Obesidad y salud emocional: Una guía médica según la Dra. Milliette Alvarado-Santiago
En el marco del Primer Simposio de Diabesidad, la Dra. Milliette Alvarado-Santiago, endocrinóloga, ofreció una visión profunda sobre la complejidad del sobrepeso y la obesidad, abordando los factores subyacentes, las herramientas de evaluación y las opciones de tratamiento.
La obesidad es una de las condiciones más prevalentes en los Estados Unidos y Puerto Rico, con serias implicaciones para la salud pública. Según la Dra. Alvarado, “la obesidad es la condición crónica más común en los Estados Unidos, afectando al 40 % de los adultos”, y en Puerto Rico, la situación no es menos alarmante, con una prevalencia de entre el 30 % y el 35 %.
Evaluación inicial: Identificar la causa del aumento de peso
El enfoque inicial de la Dra. Alvarado para el tratamiento de la obesidad comienza con una evaluación exhaustiva para descartar posibles causas médicas. “Lo primero que debemos considerar al evaluar a un paciente con sobrepeso es identificar si existe alguna condición subyacente que esté contribuyendo al aumento de peso. Nuestro enfoque inicial consiste en descartar que el aumento de peso sea secundario a alguna condición médica”, explicó.
Esto implica una revisión detallada del historial médico, la realización de un examen físico completo y la solicitud de pruebas de laboratorio para determinar si la obesidad es un síntoma de otra patología, como problemas hormonales o metabólicos, o si está comenzando a causar problemas de salud adicionales debido al exceso de grasa corporal.
Una vez descartadas otras causas médicas, la Dra. Alvarado y su equipo trabajan en la identificación de patrones de conducta que podrían estar afectando el peso del paciente.
“Queremos saber cuándo comenzó el aumento de peso y cómo ha evolucionado. Algunos pacientes pueden identificar un momento específico en su vida, mientras que otros han lidiado con la obesidad desde la niñez o la pubertad. En el caso de muchas mujeres, observamos que el aumento de peso se produce durante la perimenopausia”.
Importancia del historial y evolución del peso
El historial médico del paciente es clave para diseñar un tratamiento eficaz. La Dra. Alvarado subraya la importancia de conocer cómo ha sido la evolución del peso a lo largo del tiempo. “Preguntamos cuánto pesaba el paciente hace 5, 10 años, o incluso hace un mes. Queremos ver si el aumento ha sido gradual o si ha habido algún cambio repentino”. Este tipo de análisis permite identificar si el aumento de peso está relacionado con eventos específicos, como la pandemia, el sedentarismo, cambios laborales o factores emocionales, como el matrimonio, el divorcio o el embarazo.
Este enfoque permite personalizar el tratamiento, considerando también si el paciente ha intentado perder peso en el pasado y qué métodos ha utilizado. “Exploramos si el paciente ha intentado perder peso antes, qué métodos ha utilizado y con qué resultados. Esto nos ayuda a diseñar un tratamiento más personalizado y efectivo”.
Medicamentos y hábitos alimenticios
Otro aspecto fundamental en la evaluación es investigar si el paciente ha utilizado medicamentos de venta libre, con receta o dispositivos para bajar de peso. “Es importante conocer los medicamentos que los pacientes están tomando antes de considerar prescribirles algún tratamiento para la pérdida de peso. Hay ciertos medicamentos que podrían ser una contraindicación”, señala la Dra. Alvarado. Por ejemplo, en personas con diabetes, es necesario ajustar las dosis de insulina u otros medicamentos una vez que comienzan a perder peso, para evitar complicaciones como la hipoglucemia.
Un factor crucial es que muchos pacientes no son conscientes de que algunos de los medicamentos que toman habitualmente pueden contribuir al aumento de peso. “Muchos pacientes no saben que medicamentos para la depresión, antipsicóticos, glucocorticoides como la prednisona o dexametasona, y algunos tipos de terapias hormonales, están asociados con el aumento de peso”. Es esencial tener en cuenta estos factores antes de iniciar un tratamiento para bajar de peso.
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Junto a la medicación, los hábitos alimenticios del paciente son un pilar importante del tratamiento. “Nos enfocamos en la calidad de la alimentación, no solo en la cantidad. En los últimos años, ha habido un cambio en los hábitos alimenticios. Muchas personas tienden a picar durante todo el día, en lugar de hacer comidas planificadas”. Esto puede dificultar el control del peso, por lo que la Dra. Alvarado subraya la importancia de investigar si el paciente tiene acceso a alimentos saludables o si depende de la comida rápida, ya sea por motivos de costo o conveniencia debido a las exigencias laborales.
Otro aspecto que examina la Dra. Alvarado es si los pacientes están utilizando la comida como una forma de manejar sus emociones. “Muchos me comentan que comen por razones emocionales, y esto es algo que debemos abordar. La comida puede convertirse en un mecanismo de escape, y en estos casos es importante trabajar tanto en la nutrición como en la parte emocional”.
Evaluación del entorno y hábitos de alimentación
El entorno del paciente también es un factor importante que puede influir en los hábitos alimenticios y, por ende, en el control del peso. “Queremos saber con quién vive el paciente, quién cocina en casa y si tienen un lugar designado para comer o suelen hacerlo frente al televisor o la computadora. Sentarse tranquilamente a comer es fundamental”, menciona la Dra. Alvarado. Este hábito, conocido como “mindfulness” o conciencia plena al comer, permite a las personas estar más atentas a las señales de su cuerpo, como la saciedad, y evitar comer en exceso.
“Comer sin atención, frente a la televisión o haciendo otras cosas, nos lleva a ignorar las señales que nos dicen que ya estamos llenos, lo que puede contribuir al aumento de peso”, advierte. El mindfulness durante las comidas es una herramienta que puede ayudar a los pacientes a recuperar el control sobre sus hábitos alimenticios y aprender a escuchar a su cuerpo.
Actividad física y limitaciones médicas
La actividad física es otro componente fundamental para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad. “Queremos saber si el paciente ha realizado alguna actividad física para perder peso o mantenerlo, y si existen barreras que le impiden hacerlo”. La Dra. Alvarado menciona que, en muchos casos, el sobrepeso está asociado a condiciones como la artritis o el dolor en las articulaciones, lo que puede dificultar el ejercicio. Además, algunas personas no tienen acceso a espacios seguros para realizar actividad física, como parques o pistas de atletismo.
Evaluar estas limitaciones es esencial para diseñar un plan de ejercicio que sea seguro y efectivo para el paciente. “Es fundamental adaptar la actividad física a las capacidades del paciente, porque no se trata solo de perder peso, sino de mejorar la salud general”.
Herramientas de medición: Más allá del BMI
El índice de masa corporal (IMC) es una de las herramientas más comunes para medir el sobrepeso y la obesidad, pero la Dra. Alvarado enfatiza que no siempre es la herramienta más precisa. “El BMI nos ayuda a establecer un riesgo de enfermedad cardiovascular a nivel poblacional, pero a nivel individual puede subestimar o sobreestimar el sobrepeso”, indica.
Para pacientes con mayor masa muscular o disminución de la masa muscular, el BMI puede no reflejar con precisión el porcentaje de grasa corporal. En estos casos, la Dra. Alvarado recomienda otras herramientas como la bioimpedancia eléctrica o las pinzas de pliegue cutáneo, que miden el grosor de los pliegues de la piel. “La bioimpedancia utiliza una corriente para calcular cómo esta pasa por los distintos tejidos del cuerpo, como el músculo, la grasa y el hueso, para determinar el porcentaje de grasa corporal”, explica. Estas herramientas permiten obtener una evaluación más precisa de la composición corporal del paciente.
Además del BMI y la bioimpedancia, la circunferencia de la cintura es un indicador importante del riesgo cardiovascular. “La circunferencia de la cintura es particularmente importante en pacientes con un BMI entre 25 y 35, ya que una circunferencia aumentada en este rango está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares”.
Metas realistas para la pérdida de peso
Uno de los desafíos más comunes que enfrentan los pacientes es establecer metas realistas para la pérdida de peso. La Dra. Alvarado aclara que ya no se trata de decirle al paciente que debe perder una cantidad fija de libras, sino que se trabaja en porcentajes de peso inicial. “Si un paciente pesa 200 libras, se le puede indicar que pierda un 5 % o un 10 % de su peso, lo que suele traducirse en una cantidad de libras. Pero lo importante es mejorar su salud general”.
La Dra. Alvarado hace énfasis en la importancia de educar al paciente sobre el tiempo que toma perder peso de manera saludable. “Recomendamos una tasa de pérdida de peso saludable de entre una a dos libras por semana. Aunque algunos pacientes pueden perder más o menos, esta es la pauta general que garantiza una pérdida de peso sostenible a largo plazo”.
“Muchos pacientes quieren bajar de peso rápido, pero una pérdida de peso acelerada no es saludable. Siempre les digo que una pérdida de entre 4 a 10 libras por mes es una tasa saludable”. Sin embargo, esta tasa puede variar, especialmente en pacientes con un peso inicial más alto, quienes pueden experimentar una pérdida de peso más drástica al principio del tratamiento.
Intervenciones adicionales: medicamentos y cirugía
En algunos casos, los cambios en el estilo de vida pueden no ser suficientes para alcanzar las metas de pérdida de peso. “En esos casos, consideramos la opción de medicamentos para bajar de peso o incluso cirugía, dependiendo de las metas del paciente”, indica la Dra. Alvarado. Sin embargo, es importante tener en cuenta las posibles contraindicaciones de los medicamentos y ajustar las dosis de otros tratamientos que el paciente pueda estar recibiendo.
Un enfoque individualizado
Al final del día, la clave para el éxito en el tratamiento de la obesidad radica en un enfoque personalizado. “Lo más importante es entender que cada individuo necesita una evaluación médica personalizada. Lo que funcionó para un amigo o vecino no necesariamente funcionará para nosotros. Cada caso es único”, concluye la Dra. Alvarado.
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