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Relación entre la artritis psoriásica y el sueño

La artritis psoriásica (AP) es una enfermedad crónica autoinmune que afecta tanto a la piel como a las articulaciones, causando inflamación, dolor y rigidez. Esta condición, que se presenta en aproximadamente el 30% de las personas con psoriasis, tiene un impacto significativo en la calidad del sueño de los pacientes. Según la Arthritis Foundation, hasta el 84% de las personas con artritis psoriásica reportan problemas de sueño, que van desde el insomnio hasta la apnea del sueño.

Los trastornos del sueño en pacientes con artritis psoriásica pueden deberse a diversos factores. El dolor y la incomodidad nocturna son los principales culpables, pero también se ha identificado una relación entre la inflamación sistémica y la alteración de los ciclos de sueño. La inflamación crónica puede afectar la producción de melatonina, una hormona crucial para el sueño reparador, exacerbando así los problemas de sueño.

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El sueño reparador ayuda a reducir la inflamación, mejora la función inmunológica y alivia el dolor. La Asociación Colombiana de Reumatología destaca que los pacientes que logran mantener un patrón de sueño saludable experimentan una reducción en la severidad de los síntomas y una mejor calidad de vida en general.

Investigaciones han demostrado que la falta de sueño puede exacerbar los síntomas de la artritis psoriásica. Un estudio publicado en el Journal of Rheumatology encontró que los pacientes con AP que dormían menos de seis horas por noche tenían un 30% más de probabilidad de reportar altos niveles de dolor y fatiga en comparación con aquellos que dormían entre siete y ocho horas.

Estrategias para mejorar el sueño

  1. Manejo del dolor: El uso de medicamentos antiinflamatorios y analgésicos antes de dormir puede ayudar a reducir el dolor nocturno.
  2. Higiene del sueño: Mantener una rutina de sueño regular, evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse y crear un ambiente de sueño cómodo y oscuro.
  3. Terapias de relajación: Técnicas como la meditación, el yoga y la terapia cognitivo-conductual pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, mejorando así el sueño.
  4. Tratamiento de comorbilidades: Abordar problemas de salud subyacentes, como la apnea del sueño, puede mejorar significativamente la calidad del sueño.
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