Prevención de la enfermedad arterial periférica en diabéticos: Consejos de la Dra. Paola Mansilla Letelier
La enfermedad arterial periférica (EAP) es una complicación grave, especialmente para aquellos que padecen diabetes. Esta condición afecta las arterias que transportan sangre a las extremidades, y su aparición puede estar estrechamente relacionada con el descontrol de los niveles de azúcar en sangre. En este extenso artículo, conversamos con la Dra. Paola Mansilla Letelier, endocrinóloga de adultos y presidenta de la Sociedad para la Obesidad y Síndromes Asociados (SOS), sobre cómo prevenir la EAP si eres diabético.
Entrevista a la Dra. Paola Mansilla Letelier
Al abordar el vínculo entre la diabetes y la EAP, la Dra. Mansilla explicó que una de las principales razones por las que las personas con diabetes son propensas a desarrollar esta condición es el efecto inflamatorio del exceso de azúcar en sangre. «El azúcar actúa como un agente inflamatorio», señala la doctora. «Con el tiempo, los componentes inflamatorios se acumulan en las paredes de las arterias, formando placas ateromatosas que reducen el flujo sanguíneo.»
Este proceso inflamatorio no solo afecta a las arterias periféricas, sino que también puede comprometer la salud cerebral, aumentando el riesgo de desarrollar problemas cognitivos como la demencia y, en casos más graves, el Alzheimer. Según la Dra. Mansilla, estas complicaciones, aunque serias, son prevenibles si se controlan adecuadamente los niveles de azúcar en sangre.
¿Cómo se puede prevenir la enfermedad arterial periférica?
La Dra. Mansilla destaca que el primer paso es controlar los niveles de glucosa en sangre para evitar la formación de estas placas ateromatosas. Para los diabéticos, es fundamental mantener la hemoglobina glicosilada (A1C) por debajo del 7%. «Una vez que se realiza el diagnóstico de diabetes, el objetivo es controlar los niveles de azúcar en sangre», explica.
Controlar los niveles de azúcar requiere un esfuerzo consciente tanto en la alimentación como en el monitoreo regular de los niveles de glucosa. «Después de comer, queremos que la glucosa esté por debajo de 180 mg/dL, y en ayunas, por debajo de 130 mg/dL», añadió la doctora. Mantener estos parámetros puede ayudar a prevenir complicaciones como la EAP, enfermedades renales y problemas cardíacos.
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Además de controlar los niveles de azúcar, la doctora también subraya la importancia de adoptar hábitos alimenticios saludables. «Es fundamental evitar los productos procesados y la comida rápida», recalca. Aconseja a los pacientes que lean las etiquetas de los productos para detectar los azúcares añadidos. «No debemos consumir más de 7 gramos de azúcares añadidas al día para mujeres y 32 gramos para hombres.»
Alimentación y prevención
Una parte crucial de la prevención de la EAP es conocer la diferencia entre carbohidratos simples y complejos. Los carbohidratos simples, como el pan blanco y el arroz blanco, elevan rápidamente los niveles de azúcar en sangre. Por el contrario, los carbohidratos complejos, que incluyen vegetales y legumbres, contienen fibra, lo que permite una liberación más lenta y controlada del azúcar. «Es vital entender la diferencia entre estos dos tipos de carbohidratos», afirma la Dra. Mansilla.
Un ejemplo común que menciona la doctora es el consumo de jugos. «No es lo mismo comer una naranja entera, que contiene fibra, que beber un jugo de naranja, donde la fibra se ha eliminado.» Esta distinción es crucial para mantener niveles de glucosa estables y prevenir complicaciones.
La Dra. Mansilla también utiliza un ejercicio simple para ayudar a los pacientes a visualizar la cantidad de azúcar que consumen. «Una cucharadita de azúcar equivale a aproximadamente 4 gramos», explica. Con esto en mente, menciona que una sola lata de refresco puede contener entre 30 y 40 gramos de azúcar, lo que ya supera el límite diario recomendado para una mujer.
Hábitos que marcan la diferencia
La Dra. Mansilla recalca que los pacientes diabéticos deben realizarse chequeos rutinarios para detectar posibles complicaciones. «Como endocrinólogos, evaluamos a nuestros pacientes anualmente», comenta. Esto incluye revisar la sensibilidad y los pulsos en los pies para detectar posibles signos de mala circulación. Las personas con diabetes deben también aprender a monitorear su propio cuerpo, revisando los pies regularmente en busca de signos de hongos o pérdida de sensibilidad, lo que podría indicar problemas circulatorios.
Uno de los aspectos más interesantes que menciona la Dra. Mansilla es la relación entre los hongos en las uñas y la diabetes. «Los hongos se alimentan de azúcar, por lo que es más común encontrarlos en pacientes diabéticos, especialmente si tienen descontrolada su glucosa.» Esta acumulación de azúcar en el cuerpo crea un ambiente ideal para que prosperen infecciones, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves si no se tratan adecuadamente.
Obesidad y enfermedad arterial periférica
Otro factor que puede influir en el desarrollo de la EAP es el sobrepeso. «El sobrepeso aumenta los niveles de inflamación en el cuerpo, lo que puede afectar la circulación venosa«, indica la doctora. El exceso de peso puede dañar las válvulas en las venas, lo que conduce a hinchazón y dolor en las piernas, síntomas comunes de la EAP.
Para aquellos que desean mejorar su alimentación, la Dra. Mansilla sugiere evitar los pasillos centrales del supermercado, donde suelen estar los productos procesados, y concentrarse en comprar en los bordes del supermercado, donde se encuentran los productos frescos como frutas y verduras. Además, aconseja observar los carritos de otros compradores como una forma de autoevaluación. «Si ves que alguien tiene un carrito lleno de productos procesados y la persona parece tener sobrepeso, eso puede ser una señal para reflexionar sobre tus propias elecciones alimenticias.»
Como dice la Dra. Mansilla: «La salud es una necesidad que todos debemos abordar, y cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de contribuir.»
Prevenir la EAP y otras complicaciones relacionadas con la diabetes es posible con una educación adecuada, un cambio en los hábitos alimenticios y un monitoreo constante de la salud.
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