Cruz destacó que esta técnica es fundamental en situaciones de paro cardíaco, donde cada segundo es crucial para mantener el flujo de oxígeno hacia órganos vitales como el cerebro, el corazón y los pulmones.

“Mientras esperamos la llegada de una ambulancia, realizar compresiones con las manos puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, enfatizó. Además, explicó que la frecuencia ideal es de 100 a 120 compresiones por minuto, con una profundidad de al menos cuatro pulgadas y media, asegurando así una circulación efectiva.

El instructor también explicó que esta técnica es accesible para todas las edades, y no requiere conocimientos médicos previos.

“Cualquiera puede aprender a salvar una vida, desde jóvenes hasta personas mayores. No hay edad para convertirse en héroe”, comentó Cruz.

La actividad incluyó simulaciones interactivas en las que los asistentes pudieron practicar las compresiones bajo supervisión profesional, utilizando tecnología digital para medir la efectividad de cada maniobra. Esta iniciativa busca crear conciencia sobre la importancia de estar preparados para emergencias cardíacas, promoviendo una comunidad más segura y capacitada para salvar vidas.

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