Por iniciativa de la comunidad de Intramed y con el respaldo de profesionales apasionados por el humanismo médico, arrancó el primer webinar de una serie dedicada a la bioética. Bajo el lema de pensar, deliberar y humanizar la práctica profesional, el encuentro convocó a más de un centenar de asistentes de distintos países.
Una semilla que germina
“Este ciclo va a tener cuatro encuentros. Este es el primero. Para algunos será un repaso, para otros la primera aproximación a la bioética”, explicó Leonardo Vialato, jefe de contenidos de Intramed, al dar la bienvenida. La propuesta nace del deseo de abordar temas que cruzan la medicina con los dilemas éticos del día a día.
La primera charla estuvo a cargo de Adriana Rufa, abogada y bioeticista argentina, quien compartió su camino desde el derecho hacia la bioética:
“Mi profesión no me daba el marco conceptual para encontrar respuestas. La bioética fue abrir ventanas hacia otros saberes”, dijo.
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¿Qué es la bioética?
En lugar de definirla de forma rígida, Rufa propuso entenderla como una disciplina que está “en todas partes, aunque no la veamos”, parafraseando a Santiago Nino. Y lo ilustró con una metáfora:
“La bioética no es solo medicina, ni solo filosofía, ni ecología, ni derecho… es una confluencia que nos ayuda a decidir mejor”.
Desde la eutanasia hasta la inteligencia artificial, pasando por la confidencialidad de los datos, los dilemas que aborda la bioética no se quedan en los libros. “Todos los días, quienes trabajamos en salud enfrentamos situaciones con dilemas morales”, agregó Vialato.
De las revoluciones a los principios
Rufa explicó que la bioética surge como respuesta a dos revoluciones: la tecnológica, que trajo avances vertiginosos (como los trasplantes o la IA), y la médico-sanitaria, que replanteó la relación médico-paciente.
“El médico dejó de ser el padre que todo lo sabe, y el paciente empezó a reclamar su derecho a decidir”.
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En ese contexto nacen los principios bioéticos que orientan esta disciplina: no maleficencia, beneficencia, autonomía y justicia. “Estos principios nos dan un marco teórico para abordar cada caso, pero no hay recetas únicas. La bioética es deliberación”, dijo Rufa.
Los comités: espacios para pensar juntos
Una de las herramientas más poderosas de la bioética son los comités, que no juzgan conductas, sino que acompañan al profesional en la toma de decisiones difíciles. Así lo explicó Romina Rísolo, médica pediatra y coordinadora de la Comisión de Bioética del Colegio Médico de la Provincia de Buenos Aires.
“Los comités son necesarios para respetar la dignidad humana y los derechos del paciente. No están para sancionar, sino para deliberar en equipo”.
Para graficar su importancia, Rísolo recordó el tristemente célebre Estudio Tuskegee, en el que el gobierno de EE. UU. mantuvo sin tratamiento a cientos de pacientes afroamericanos con sífilis durante 40 años, incluso después del descubrimiento de la penicilina.
“Fue el periodismo quien lo denunció. Y eso derivó en el Informe Belmont, que establece los principios éticos para la investigación con seres humanos”.
Escuchar al otro, incluso cuando no piensa como tú
“La bioética no se trata de tener razón, sino de escuchar al otro”, dijo Rufa. “Vivimos en sociedades diversas y eso requiere una ética democrática, pluralista y transcultural”.
También insistió en que el consentimiento informado no es un papel para firmar, sino un proceso de diálogo con el paciente.
“El paciente tiene derecho a decidir con autonomía. Nuestra responsabilidad es explicarle con claridad, en un lenguaje que entienda”.
La bioética no es solo para los médicos
Uno de los llamados más fuertes fue a difundir la bioética más allá del ámbito sanitario. “En algún momento todos somos pacientes. Este conocimiento debe llegar a la comunidad”, sostuvo Rufa.
Rísolo, que también impulsa el podcast Diarios de Bioética, coincidió:
“Muchas personas viven dilemas bioéticos sin saberlo. ¿Qué hacer si un familiar entra en coma? ¿Cómo afrontar una decisión difícil sobre un tratamiento? Saber que existen estas herramientas puede marcar la diferencia”.
Una invitación a parar y pensar
“La bioética implica una actitud reflexiva. No hacer las cosas en automático. Ser conscientes de nuestra responsabilidad”, concluyó Rufa.
“En definitiva, queremos vivir en una sociedad mejor y humanizar la medicina”.
Este ciclo es una invitación a mirar de nuevo cómo tomamos decisiones en salud. Porque, como dijeron varias veces durante el encuentro, «aunque no la veamos, la bioética siempre está».