Mantener un estilo de vida saludable puede mejorar una mala genética
Un estudio realizado donde más de 350,000 personas participaron durante 13 años, sugiere que el balance de de cumplir con una dieta sana, ejercicios y no fumar, alarga la vida de personas que por genética están predispuestos a tener una corta vida.
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La investigación realizada en Islandia, estima que el 4% de la población carga con genotipos que aumentan el riesgo de padecer enfermedades, lo que proporciona una vida más corta.
“Es la primera vez que se realiza una investigación para comprender hasta qué punto un estilo de vida saludable puede contrarrestar la genética”, explica el profesor Xifeng Wu, miembro del departamento de Big Data en Ciencias de la Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang (China).
Según Xifeng Wu, este tipo de estudios se le ofrecen a los profesionales médicos como una “vía de acceso” hacia una medicina más participativa “en la que se alienta al paciente a tomar las riendas de su propia salud”.
“Es un trabajo muy interesante porque hace una valoración conjunta de la genética y los hábitos de vida, para demostrar que la genética, aunque es un factor que actúa de forma independiente sobre la esperanza de vida, no lo tiene todo por decir”, menciona Almudena Beltrán de Miguel, especialista en medicina interna y miembro de la Unidad de Chequeos de la Clínica Universidad de Navarra.
¿Qué realmente es un estilo de vida saludable?
- No fumar
- Consumo de alcohol moderado
- Realizar ejercicios
- Mantener un peso corporal saludable
- Dormir lo suficiente (sueño)
- Seguir una dieta saludable
“En el estudio vimos que todos estos factores pueden compensar significativamente el riesgo genético de una esperanza de vida más corta, pero identificamos una combinación óptima de estilo de vida que ofrecía mejores beneficios para prolongar la vida humana y que contenía cuatro factores de estilo de vida: no fumar, realizar actividad física regular, mantener una duración adecuada del sueño y seguir una dieta saludable”, mencionó Xifeng Wu.
Ángel Gil de Miguel, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, destaca la necesidad de “insistir mucho más” sobre la alimentación y el consumo de azúcares.
“Estamos asistiendo a la aparición cada vez más habitual de una diabetes tipo 2 en personas de 50 años, cuando antes esta enfermedad debutaba a partir de los 65″, mencionó.
También en la educación sanitaria, Ángel Gil de Miguel considera que habría que empezar “cada vez un poco antes” a hablar de lo que son estilos de vida saludables.
“Hay que empezar desde la escuela a crear esos hábitos, porque lo que se ha visto en otros estudios es que, si a ti te forman en buenos hábitos de pequeño, eso marca y se queda grabado. Y sí, es posible que de los 18 a los 35 hagas el salvaje, pero a partir de los 40 aquello que aprendiste de pequeño vuelve”, compartió el catedrático.
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