Ivelisse Olivera, la lucha y superación de una madre ante el diagnóstico de alopecia en su hijo
La alopecia es una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo, pero su impacto puede ser especialmente difícil cuando afecta a los más pequeños. En BeHealth tuvimos la oportunidad de conocer la historia de Ivelisse Olivera, madre de un niño que ha sido diagnosticado con alopecia desde muy temprana edad. Ellos no solo han logrado superar los desafíos médicos, sino que además son portavoces de la Fundación de Alopecia de Puerto Rico. Acompañados por su experiencia, podemos entender cómo han afrontado este reto familiar con valentía y aceptación.
Recibiendo el diagnóstico: Un golpe inesperado
Al iniciar la entrevista, le preguntamos a Ivelisse sobre el impacto inicial del diagnóstico en su familia. Ella recuerda el momento con claridad:
«Fue un momento muy impactante. Mi hijo tenía apenas un año cuando comenzó a perder su cabello de manera rápida, prácticamente en una semana se le cayó por completo. Fue una situación muy estresante porque no entendíamos qué estaba pasando. Consultamos con varios médicos y le prescribieron tratamientos tópicos, pero al aplicarlos notábamos que le irritaban mucho el cuero cabelludo, lo que le hacía llorar de desesperación. Por esa razón, decidimos no continuar con el tratamiento”.
Cuando su hijo alcanzó los dos años, la alopecia se había vuelto universal, lo que significaba la pérdida total de todo el vello corporal. En ese punto, la familia decidió no seguir buscando más tratamientos. «Afortunadamente, su salud general no se vio afectada, y decidimos dejarlo así. Él creció conociéndose tal como es y se siente bien consigo mismo», agregó.
Una lección de aceptación
Muchos padres, al ver una condición progresiva en sus hijos, se enfrentan a la difícil decisión de continuar o detener tratamientos. Ivelisse y su familia no fueron la excepción. Ante la pregunta sobre si dudaron en retomar algún tratamiento, ella respondió:
«Sí, lo pensamos. Pero después de investigar más, nos dimos cuenta de que su salud era lo más importante, y que su cabello no lo definía como persona. Si algún día le vuelve a crecer, bienvenido sea, pero mientras tanto, él está sano y se siente bien con su apariencia”.
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Hace unos meses, Ivelisse descubrió un medicamento aprobado por la FDA para la alopecia y decidió consultarlo con su hijo. Le mostró fotos de pacientes tratados con ese medicamento, pero la respuesta de su hijo fue clara:
«Me dijo que quería seguir así, tal como está. Me dijo: ‘Quiero ser así, porque así sé quiénes serán mis verdaderos amigos, los que me quieran tal como soy’».
Este comentario dejó a Ivelisse profundamente emocionada. Se dio cuenta de que había sembrado en su hijo una semilla de autoaceptación. «Se acepta tal como es, y eso no lo afecta,» añadió con orgullo.
La importancia de inculcar valores y confianza
A lo largo de la entrevista, Ivelisse destacó cómo la confianza y los valores inculcados en su hijo han sido fundamentales para su bienestar emocional. Nos comentó que, a pesar de su condición, él no ha permitido que esto afecte su manera de relacionarse con los demás:
«En la escuela, en el vecindario, en el pueblo… Donde quiera que va, él llama la atención, pero no por su condición, sino por su forma de ser. Es muy sociable, siempre ha sido alegre y simpático desde pequeño. La gente a veces me dice: ‘Tú eres la mamá de ese niño tan encantador,’ y yo les respondo que sí».
Este carácter fuerte y carismático ha permitido que su hijo se gane el respeto y la admiración de quienes lo conocen, demostrando que la alopecia no lo define.
El papel de la Fundación de Alopecia de Puerto Rico
Además de su fortaleza familiar, Ivelisse y su hijo encontraron un gran apoyo en la Fundación de Alopecia de Puerto Rico, especialmente durante los momentos más difíciles. «La fundación ha sido una bendición para nosotros, especialmente cuando mi hijo estaba comenzando la escuela», mencionó. En esa etapa, su hijo experimentó episodios de bullying debido a su condición. Ivelisse recuerda una ocasión particular que le permitió abordar este tema de frente:
«Un niño se le quedó mirando y empezó a reírse: ‘¡Ja ja, mira, ese niño es calvo!’ Cuando subimos al carro, le pregunté a mi hijo si esto le pasaba a menudo y me respondió que sí, pero que no me lo había contado porque no le daba importancia. Me dijo: ‘Ellos no saben lo que tengo, el problema es de ellos, no mío, porque no tienen el conocimiento’» .
Este incidente fue clave para que la Fundación ofreciera una charla en la escuela, educando a los estudiantes sobre la alopecia. «A partir de ese momento, todo mejoró muchísimo», dijo Ivelisse.
Un futuro lleno de esperanza
Al final de la entrevista, preguntamos a Ivelisse qué espera para el futuro de su hijo. Con una sonrisa llena de orgullo, expresó:
«Espero lo mejor del mundo para él. No es solo porque sea mi hijo, pero es un niño muy bueno, cariñoso y respetuoso. Hemos trabajado mucho para inculcarle esos valores, y confío en que será un hombre de bien en el futuro».
La historia de Ivelisse y su hijo es un recordatorio de que, frente a cualquier adversidad, la autoaceptación y el apoyo familiar son esenciales para superar los desafíos. Con la ayuda de la Fundación de Alopecia de Puerto Rico, esta familia ha encontrado la manera de transformar una situación difícil en una oportunidad para educar y empoderar a otros.
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