Asimismo, los síntomas de la IPE, como pérdida de peso, diarrea e hinchazón, a menudo no se manifiestan en personas con cáncer de páncreas hasta que la enfermedad se encuentra en etapas avanzadas. La falta de nutrientes necesarios puede llevar a la pérdida drástica de peso, malabsorción y deficiencias nutricionales, según Frank G. Gress, MD, jefe de gastroenterología y hepatología en el hospital Mount Sinai South Nassau en Oceanside.

Un artículo publicado en febrero de 2022 en ESMO Open: Cancer Horizons señala que la IPE es común tanto en casos resecables (tratables con cirugía) como irresecables de cáncer de páncreas. De esta manera, la probabilidad de desarrollar IPE puede depender de factores como la cantidad y las áreas del páncreas que se eliminan durante la cirugía.

Es importante destacar que aunque la IPE puede ocurrir junto con el cáncer de páncreas, no todas las personas con esta enfermedad desarrollan IPE.

Vínculo entre la IPE y el cáncer de páncreas

• Factor de riesgo común: Ambas condiciones comparten un factor de riesgo común: la pancreatitis crónica. Estudios sugieren que las personas con pancreatitis crónica tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de páncreas. La pancreatitis crónica, inflamación a largo plazo del páncreas que resulta en daño permanente, también puede llevar a la IPE, especialmente cuando la condición es severa.
• Cirugía para el cáncer de páncreas: La cirugía para el cáncer de páncreas puede provocar IPE. La prevalencia de IPE después de la extirpación total del páncreas es del 100%, en comparación con el 74% después de una pancreaticoduodenectomía y el 67 al 80% después de una pancreatectomía distal. La extirpación significativa del páncreas durante la cirugía para el cáncer puede aumentar la probabilidad de desarrollar IPE.
• Localización del tumor en la cabeza del páncreas: Si el cáncer de páncreas bloquea completamente el conducto pancreático, que conecta el páncreas con el conducto biliar, puede resultar en IPE severa. La obstrucción en la cabeza del páncreas impide que los jugos digestivos salgan del órgano, exacerbando la IPE.

Tratamiento de la IPE junto con el cáncer de páncreas

El tratamiento general para la IPE es similar tanto para personas con cáncer de páncreas como para aquellas sin la enfermedad. La terapia principal para la insuficiencia pancreática es la terapia de reemplazo enzimático pancreático (PERT). Estas enzimas pancreáticas se administran en forma de píldoras con receta y suplen al cuerpo con las enzimas que no puede producir por sí mismo.

Las enzimas pancreáticas se toman con alimentos y ayudan a aliviar los problemas digestivos, la pérdida de peso, la malabsorción y las deficiencias vitamínicas asociadas con la IPE. PERT también puede reducir el dolor asociado con la IPE al disminuir la carga sobre el páncreas para producir la cantidad necesaria de enzimas digestivas. Según Gress, las enzimas pancreáticas también han demostrado frenar la progresión de la pancreatitis crónica.

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Es posible que su médico también le recomiende tomar suplementos vitamínicos, especialmente si tiene dificultades para digerir vitaminas liposolubles como las vitaminas A, D, E y K.

Aunque algunas investigaciones sugieren que el tratamiento de la IPE con antioxidantes como el selenio, zinc y betacaroteno puede ayudar a mejorar la pancreatitis crónica y frenar la progresión al cáncer de páncreas, aún se necesita más evidencia para incorporar esto como parte del tratamiento estándar.

¿La IPE conduce al cáncer de páncreas?

Es crucial entender que la IPE no causa cáncer de páncreas; sin embargo, el cáncer de páncreas puede causar IPE. Ambas condiciones comparten un factor de riesgo común, que es la pancreatitis crónica. La IPE surge cuando el páncreas no produce suficientes enzimas digestivas.

Aunque la IPE no causa cáncer de páncreas, este último puede causar IPE. Esto puede deberse a la obstrucción del conducto pancreático por el tumor o a la cirugía para extirpar total o parcialmente el páncreas.

Es decir, la IPE no causa cáncer de páncreas, pero el cáncer de páncreas puede causar IPE. Ambas condiciones comparten la pancreatitis crónica como un factor de riesgo común. El tratamiento oportuno de la IPE es esencial para garantizar una buena calidad de vida y prevenir complicaciones graves.

Fuentes: Medical News Today y Every Day Health

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¿Cuál es la función del páncreas?

El páncreas mide aproximadamente 6 pulgadas (15 centímetros) de largo y se parece a una pera de costado. Su función consiste en la secreción de hormonas, incluida la insulina, para ayudar a que el cuerpo procese el azúcar de los alimentos que consume. También produce jugos digestivos para ayudar al organismo a digerir los alimentos y absorber los nutrientes.

¿Cómo se origina este tipo de cáncer?

El cáncer de páncreas ocurre cuando las células del páncreas desarrollan mutaciones en su ADN. De esta manera las células que crecen incontrolablemente y continúan viviendo después de que las células normales mueren. Estas células que se acumulan pueden formar un tumor.

La mayoría de los cánceres de páncreas comienzan en las células que recubren los conductos del páncreas. Este tipo de cáncer se llama adenocarcinoma pancreático o cáncer exocrino pancreático.

Con menos frecuencia, el cáncer puede formarse en las células productoras de hormonas o en las células neuroendocrinas del páncreas. Estos tipos de cáncer se denominan tumores neuroendocrinos pancreáticos, tumores de células de islotes o cáncer pancreático endocrino.

¿Cuáles son los factores de riesgo de cáncer pancreático?

El tener un factor de riesgo, o incluso muchos, no significa que usted padecerá cáncer. Además, algunas personas que llegan a presentar la condición puede que tengan pocos o ninguno de los factores de riesgo conocidos.

En sentido general, el cáncer de páncreas es más común en pacientes que:

• Fuman
• Tienen diabetes
• Inflamación crónica del páncreas (pancreatitis)
• Tienen una dieta rica en grasas, y baja en frutas y verduras
• Poseen antecedentes familiares de síndromes genéticos que pueden aumentar el riesgo de cáncer, incluidos una mutación del gen BRCA2, síndrome de Lynch y síndrome familiar de melanoma maligno atípico de lunar (FAMMM, por sus siglas en inglés)
• Presentan antecedentes familiares de cáncer de páncreas
• Son obesos
• Son de edad avanzada, ya que a la mayoría de las personas se les diagnostica después de los 65 años de edad

Según las estadísticas, los hombres son ligeramente más propensos a padecer cáncer de páncreas que las mujeres. Esto se debe, al menos en parte, a un mayor consumo de tabaco.

Asimismo, las personas de raza negra tienen una probabilidad ligeramente mayor de padecerlo en comparación con las personas de raza blanca. Las razones no están claras, pero puede que sea por mayores índices de algunos otros factores de riesgo para el cáncer pancreático, tales como diabetes, tabaquismo y el sobrepeso.

¿Cuáles son los síntomas más comunes de cáncer de páncreas?

Es posible que el cáncer de páncreas no cause signos o síntomas tempranos. Cuando se presentan pueden incluir:

• Ictericia (coloración amarillenta de la piel y el blanco de los ojos)
• Materia fecal de color claro
• Orina de color oscuro
• Dolor en la parte superior o media del abdomen y la espalda
• Picazón en la piel
• Diagnóstico reciente de diabetes o diabetes existente que se vuelve más difícil de controlar
• Pérdida de peso sin razón conocida
• Pérdida de apetito
• Sensación de mucho cansancio

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Cirugía

Un nuevo método permite realizar la cirugía laparoscópicamente en algunos de los principales centros de cáncer.

Para ello, el cirujano hace pequeñas incisiones en el vientre en lugar de una grande. Luego se introducen instrumentos quirúrgicos largos y delgados y una diminuta cámara de vídeo a través de estos cortes para realizar la operación.

Las ventajas de esta operación son palpables, ya que las personas a menudo se recuperan de la misma con más rapidez. Sin embargo, es una cirugía compleja. Aún se valoran los pros y contras de este procedimiento en comparación con el tradicional y qué pacientes podrían beneficiarse más del mismo.

Radioterapia

Existen opciones contempladas en diferentes estudios, que incluyen la radioterapia intraoperatoria. Esta consiste en una sola dosis grande de radiación administrada a las áreas del cáncer en el quirófano al momento de la cirugía.

También se está valorando la radiación con rayos de protones, para la cual se utiliza un tipo especial de radiación que podría causar menos daño a las células normales adyacentes.

Quimioterapia

En el caso de la quimioterapia, se valora la combinación de gemcitabina con otros medicamentos para extender la vida del paciente.

Terapias dirigidas

Muchos tipos de células cancerosas, incluyendo las del cáncer pancreático, contienen ciertas proteínas sobre su superficie que estimulan su crecimiento. A estas se les llama receptores del factor de crecimiento.

En este momento están bajo estudio varios medicamentos dirigidos al receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR). Uno de ellos, conocido como erlotinib (Tarceva), ya ha sido aprobado para su uso junto con la gemcitabina.

Por otra parte, todos los cánceres dependen de nuevos vasos sanguíneos para obtener los nutrientes para su crecimiento. Para bloquear el crecimiento de estos vasos y con esto destruir el tumor por falta de nutrición, los científicos han elaborado medicamentos contra la angiogénesis. Estos medicamentos se están probando en estudios clínicos para pacientes con cáncer de páncreas.

Inmunoterapia

Según la American Cancer Society, algunos estudios de los tratamientos en terapias inmunitarias han mostrado resultados prometedores.

Tal es el caso de las vacunas para estimular la respuesta inmunitaria del cuerpo ante las células cancerosas del páncreas. Estas, contrario a las vacunas contra las infecciones, están diseñadas para ayudar a tratar, no prevenir, el cáncer de páncreas. Una de las posibles ventajas de estos tipos de tratamientos es que suelen tener muy pocos efectos secundarios.

Terapia según el paciente

Existen algunos medicamentos que parecen surtir mejor efecto si se pueden encontrar ciertos tipos de mutaciones en los tumores de los pacientes.

Por ejemplo, el erlotinib puede ser más eficaz en las personas cuyos tumores tienen un cambio particular en el gen EGFR. Así también pudieran existir algunas alteraciones genéticas que afectan el rendimiento de la gemcitabina en determinado paciente.

Por eso identificar marcadores que pueden predecir el rendimiento de un medicamento antes de ser administrado es una importante área de investigación dentro de los tratamientos para el cáncer de páncreas.

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Con apenas treinta y ocho años de edad, Vanessa fue diagnosticada con cáncer de páncreas. Para ella y su familia fue una enorme sorpresa debido a que ella siempre había llevado una vida activa, realizaba ejercicio físico y tenía una buena alimentación.

«Yo me sentía muy agotada y pasaba mucho tiempo con sueño. Un día, sin ser asmática, tuve un episodio de dificultad respiratoria y yo misma decidí ir al médico para que me evaluara», nos comenta sobre sus primeras experiencias con la enfermedad.

Cuando descubrió lo que ocurría

El diagnóstico no se hizo esperar y Vanessa descubrió que tenía uno de los cánceres más agresivos. Ella nos asegura que los primeros momentos fueron difíciles, pero que ella decidió afrontarlo y no perder la esperanza a pesar de todo.

«Hay que tener mucho coraje», nos afirma. Y es que descubrir que en este tipo de cáncer la tasa de supervivencia es de tan solo cinco años es una noticia muy desalentadora.

No obstante, Vanessa decidió luchar y no perder tiempo alguno para recibir ayuda médica. En pocos días ya tomaba un vuelo a Chicago para recibir atención.

«Tuve que dejar a mi familia, a mi hija y todo lo que tenía en Puerto Rico», narra Vanessa.

En menos de un mes fue operada pues, adicionalmente, su riñón izquierdo había dejado de funcionar por la compresión realizada por el tumor. La cirugía de pancreatectomía distal duró trece horas, nos comenta.

«Me removieron el cuerpo y la cola del páncreas. Me dejaron solamente el 33% del páncreas. Me extirparon también el bazo y la vesícula. Adicionalmente, en la operación se dieron cuenta que el tumor también se había extendido hasta el colon. También me tuvieron que extraer el colon»

cuenta Vanessa.

Nuestra mente es poderosa

Después de la cirugía donde se extirpó parte del tumor, Vanessa inició su tratamiento con quimioterapias durante seis meses. Terapias que fueron muy bien toleradas por ella y que, según nos cuenta, considera que se debió en gran parte a su mente.

«A mí casi no se me cayó el cabello y nunca tuve vómitos. Yo decía que eso eran solo vitaminas. Aunque veía cómo poco a poco mi cabello y mis uñas se caían, yo seguía arreglándome. Es importante que en estos procesos hagamos lo que nos gusta», confesó.

Según nos cuenta, a pesar de que eran tiempos muy difíciles, ese tiempo lo dedicó a ella misma. Afortunadamente, el nivel de su cáncer se redujo gracias a este tratamiento y no fue necesario recurrir a las radiaciones.

Superando las expectativas

Ya han pasado ocho años desde que Vanessa fue diagnosticada con cáncer; y aunque la tasa de supervivencia para su enfermedad es al menos cinco años, ella sigue aquí disfrutando los regalos que le da su vida.

A pesar de que el cáncer le ha provocado llevar una vida menos activa ella ha querido ver el lado bueno de la enfermedad y considerarla un cambio positivo en su manera de ver la vida. «Ahora veo el mundo desde otro punto de vista», comenta Vanessa.

Su mensaje para todos

«Somos humanos y sé que una noticia difícil, cualquiera que sea, nos afecta. Pero hay que afrontarlo. Yo tuve mis días difíciles pero quería que me vieran como una mujer valiente. De nada me servía quejarme. Una persona con cáncer no puede estar deprimida. Tiene que estar bien y siempre positiva. Los problemas debemos afrontarlos y cambiar nuestra mentalidad»,

finalizó Vanessa.

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