Nuevo descubrimiento revela la causa de la dislexia: un paso más cerca a entender y tratar el trastorno
Solo en Estados Unidos, según las estadísticas, entre el 15% y el 20% de la población sufre de dislexia
La dislexia es una discapacidad de aprendizaje con base neurológica que se manifiesta como graves dificultades para leer, deletrear y escribir palabras y en aritmética, según la American Psychiatric Association (Asociación Americana de Psiquiatría).
Este trastorno del procesamiento del lenguaje puede afectar a todas las formas del idioma: escrito u oral. Puede transcurrir con la omisión de letras, sílabas o palabras completas, o intercambiarlas y agregarlas cuando lees y escribes. O puedes pasar por alto errores cuando escribes y te resulta difícil escribir de forma legible.
La dislexia afecta entre el cinco y el diez por ciento de la población mundial, siendo el trastorno de aprendizaje más común.
Sus síntomas suelen aparecer en la infancia, afectando a los niños entre dos y tres veces más que a las niñas. En el ámbito escolar, estos niños pueden tener dificultades para comprender o explicar el contenido de los textos que leen en clase de lenguaje. Estas dificultades se extienden a cualquier asignatura que involucre lectura y escritura, incluyendo matemáticas, donde incluso resolver ejercicios en formato de texto puede ser un reto.
Además de sus desafíos académicos, quienes tienen dislexia deben enfrentarse a prejuicios sociales, ya que el trastorno persiste durante toda la vida, afectando su experiencia en la escuela, el trabajo y la vida cotidiana.
Por ello, algunas personas con dislexia pueden sentirse «torpes» o «inseguras» debido a la dificultad para identificar palabras o sonidos, lo cual suele generarles vergüenza al leer o expresarse frente a un público.
Algunos de los famosos que padecían el trastorno, se encuentran Albert Einstein, Ludwig van Beethoven, Charles Darwin, Ernest Hemingway, Agatha Christie y Whoopi Goldberg, entre otros.
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El descubrimiento y la posible causa: los cambios del tálamo
A través de un sistema avanzado de resonancia magnética en el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas de Leipzig, los investigadores lograron analizar el tálamo visual en humanos vivos con un nivel de detalle sin precedentes. Este análisis reveló que las personas con dislexia presentan cambios en la función y estructura de la región del tálamo visual sensible al movimiento, siendo estos cambios especialmente evidentes en hombres disléxicos.
El tálamo visual, una región fundamental del cerebro, conecta los ojos con la corteza cerebral y desempeña un papel esencial en el razonamiento, las emociones, el pensamiento, la memoria, el lenguaje y la conciencia.
La información visual de los ojos se procesa en dos partes separadas con tareas diferentes. Una parte es más grande que la otra y procesa principalmente colores. La otra, más pequeña, reconoce movimientos e imágenes que cambian rápidamente.
El estudio, publicado en la revista Brain, incluyó a 25 personas con dislexia y 24 individuos sin el trastorno como grupo de control. Según Katharina von Kriegstein, presidenta de Neurociencia Cognitiva y Clínica en la Universidad Politécnica de Dresde y coautora de la investigación, estos hallazgos abren un camino para futuras investigaciones que profundicen en los mecanismos cerebrales subyacentes a la dislexia.
Un paso más cerca: el estudio abre camino a tratamientos innovadores
Los recientes hallazgos «podrían conducir al desarrollo de nuevos tratamientos y terapias», afirma Christa Müller-Axt, investigadora asociada de la Universidad Politécnica de Dresde y colaboradora en el estudio. Este avance abre una ventana de esperanza para el tratamiento de la dislexia al aportar información detallada sobre las áreas específicas del cerebro implicadas en el trastorno.
Müller-Axt también destacó en el podcast Science Unscripted, de DW, el potencial de «técnicas de neuroestimulación no invasivas» como método para modular la actividad en estas estructuras cerebrales y aliviar algunos síntomas de la dislexia. Aun así, advirtió que será necesario tiempo para desarrollar enfoques terapéuticos efectivos y sostenibles, resaltando la importancia de esta nueva perspectiva en el tratamiento de la dislexia al conocer en mayor detalle su ubicación cerebral: «Si nos centramos en esta zona y modulamos su actividad, realmente podría ayudar a estas personas en el futuro».
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