Durante períodos de estrés emocional o físico, es importante priorizar el autocuidado y adoptar estrategias para manejar tanto el estrés como los síntomas de la artritis psoriásica. Practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga puede ayudar a reducir la tensión muscular y el malestar emocional. Además, mantener una rutina de ejercicio suave, como caminar o nadar, puede mejorar la flexibilidad y fortalecer los músculos al tiempo que proporciona un alivio del estrés.

La artritis psoriásica está relacionada con otras enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal, el lupus y la tiroiditis autoinmune. Esta asociación puede ser el resultado de factores genéticos y mecanismos inmunológicos compartidos. Es importante que las personas con artritis psoriásica estén conscientes de esta conexión y se sometan a un seguimiento regular con su médico para detectar cualquier signo de otras enfermedades autoinmunes y recibir un manejo integral que aborde tanto los síntomas articulares como las condiciones adicionales.

La genética juega un papel importante en la artritis psoriásica, aunque otros factores también influyen en su desarrollo. Los genes del sistema HLA están asociados con un mayor riesgo. Para entender mejor tu propio riesgo genético, considera hablar con un especialista en genética o reumatología. Aunque la genética es solo una parte del cuadro completo, comprender tu predisposición genética puede ser útil para una gestión más informada de la enfermedad.