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Bienestar General

Obesidad infantil en Puerto Rico: un desafío complejo y urgente

La obesidad infantil es una problemática que ha cobrado relevancia en Puerto Rico, afectando la salud y el bienestar de muchos niños en la isla. Esta condición no solo tiene consecuencias físicas, sino también emocionales y sociales, que se extienden al entorno familiar y escolar.

«La obesidad infantil es una de las condiciones crónicas más comunes en la pediatría,” afirma la Dra. Marina Ruiz, quien enfatiza que este problema requiere atención especializada. En enero de 2023, la Comisión de Enfermedades Crónicas lanzó una nueva guía para el manejo de la obesidad infantil, subrayando la necesidad de tratar esta condición como una enfermedad médica compleja.

Un problema en aumento

En la actualidad, 14.4 millones de niños en los Estados Unidos están en riesgo de complicaciones relacionadas con la obesidad.

“Es relevante señalar que debemos abordar esta condición con seriedad», destaca la Dra. Ruiz. Los números son alarmantes: el porcentaje de niños con obesidad ha aumentado del 5% en los años 60 al 19% en 2017-2018, y se espera que continúe creciendo. Para el año 2050, muchos de estos niños estarán en la adultez, lo que representa una preocupación tanto para la salud pública como para los médicos que trabajan en este campo.

La Dra. Ruiz señala que «el costo de vida de un niño de 10 años puede ascender a 14 billones de dólares debido a complicaciones como la resistencia a la insulina y la prediabetes«. Esta cifra no solo refleja el impacto económico, sino también las implicaciones en la calidad de vida de estos niños. Además, el efecto en la salud mental es significativo; incluso aquellos que no son obesos pueden sufrir las consecuencias, lo que complica aún más el tratamiento de la obesidad.

Crecimiento y sobrepeso: una relación delicada

La obesidad infantil presenta características únicas en comparación con la obesidad en adultos. «Los niños están en crecimiento y, a menudo, aumentan de peso más rápidamente que su crecimiento normal,” explica la Dra. Ruiz. Este aumento de peso, si no se controla, puede resultar en problemas de salud a largo plazo.

Según la Dra. Ruiz, cuando un niño alcanza una curva que supera el percentil 95%, se le considera con sobrepeso, mientras que aquellos en el percentil 85% ya están en riesgo. Esta tendencia es motivo de creciente preocupación, especialmente dado que se han publicado datos recientes que indican un aumento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños.

«Antes, se pensaba que un poco más de ejercicio y una dieta equilibrada eran suficientes para abordar el problema, pero la realidad es más compleja», señala la Dra. Ruiz. Para los niños de 6 años en adelante con sobrepeso, recomienda la participación en programas intensivos de modificación de conducta familiar. Estos programas pueden requerir hasta 26 horas de intervención durante un período de 2 a 12 meses, lo que puede ser un desafío considerable para muchas familias que luchan por encontrar tiempo en sus apretadas agendas.

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Un enfoque integral y colaborativo

La Dra. Ruiz enfatiza que «el problema de la obesidad infantil es amplio y multifacético”. Para abordar esta situación de manera efectiva, es crucial adoptar un enfoque integral que considere todos los factores involucrados. Si no se toman medidas adecuadas en la infancia, las complicaciones que surjan en la adultez pueden ser mucho más graves, generando una carga adicional sobre el sistema de salud.

En su práctica, la Dra. Ruiz ha comenzado a observar un aumento en los casos de sobrepeso y obesidad. “A menudo, la primera referencia que hago para un niño con sobrepeso u obesidad es a un psicólogo o psiquiatra», comparte. Cambiar la mentalidad y la percepción del niño sobre su situación es fundamental para el éxito del tratamiento.

«Si no logramos modificar la forma en que piensan y perciben su situación, será difícil que tengan éxito», enfatiza la Dra. Ruiz.

Además de la salud mental, las condiciones ortopédicas pueden surgir como consecuencia del sobrepeso, afectando el crecimiento y provocando problemas como el desplazamiento de la cadera. *“Es importante recordar que la obesidad es una enfermedad crónica», recalca la Dra. Ruiz. Los medicamentos utilizados para tratarla son a largo plazo, similares a los que se prescriben para la hipertensión. Sin embargo, «los medicamentos son relevantes, pero no son una solución única». El compromiso del paciente a cambiar su estilo de vida, incluyendo hábitos alimenticios saludables y actividad física regular, es crucial para lograr un tratamiento exitoso.

La necesidad de prevención

La prevención es esencial en la lucha contra la obesidad infantil. La Dra. Ruiz menciona que «es fundamental que la intervención dure 26 horas a lo largo de 12 meses», ya que la atención continua es clave para el éxito en el tratamiento. Hace años, se realizó un estudio que mostró que hay tres enfoques principales para tratar la obesidad infantil. Sin embargo, «estos enfoques solo son efectivos en ciertas circunstancias», lo que ha llevado al desarrollo de nuevas opciones en el mercado.

La diabetes en niños con sobrepeso es una preocupación creciente, y la Dra. Ruiz advierte sobre la importancia de considerar otros factores, como las condiciones genéticas, que pueden requerir tratamientos específicos. «Se puede lograr un cambio, pero requiere esfuerzo», destaca. Cuando un niño ya ha alcanzado un cierto peso, revertirlo se vuelve más complicado que prevenirlo desde el principio.

Para lograr un impacto duradero, es esencial fomentar hábitos saludables desde la lactancia. La Dra. Ruiz invita a los padres a «estar al tanto de las vacunas y monitorear el crecimiento de sus hijos». Preguntas como «¿Cuánto pesa mi hijo? ¿Qué puedo hacer para mejorar esta situación?” son fundamentales en este proceso.

Enfocándose en las preferencias del niño

En su consulta, la Dra. Ruiz a menudo escucha preocupaciones sobre el crecimiento y desarrollo de los niños. «Aunque en algunos casos la situación es preocupante, aún hay tiempo para ayudar», afirma. La Dra. Ruiz recalca la importancia de adaptarse a las preferencias de cada niño en cuanto a la alimentación. «Si un niño no disfruta de un plato, no lo comerá. Si no le gusta la ensalada, debemos encontrar otra opción saludable que le guste», aconseja, destacando que cada niño es único y tiene sus propias preferencias.

La obesidad infantil es un problema complejo y multifactorial que requiere un enfoque colaborativo entre médicos, padres, educadores y la comunidad en general.

«Es posible avanzar hacia soluciones efectivas si trabajamos juntos en esto», concluye la Dra. Ruiz. Con un enfoque integral y proactivo, podemos promover hábitos saludables desde la infancia y asegurar un futuro más saludable para nuestros niños, abordando de manera efectiva esta crisis de salud pública en Puerto Rico.

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Redacción BeHealth

Grupo multimedios especializado en promover la preservación de la salud física, mental y emocional.

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