Frutas, vegetales y otros tips para pacientes con hepatitis
Una de las dudas más frecuentes cuando se escucha hablar de la hepatitis tiene que ver con la alimentación. Hoy te dejaremos algunos tips para que disfrutes de frutas que no solo benefician tu salud, sino que son deliciosas para tus papilas gustativas.
Lo primero que debes saber es que la dieta en esta población es indispensable y se deben incluir alimentos “de fácil digestión, baja en grasas, equilibrada y cocinada de forma simple, a la plancha o al vapor y sin el uso de condimentos o salsas”, según documentan los expertos en el tema.
En esa línea, se recomienda que los pacientes con la condición ingieren alimentos ricos en vitaminas y otros nutrientes que fortalezcan el sistema inmunológico como manzana, pera, piña, uva, papaya, naranja, mango, banana, uvas, toronja, fresas, frambuesas, limón, ciruela, moras y arándanos.
Los beneficios
Aunque no lo creas, lo que consumes tiene gran incidencia tanto en tu progreso como en el retroceso de la condición de hepatitis, por lo que tienes que saber las bondades que las mencionadas frutas traen para tu salud.
De acuerdo con la literatura médica, y de algunos nutricionistas, varios de los antes descritos frutos te aportan fibra, folato, potasio y vitaminas A, C y B6.
Además, sumadas a las frutas, también hay otros alimentos que te benefician como los vegetales: las berenjenas, tomate, berros, alcachofas, ajo y cebolla, entre otros, aportan los nutrientes necesarios para que la condición no te afecte tanto.
Además, existen algunas grasas saludables, como aceite de oliva, aceite de aguacate, nueces, nuez de Brasil y aceite de linaza, que pueden aportar ciertos beneficios para tu salud como paciente con hepatitis.
Alimentos prohibidos
Así como hay alimentos que te aportan nutrientes, vitaminas y otros suplementos bastante beneficiosos, existen otros que no te recomendamos para nada debido a su carga negativa, sustancias, entre otros. Algunos de ellos son:
- Alcohol.
- Mariscos crudos (o poco cocinados).
- Lácteos.
- Frutas y vegetales mal lavados (inclusive crudos).
- Café.
- Chocolate.
- Bebidas gaseosas.
Ten en cuenta que las recomendaciones anteriores son generales, por lo que es recomendable consultar con un nutricionista experto sobre lo que puedes y no consumir.