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Obesidad infantil y cambios urgentes en Puerto Rico

Cuando pensamos en diabetes y obesidad, es común que lo asociemos con adultos, pero estas condiciones están afectando cada vez más a niños y adolescentes. La Dra. Sheila Pérez Colón, endocrinóloga pediátrica, aborda esta alarmante tendencia en una entrevista con BeHealth, señalando que el diagnóstico de estas condiciones en edades tempranas se ha incrementado de forma preocupante en Puerto Rico y otras partes del mundo.

La obesidad infantil: Una epidemia silenciosa

La obesidad infantil ha crecido de manera alarmante. Según datos recientes del CDC, hasta el 2020, alrededor de 14.7 millones de niños y adolescentes en los Estados Unidos padecían obesidad. La Dra. Pérez Colón resalta:

«Estamos viendo un aumento significativo de estos diagnósticos en niños. La obesidad es una condición que no solo afecta la apariencia física de los niños, sino que conlleva un riesgo importante para su salud a largo plazo«. En Puerto Rico, esta problemática es particularmente evidente, con un número creciente de casos de obesidad y diabetes tipo 2 en niños.

La Dra. Pérez Colón subraya que la obesidad debe ser entendida como una condición médica seria, y no solo como una cuestión estética: «Siempre hablo de la ‘condición’ de la obesidad porque no es simplemente una característica física; es un factor de riesgo para desarrollar otras enfermedades, como la diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares«.

La influencia de la cultura alimentaria: Cambiar viejas costumbres

Uno de los factores clave detrás de esta creciente epidemia es la cultura alimentaria, especialmente en Latinoamérica. Muchas generaciones crecieron bajo la idea de que debían «limpiar el plato», lo que llevó a una relación poco saludable con la comida.

«Crecí escuchando que debíamos comer todo lo que se nos servía. Incluso se nos ofrecían jugos de naranja o manzana dos veces al día porque se creía que eran saludables debido a su contenido de vitamina C», explica la Dra. Pérez Colón.

Sin embargo, hoy en día se reconoce que, aunque estos jugos aportan nutrientes, también son fuentes de grandes cantidades de azúcar.

La Dra. Pérez Colón enfatiza: «Queremos cambiar esa práctica de ofrecer jugo todos los días. Lo ideal es que los niños beban agua, y si queremos que obtengan los nutrientes de la fruta, es mejor darles la fruta entera, que contiene fibra». La fibra es esencial porque ralentiza la absorción del azúcar, evitando los picos de glucosa que pueden contribuir al desarrollo de diabetes tipo 2.

Por ello, si se va a consumir jugo, recomienda que sea hecho en casa para controlar la cantidad de azúcar y asegurar que sea lo más natural posible.

Alimentación en la infancia: El impacto en el futuro

La Dra. Pérez Colón es clara en cuanto a la importancia de la alimentación desde que los niños son pequeños. Lo que comemos en los primeros años de vida moldea nuestros hábitos alimenticios para el futuro. El primer alimento que ofrecemos a los niños influye en cómo su cerebro procesa los sabores y lo que considerarán normal en su dieta más adelante.

Además, recalca que los padres deben predicar con el ejemplo. «No podemos exigir a nuestros hijos que coman vegetales o ensaladas si nosotros no lo hacemos. Los niños aprenden por imitación, así que es crucial que toda la familia adopte hábitos alimenticios saludables«, comenta. Crear un ambiente en el que los alimentos nutritivos formen parte natural de la dieta familiar ayuda a los niños a desarrollar una relación positiva con la comida.

La importancia de la actividad física: No es solo un deber, es parte del bienestar

La actividad física es otro pilar fundamental en la lucha contra la obesidad infantil. La Dra. Pérez Colón enfatiza que no se trata de obligar a los niños a hacer ejercicio, sino de ayudarlos a encontrar una actividad que disfruten:

«La clave es que los niños comprendan que el ejercicio es parte de una vida saludable y no una obligación». Forzarlos a realizar una actividad que no les gusta solo generará rechazo.

Los padres también juegan un papel importante en este aspecto. «El ejercicio debe ser un hábito compartido por toda la familia. Los niños necesitan ver que sus padres también hacen ejercicio y lo disfrutan. Esto no solo fomenta el bienestar físico, sino que también fortalece el vínculo familiar», afirma la doctora. El objetivo es que el ejercicio se convierta en parte de la rutina diaria, como algo natural y placentero, no como una tarea forzada.

El sueño: Un factor clave en la salud de los niños

Otro factor que contribuye a la obesidad infantil y que a menudo pasa desapercibido es el sueño. La Dra. Pérez Colón subraya que dormir bien es fundamental para el equilibrio hormonal y la toma de decisiones alimenticias.

«Si no dormimos lo suficiente, nuestras hormonas se desajustan. Esto nos hace más propensos a tomar malas decisiones alimenticias al día siguiente, como comer más de lo que necesitamos o buscar alimentos altos en azúcar y grasas», comenta.

En general, los niños necesitan entre 8 y 10 horas de sueño cada noche, dependiendo de su edad. Para garantizar que los niños descansen adecuadamente, la doctora recomienda establecer una rutina nocturna. «Es importante preparar el ambiente antes de ir a la cama. Aproximadamente dos horas antes de dormir, debemos empezar a bajar la energía en casa: podemos darles un baño, bajar las luces y apagar los dispositivos electrónicos».

La exposición a las pantallas, como la del iPad o el televisor, afecta la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. «Hoy en día, los niños están expuestos constantemente a pantallas, lo que interfiere con su capacidad para conciliar el sueño. Es recomendable apagar estos dispositivos al menos dos horas antes de dormir», sugiere la Dra. Pérez Colón. Leerles un libro o hacer actividades tranquilas puede ser una excelente manera de ayudarlos a relajarse y dormir mejor.

La diabetes tipo 2 en niños: Un problema que va en aumento

La diabetes tipo 2, que solía asociarse principalmente con los adultos, está afectando cada vez más a niños. La Dra. Pérez Colón menciona que este tipo de diabetes está directamente relacionada con la obesidad y los hábitos alimenticios poco saludables.

«La diabetes tipo 2 es muy diferente a la tipo 1, que es una enfermedad autoinmune. La tipo 2 se desarrolla debido a malos hábitos alimenticios y falta de actividad física», señala.

Cuando un niño consume grandes cantidades de azúcar de manera constante, el cuerpo libera insulina para equilibrar el nivel de glucosa en sangre. Sin embargo, si esto ocurre con demasiada frecuencia, el páncreas se fatiga y la insulina se vuelve menos efectiva. «El cuerpo se cansa y, con el tiempo, se desarrolla resistencia a la insulina, lo que eventualmente lleva a la diabetes tipo 2», explica.

Lee más: Impacto del sueño, estrés y hormonas en el manejo del peso corporal

El manejo de la diabetes tipo 2 en niños puede ser complicado, pero la Dra. Pérez Colón insiste en que la clave está en regresar a lo básico: una alimentación saludable y ejercicio regular. «El ejercicio es crucial porque ayuda a reducir los niveles de azúcar en la sangre. Los músculos tienen receptores que absorben esa glucosa, lo que ayuda a mantener los niveles de azúcar bajo control», señala.

Tratamientos disponibles para la diabetes tipo 2 en niños

En cuanto a los tratamientos, la Dra. Pérez Colón menciona que existen opciones tanto orales como inyectables que han sido aprobadas para su uso en niños. «Algunos de estos tratamientos, como los agonistas de GLP-1, ayudan a controlar la saciedad y los niveles de azúcar en sangre», explica. No obstante, enfatiza que estos tratamientos deben complementarse con un cambio en el estilo de vida, ya que la base del tratamiento sigue siendo una alimentación adecuada y el ejercicio regular.

Síntomas de la diabetes: ¿Qué debemos vigilar?

Detectar la diabetes tipo 2 en los niños puede ser complicado, ya que los síntomas no siempre son evidentes. La Dra. Pérez Colón señala que uno de los síntomas más comunes es el aumento en la frecuencia urinaria. «Si un niño que usualmente va al baño cinco veces al día de repente empieza a ir cada hora, o si empieza a tener accidentes nocturnos, puede ser un signo de alarma», advierte.

Otro síntoma a tener en cuenta es el aumento insaciable del apetito. «Si el niño come constantemente pero nunca se siente satisfecho, o si tiene una fatiga constante, es importante llevarlo al médico para una evaluación», aconseja. Además, la polidipsia, o sed excesiva, es otro signo importante que no debe pasarse por alto. «Un niño que está constantemente sediento puede estar mostrando signos de diabetes tipo 2, especialmente si también presenta otros síntomas», menciona la doctora.

Educar sin castigar: Un enfoque necesario

Para los padres, manejar la alimentación de un niño con sobrepeso o en riesgo de desarrollar diabetes puede ser un desafío. La Dra. Pérez Colón aboga por un enfoque de educación en lugar de castigo. «No podemos regañar a los niños por sus elecciones alimenticias, debemos educarlos y guiarlos hacia hábitos más saludables», señala. En lugar de premiar a los niños constantemente con dulces o alimentos poco saludables, sugiere recompensarlos con actividades recreativas o experiencias que fomenten la conexión familiar. «Debemos romper el ciclo de usar la comida como recompensa, ya que esto puede crear una relación poco saludable con la alimentación».

Cambios pequeños que hacen una gran diferencia

Finalmente, la Dra. Pérez Colón concluye con un mensaje alentador: «No es demasiado tarde para hacer cambios en la alimentación de nuestros hijos. Reducir el consumo de jugos y alimentos ultraprocesados, aumentar el agua y las frutas frescas, y fomentar la actividad física en familia son pequeños pasos que pueden marcar una gran diferencia en la salud a largo plazo». Añadir estos cambios a una rutina familiar puede no solo prevenir la obesidad y la diabetes tipo 2, sino también mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias.

Mira aquí la entrevista completa:

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Redacción BeHealth

Grupo multimedios especializado en promover la preservación de la salud física, mental y emocional.

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