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¿Qué hay en tus tampones? Investigaciones revelan metales tóxicos y sustancias químicas

El uso de productos menstruales, como tampones, toallas sanitarias y protectores diarios, es una parte integral de la vida para muchas personas. Se estima que una persona que menstrua pasará aproximadamente cinco años de su vida reproductiva utilizando cerca de 11,000 productos menstruales. Sin embargo, recientes investigaciones han levantado preocupaciones sobre la seguridad de estos productos, revelando la presencia de metales pesados y sustancias químicas potencialmente tóxicas.

Hallazgos recientes sobre metales pesados en tampones

Un estudio piloto ha detectado la presencia de plomo y arsénico en tampones tanto orgánicos como no orgánicos. Aunque los niveles encontrados fueron bajos, la detección de estos metales pesados en productos que están en contacto directo con las membranas mucosas es motivo de preocupación. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) señala que no existe un nivel seguro de exposición al plomo, lo que amplifica las inquietudes sobre los posibles riesgos para la salud.

El estudio, realizado por Kathrin Schilling, profesora adjunta de ciencias de la salud ambiental en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, analizó 30 tampones de 14 marcas diferentes adquiridos en tiendas y minoristas online en Estados Unidos, Reino Unido y Grecia. Los resultados revelaron una concentración promedio de 100 nanogramos por gramo de plomo y 2 nanogramos por gramo de arsénico en los tampones. Aunque los niveles de arsénico eran cinco veces más bajos que los límites actuales permitidos en el agua potable, el hallazgo de plomo, que superaba por diez veces los niveles permitidos en el agua potable, es particularmente alarmante.

Impacto potencial en la salud

El plomo es conocido por ser tóxico y puede causar una serie de problemas de salud, incluyendo trastornos en el sistema nervioso y efectos negativos en la salud reproductiva. El arsénico, aunque menos estudiado en este contexto, también está asociado con problemas de salud graves, como cáncer y enfermedades cardiovasculares.

La investigación aún no ha determinado si estos metales pesados pueden filtrarse del tampón al cuerpo. La permeabilidad del tejido vaginal podría permitir la absorción de estas sustancias, pero se necesita más investigación para confirmar este riesgo potencial. Amanda Hils, portavoz de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), ha indicado que la FDA planea evaluar el estudio y tomar las medidas necesarias para proteger la salud de los consumidores.

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¿Por qué ocurre esto?

Los tampones suelen estar hechos de algodón o una mezcla de algodón y rayón, una fibra semisintética derivada de la pulpa de madera. El plomo y el arsénico son elementos naturales presentes en la corteza terrestre, y las plantas pueden absorber estos metales del suelo y el agua. La contaminación ambiental, proveniente de la industria, la minería y otras fuentes, también puede contribuir a la presencia de metales pesados en los productos menstruales.

Además de los metales pesados, se han encontrado otras sustancias químicas en los productos menstruales que pueden ser preocupantes. Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), plastificantes conocidos como ftalatos y compuestos orgánicos volátiles (COV) se han asociado con una serie de efectos adversos en la salud. Los PFAS, por ejemplo, son «químicos permanentes» utilizados para hacer que los productos sean resistentes al agua y las manchas, y se han relacionado con problemas hormonales, cáncer y otros problemas de salud. Los ftalatos, presentes en muchos productos de consumo, también se han vinculado con problemas reproductivos y alteraciones hormonales.

Estudios y recomendaciones sobre sustancias químicas

Un análisis realizado por Mamavation y Environmental Health News en colaboración con el Instituto de Ciencias Verdes de la Universidad Carnegie Mellon en 2022 encontró PFAS en el 48% de las toallas sanitarias y protectores diarios analizados, así como en el 22% de los tampones y el 65% de la ropa interior para el período. Estos hallazgos subrayan la necesidad de una mayor regulación y control sobre los productos menstruales.

El estudio de febrero de 2023 sobre PFAS descubrió que estas sustancias pueden alterar las vías hormonales y metabólicas necesarias para el crecimiento y el desarrollo en niños y adultos jóvenes. Los PFAS también se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer de riñón y problemas de colesterol.

Recomendaciones para el uso de productos menstruales

Para reducir el riesgo asociado con el uso de tampones y otros productos menstruales, se recomienda seguir las siguientes prácticas:
Cambio regular: Cambia los tampones cada 4 a 8 horas para minimizar el riesgo de síndrome de shock tóxico (TSS), una infección bacteriana grave.
Uso nocturno: Evita usar tampones durante la noche o por períodos prolongados para reducir el riesgo de TSS.
Menor absorción: Utiliza el tampón con la menor capacidad de absorción posible que sea necesaria para tu flujo menstrual.
Higiene: Lávate las manos antes y después de insertar o retirar un tampón para prevenir la propagación de bacterias.
Atención a síntomas: Si experimentas síntomas inusuales como dolor, secreción o reacciones alérgicas, suspende el uso de tampones y consulta a un profesional de la salud.

Aunque los estudios recientes revelan niveles bajos de plomo y arsénico, y la presencia de otras sustancias químicas preocupantes, la investigación continúa para entender completamente los riesgos asociados. Mientras tanto, es importante seguir las recomendaciones de uso seguro y mantenerse informado sobre nuevos hallazgos y regulaciones para proteger la salud.

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