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Estrategias para prevenir ataques agudos

La gota, un trastorno inflamatorio doloroso, afecta a un considerable segmento de la población mundial, con un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen. La precipitación de cristales de urato monosódico en las articulaciones desencadena episodios agudos de artritis gotosa, lo que contribuye a la carga física y emocional que conlleva esta enfermedad. Sin embargo, estrategias de tratamiento eficaces pueden prevenir estos ataques agudos y minimizar la progresión de la enfermedad.

El tratamiento a largo plazo de la gota implica la reducción de los niveles de ácido úrico en suero mediante terapias hipouricemiantes. Aunque estas terapias son fundamentales para el manejo de la enfermedad, su inicio puede desencadenar ataques agudos, lo que plantea la necesidad de estrategias preventivas.

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Una de las estrategias más comunes es el tratamiento profiláctico al iniciar la terapia hipouricemiante, que generalmente implica el uso de colchicina o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) durante un período específico. Sin embargo, la duración óptima de esta profilaxis ha sido objeto de debate.

Un estudio pionero realizado en 2012 demostró que la educación del paciente sobre la enfermedad y la terapia hipouricemiante gradual no aumentaba el riesgo de ataques agudos de gota. Este enfoque, centrado en un «paquete de cuidado» guiado por enfermeras, logró niveles óptimos de ácido úrico en la mayoría de los pacientes sin la necesidad de profilaxis adicional.

La evidencia más reciente, proveniente de una revisión sistemática y metanálisis, arroja luz sobre las terapias hipouricemiantes asociadas con un menor riesgo de ataques agudos. Se encontró que la combinación de ciertos agentes, como febuxostat y lesinurad, con profilaxis reducía significativamente la incidencia de ataques agudos en comparación con el placebo. Además, se observó que la colchicina y el rilonacept también eran eficaces en la prevención de ataques agudos sin aumentar el riesgo de eventos adversos graves.

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El Dr. F. Javier Merayo Chalico, un destacado experto en reumatología, destaca la importancia de esta evidencia en la práctica clínica. Reconoce que, si bien las opciones de tratamiento pueden variar según la disponibilidad local, el uso de terapia profiláctica junto con educación y ajuste gradual de la terapia hipouricemiante puede ser fundamental para minimizar la carga de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes con gota.

La evidencia actual respalda el uso de terapias hipouricemiantes junto con profilaxis y enfoques de cuidado personalizados para optimizar los resultados clínicos en pacientes con esta enfermedad debilitante.

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