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Síndrome de las piernas inquietas, ¿de qué se trata?

El Síndrome de las Piernas Inquietas (SPI), también conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno neurológico que afecta aproximadamente al 7-10% de la población mundial. Se caracteriza por una necesidad incontrolable de mover las piernas, generalmente acompañada de sensaciones incómodas que se agravan durante la noche, interfiriendo significativamente con el sueño. Según la Fundación Nacional del Sueño, hasta el 85% de las personas con SPI sufren de insomnio crónico empeorando la calidad de vida.

El SPI no solo perturba el sueño, sino que también está asociado con otros problemas de salud graves. Las personas con este trastorno tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y pueden experimentar una disminución en la función cognitiva debido a la falta de sueño reparador.

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La Dra. Joan Rivera Ortiz, psicóloga clínica especializada en Psicología Positiva y Neurociencia, comenta: «El SPI es una condición debilitante que va más allá del simple malestar físico. La interrupción constante del sueño puede llevar a problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, exacerbando aún más la carga del síndrome en los pacientes».

Los síntomas del SPI suelen presentarse o empeorar durante la noche, lo que lleva a un ciclo vicioso de insomnio y fatiga diurna. Según estadísticas de la Fundación Willis-Ekbom, aproximadamente el 80% de las personas con SPI también padecen movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño (PLMS), que son movimientos repetitivos y bruscos que pueden ocurrir cada 20 a 40 segundos y durar toda la noche. Este trastorno puede ser tan severo que algunos pacientes pueden despertarse hasta 20 veces por noche, lo que tiene un impacto devastador en su vida diaria.

Tratamiento

En algunos casos, los cambios en el estilo de vida, como la reducción de la cafeína y el alcohol, el establecimiento de una rutina de sueño regular y la práctica de ejercicio moderado, pueden ser efectivos. Sin embargo, en casos más graves, puede ser necesario el uso de medicamentos.

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«Es fundamental que las personas con síntomas de SPI busquen ayuda médica temprana», señala el Dr. Matthew Anastasi, especialista en medicina deportiva en Mayo Clinic. «Un diagnóstico y tratamiento adecuados pueden mejorar significativamente la calidad del sueño y, en consecuencia, la calidad de vida de los pacientes».

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