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Impacto del exceso de trabajo en la salud: estrés, ansiedad y mucho más

El aumento del estrés, la ansiedad, la lumbalgia y la hipertensión arterial son solo algunas de las repercusiones que el exceso de trabajo puede tener sobre la salud. Si alguna vez has pasado largas jornadas laborales en la oficina, seguramente conoces bien estas consecuencias. Pero mientras algunos profesionales debaten sobre la viabilidad de una semana laboral de cuatro días, ciertos países y empresas parecen ir en la dirección contraria. Por ejemplo, en julio de 2023, Grecia aprobó una ley que permite a algunas empresas implementar semanas laborales de seis días, y Samsung exige a sus ejecutivos trabajar seis días a la semana. Esto plantea una pregunta crucial: ¿qué impacto tiene trabajar tantas horas en nuestra salud?

El riesgo global del exceso de trabajo

Un informe de 2021 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) concluyó que trabajar muchas horas (más de 55 a la semana) fue responsable de aproximadamente 745,000 muertes por accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas en 2016, un aumento del 29% desde el año 2000. 

El investigador Alexis Descatha, del Hospital y Universidad de Angers-Inserm en Francia, asegura que el exceso de trabajo se ha convertido en la primera enfermedad profesional del mundo. Aunque se ha defendido durante mucho tiempo la semana laboral de 40 horas como un equilibrio adecuado entre el trabajo y la vida personal, estudios recientes sugieren que incluso esta cantidad de horas podría ser perjudicial para la salud.

Consecuencias del trabajo prolongado

El impacto negativo del exceso de trabajo puede manifestarse de dos maneras: de forma directa e indirecta. Directamente, el estrés acumulado por largas jornadas laborales mantiene al cuerpo en un estado constante de alerta, elevando los niveles de cortisol, lo que a su vez altera el sistema inmunitario y aumenta los niveles de azúcar en sangre. Con el tiempo, este estrés crónico puede dar lugar a problemas graves como hipertensión, ansiedad, depresión, cardiopatías, y trastornos del sueño.

Indirectamente, trabajar demasiadas horas reduce el tiempo disponible para dedicarlo a actividades esenciales como el descanso, el ejercicio y una alimentación saludable. De acuerdo con Descatha, esta falta de equilibrio empeora los efectos del estrés y otras condiciones. A largo plazo, estos efectos acumulativos pueden comenzar a manifestarse entre los 50 y 60 años, como revela el informe de la OMS y la OIT.

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El riesgo de permanecer sentado muchas horas

El sedentarismo es otro factor relacionado con las largas jornadas laborales. En trabajos de oficina, los empleados suelen pasar entre ocho y diez horas sentados cada día, lo que aumenta significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 o la hipertensión arterial. Según investigaciones de Aidan Buffey, de la Universidad de Limerick, los riesgos de estar sentado durante largos periodos se disparan cuando el tiempo sedentario supera las 11 horas diarias.

Para reducir estos riesgos, los expertos recomiendan realizar al menos 150 minutos de actividad física a la semana y tomar descansos breves a lo largo del día, como caminar unos minutos o cambiar a un escritorio de pie.

La paradoja de la actividad física en el trabajo

Curiosamente, en trabajos manuales, donde la actividad física es mayor, también se ha observado un aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Este fenómeno, conocido como la “paradoja de la actividad física”, ocurre porque la intensidad y duración de la actividad física en estos empleos es más difícil de regular, lo que somete al cuerpo a un estrés crónico del que no puede recuperarse adecuadamente.

Flexibilidad laboral: clave para el bienestar

La flexibilidad en el trabajo, tanto en términos de horarios como en la capacidad para gestionar responsabilidades, ha demostrado ser crucial para mitigar el impacto negativo de las largas horas laborales. Aquellos empleados que tienen control sobre su entorno laboral y horarios tienden a experimentar menos estrés y mejores resultados en términos de salud mental, incluyendo un menor riesgo de depresión y ansiedad.

Aunque las largas jornadas laborales están claramente asociadas con diversos riesgos para la salud, la solución no radica únicamente en reducir el número de horas trabajadas, sino también en implementar medidas que promuevan la flexibilidad y el equilibrio entre la vida laboral y personal. Países como Islandia y Dinamarca, donde la semana laboral se ha reducido considerablemente, ya están mostrando los beneficios de este enfoque en la salud y bienestar de los trabajadores.

La idea de vivir para trabajar, en lugar de trabajar para vivir, sigue siendo un tema de debate en muchos países. Sin embargo, las investigaciones recientes subrayan la importancia de adoptar modelos laborales más flexibles y humanos que prioricen la salud y el bienestar a largo plazo.

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Redacción BeHealth

Grupo multimedios especializado en promover la preservación de la salud física, mental y emocional.

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