan que, como pudieron salir de ahí sin cicatrices aparentes dejando ese trauma atrás, ya todo está bien.  Pero no lo está. Los hijos e hijas del maltrato siempre van a cargar heridas e ignorarlas no va a hacer que desaparezcan.  Cuando hablamos de estrés postraumático tendemos a pensar en veteranos y veteranas que han visto horrores en alguna guerra.  Pero hay tantas otras batallas que dejan huella y que necesitamos trabajar. El trauma de María sigue vivo.  Mi experiencia de esta semana fue un ejemplo. 

Una vez al mes, mis vecinos y yo hacemos un “happy hour” en la calle.  Es una excusa para vernos y hablar más allá de saludarnos de carro a carro o patio a patio. Y en esos encuentros hemos hablado de tantas cosas tan personales y en ocasiones tan dolorosas.  Alguna noche he sido yo la que he narrado algunas de mis experiencias de vida como situaciones de pareja, desde violencia doméstica, hasta las muertes de un exnovio y de un exmarido (después de tres divorcios hay mucho que contar); experiencias profesionales difíciles; y traumas familiares que me han marcado de alguna forma.  Una de las vecinas me dice un día, “Ay, Lily, tú has pasado por muchas cosas bien duras”.  Y yo me eché a reír.  

Siempre pienso que, comparada con la vida de otros, la mía ha sido una bendecida. Pero eso no quiere decir que deba ignorar aquello que me ha dolido y que, posiblemente, tras bastidores, me sigue doliendo. Cuando uno recuerda períodos de vida difíciles generalmente no siente el dolor que generaron. Uno los llega a narrar como un cuentito, algo que sencillamente ocurrió. A uno se le olvida lo que dolió, pero al cuerpo no. Creo que es hora de comenzar a hablar y a soltar, de la misma forma que, como coach y conferenciante motivacional, le sugiero a otros que lo hagan.  Acabo de añadir una nueva resolución para este año. Les sigo contando. 

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