Más allá de la herencia: cómo tus decisiones preconcepcionales pueden impactar la neurocognición de tus hijos
El Dr. Rogelio Jaca, médico experto en genética de la Universidad Politécnica de Pachuca y colaborador del Biobanco Nacional de Demencias en México, presentó una charla organizada por el Grupo Sinapsis sobre la relación entre la salud reproductiva y la neurocognición. En esta conferencia, el doctor abordó temas críticos sobre cómo el estado de salud de los futuros padres antes de la concepción puede influir en el desarrollo cognitivo de sus hijos, abarcando desde la etapa preconcepcional hasta los factores genéticos y ambientales que afectan la salud mental y física de las futuras generaciones.
En sus palabras, “muchos de los problemas que pueden afectar a nuestros hijos, ya sea al nacer o incluso años después, tienen su origen en la etapa previa a la concepción”. Esta frase sintetiza una de las ideas centrales de su presentación: el impacto de la salud preconcepcional en la calidad de vida de los hijos es profundo y significativo. Sin embargo, pese a la creciente tendencia hacia la planificación familiar, aún muchas parejas no consideran esta etapa preparatoria como esencial para el bienestar del futuro bebé.
La importancia de los cuidados preconcepcionales
El Dr. Jaca destacó que, aunque la planificación preconcepcional es cada vez más común, aún existe una falta de conciencia sobre la importancia de este período. Para muchos, el embarazo surge de forma natural y sin planificación detallada, ignorando aspectos que podrían evitar problemas de salud en el futuro. En ocasiones, los niños nacen con condiciones de salud o síndromes genéticos que pudieron haberse prevenido con ciertos cuidados previos. “La falta de planificación puede llevar a consecuencias inesperadas”, mencionó el Dr. Jaca, enfatizando que un enfoque preventivo antes del embarazo no solo beneficia al bebé, sino también a la estabilidad emocional y económica de la familia.
Según el doctor, los cuidados preconcepcionales no solo deben enfocarse en la madre, sino también en el padre, ya que ambos progenitores contribuyen con su material genético. La salud de los espermatozoides es tan relevante como la de los óvulos, y factores como la dieta, el estilo de vida y los antecedentes genéticos influyen en la calidad del material genético que se transmitirá a los hijos. En este sentido, el Dr. Jaca recomendó que estos cuidados inicien al menos tres meses antes de la concepción, permitiendo que ambos padres adopten hábitos saludables que minimicen los factores de riesgo para el desarrollo del bebé.
Enfermedades genéticas y factores multifactoriales
Uno de los puntos que abordó el Dr. Jaca fue la relación entre enfermedades genéticas y factores ambientales. Aunque las enfermedades genéticas suelen asociarse únicamente con la herencia, en realidad existen condiciones multifactoriales donde se combinan predisposiciones genéticas con factores ambientales. Enfermedades como la hipertensión, la diabetes y el sobrepeso, aunque tienen un componente genético, también están influenciadas por el estilo de vida. Genes como el FTO, conocido popularmente como el “gen del sobrepeso”, pueden predisponer al aumento de peso, pero sus efectos pueden moderarse a través de hábitos saludables.
“Este tipo de enfermedades, aunque tengan una base genética, pueden ser influenciadas y, en cierto grado, prevenidas mediante cambios en nuestro estilo de vida”, explicó el Dr. Jaca. El conocimiento de estas interacciones entre genes y ambiente subraya la importancia de adoptar una dieta equilibrada, realizar actividad física y evitar la exposición a sustancias dañinas antes del embarazo.
Además, el doctor mencionó cómo la edad de los padres puede influir en el riesgo de anomalías genéticas en el bebé. A medida que la edad reproductiva aumenta, también lo hace la probabilidad de errores en el material genético. Por ejemplo, las mujeres mayores de 35 años y los hombres mayores de 40 enfrentan mayores riesgos de tener hijos con problemas como el síndrome de Down o discapacidades cognitivas.
Factores ambientales y su influencia en la genética
En la conferencia, el Dr. Jaca también hizo énfasis en la importancia de proteger el material genético de factores ambientales perjudiciales. Elementos como la radiación ionizante, que puede dañar los cromosomas, o ciertos compuestos presentes en el café y el chocolate, como las xantinas, son factores que pueden influir negativamente en la integridad genética durante la etapa preconcepcional. “Aunque en moderación no suelen causar problemas graves, es preferible limitar su consumo en el período previo al embarazo para minimizar riesgos”, sugirió.
La exposición a la radiación solar, especialmente en horas de alta radiación, es otro factor a considerar. Aunque parezca un aspecto menor, este tipo de radiación puede afectar la calidad del ADN en las células reproductoras, lo que puede influir en el desarrollo neurocognitivo del bebé.
Migración neuronal y neurodesarrollo fetal
Uno de los procesos más delicados durante el desarrollo fetal es la migración neuronal, es decir, el desplazamiento de las neuronas a sus posiciones definitivas en el cerebro. Este proceso se ve afectado por el estado de salud metabólico de la madre, y cualquier alteración puede llevar a problemas en el desarrollo neurocognitivo del bebé. Según el Dr. Jaca, “una migración neuronal defectuosa podría llevar a problemas de aprendizaje o incluso a convulsiones en la infancia o la adolescencia, debido a una mala organización de las neuronas en el cerebro”.
Para minimizar el riesgo de problemas en el desarrollo cerebral del bebé, es crucial que las madres mantengan una dieta adecuada y eviten factores de riesgo como la exposición a teratógenos, sustancias que pueden causar malformaciones. El doctor destacó la importancia de la suplementación con ácido fólico, una vitamina fundamental para el desarrollo del sistema nervioso del feto, recomendando que tanto hombres como mujeres lo tomen al menos tres meses antes de concebir.
El papel de la genética y la prevención en la salud reproductiva
En su presentación, el Dr. Jaca también abordó la diferencia entre enfermedades genéticas y hereditarias, un tema que suele causar confusión. Como ejemplo, explicó el caso del síndrome de Down, que es una condición genética pero no necesariamente hereditaria. Solo en un pequeño porcentaje de los casos (menos del 5%), el síndrome de Down es hereditario, lo que significa que el riesgo de tener un segundo hijo con la misma condición es muy bajo.
Este tipo de conocimientos ayuda a las familias a tomar decisiones informadas sobre la planificación familiar. “Es esencial consultar con un médico especialista en genética antes de tomar decisiones importantes”, indicó el Dr. Jaca, sugiriendo que muchas familias a veces se preocupan en exceso por la posibilidad de transmitir una enfermedad que, en realidad, no es hereditaria.
La consanguinidad y sus riesgos en la salud genética
Otro aspecto importante que mencionó el Dr. Jaca fue la consanguinidad, es decir, la reproducción entre personas con parentesco cercano, como primos. Este factor aumenta el riesgo de enfermedades genéticas debido a la mayor probabilidad de que ambos padres compartan las mismas mutaciones en su ADN. La endogamia, o reproducción dentro de comunidades pequeñas, también aumenta estos riesgos, ya que reduce la diversidad genética. El Dr. Jaca recomendó evitar la reproducción en comunidades cerradas para minimizar el riesgo de transmitir condiciones genéticas a las futuras generaciones.
La salud reproductiva como pilar de la salud familiar
El Dr. Jaca subrayó que la salud reproductiva, abordada de manera preventiva, es un pilar fundamental para asegurar una calidad de vida óptima en las futuras generaciones. La preparación preconcepcional, que incluye la revisión de la historia clínica de ambos padres, el control de condiciones de salud y la adopción de un estilo de vida saludable, puede prevenir numerosos problemas genéticos y neurocognitivos en los hijos. Como dijo el doctor, “si destináramos más esfuerzos y recursos a la medicina preventiva, podríamos reducir considerablemente los gastos en atención a discapacidades, pero más allá del impacto económico, pensemos en el impacto emocional y familiar”.
La conferencia del Dr. Jaca concluyó con un llamado a la conciencia y a la responsabilidad en la planificación familiar. Prepararse para tener hijos no es solo una decisión personal, sino un acto de responsabilidad social que influye en la salud y el bienestar de las futuras generaciones. A través de la prevención y el conocimiento, es posible reducir el riesgo de problemas de salud en los hijos y promover un desarrollo cognitivo saludable desde el momento mismo de la concepción.
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