Funciones ejecutivas y procesamiento sensorial en niños, qué son y su importancia escolar
Las funciones ejecutivas y el procesamiento sensorial son dos elementos clave en el desarrollo escolar. Las funciones ejecutivas comprenden las habilidades y capacidades del niño para procesar y organizar sus acciones en las actividades cotidianas.
Estas funciones incluyen diversos mecanismos relacionados con la coordinación de procesos mentales que intervienen en la resolución de problemas, la interacción social, la comunicación, la afectividad y la motivación, siendo fundamentales para regular la conducta.
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El desarrollo de las funciones ejecutivas depende de la maduración de las áreas frontales del cerebro. Esta maduración comienza en la infancia y se consolida gradualmente, alcanzando un desarrollo significativo entre los cuatro y dieciocho años, y disminuyendo en la vejez. Un déficit en estas funciones durante la infancia puede derivar en trastornos que afectan el aprendizaje.
Por otro lado, el procesamiento sensorial se refiere a la capacidad de organizar las sensaciones para generar conductas adaptadas. Los sentidos aportan información tanto del entorno como del propio cuerpo, y este proceso cerebral interpreta los estímulos sensoriales.
Existe una relación directa entre el procesamiento sensorial y las funciones ejecutivas, por lo que un déficit en el procesamiento sensorial puede limitar el funcionamiento adecuado de las funciones ejecutivas.
En este contexto, la terapia ocupacional desempeña un papel crucial en el desarrollo y evaluación de las funciones ejecutivas y el procesamiento sensorial. Esta evaluación puede incluir pruebas estandarizadas, entrevistas y observación para obtener una visión completa de las fortalezas y debilidades del niño.
Los terapeutas ocupacionales aplican diversas técnicas para mejorar las funciones ejecutivas, que pueden incluir ejercicios de entrenamiento cognitivo, estrategias de memoria y actividades de resolución de problemas. Por ejemplo, los rompecabezas y los juegos de memoria ayudan a perfeccionar habilidades cognitivas específicas. Además, los terapeutas enseñan a los niños estrategias compensatorias para gestionar sus déficits en funciones ejecutivas, como el uso de agendas, aplicaciones y dispositivos de asistencia.
En el caso de niños con déficits de funciones ejecutivas relacionados con condiciones neurológicas, pueden aprender a utilizar herramientas tecnológicas que les faciliten el proceso de aprendizaje.
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De esta manera, los terapeutas ocupacionales capacitan a los niños para desarrollar estrategias que mejoren su funcionamiento y desempeño ocupacional, permitiéndoles competir académicamente, participar en actividades básicas de la vida diaria, el juego y otras actividades significativas.