Esofagitis eosinofílica: estilo de vida y remedios caseros
La esofagitis eosinofílica, una enfermedad inflamatoria crónica del esófago, puede generar una serie de síntomas molestos, incluida la acidez estomacal. Esta condición se caracteriza por la acumulación de eosinófilos, un tipo de glóbulo blanco, en la mucosa del esófago, lo que provoca inflamación y dificulta el paso de los alimentos. Para quienes enfrentan esta condición, adoptar ciertos cambios en el estilo de vida puede ser esencial para reducir la frecuencia y la intensidad de los síntomas. Aquí te compartimos algunos tips.
Mantener un peso saludable
El peso corporal juega un papel crucial en la gestión de la acidez estomacal asociada con la esofagitis eosinofílica. El exceso de peso puede ejercer presión sobre el abdomen, lo que a su vez empuja el estómago hacia arriba y favorece el reflujo ácido hacia el esófago, exacerbando los síntomas. Por lo tanto, mantener un peso saludable es fundamental. Si te encuentras con sobrepeso u obesidad, buscar una pérdida de peso gradual y controlada puede ser beneficioso. Se recomienda no perder más de 1 o 2 libras (de 0,5 a 1 kilogramo) por semana para evitar efectos negativos en la salud. Consulta con un profesional de la salud para desarrollar un plan personalizado que se adapte a tus necesidades y circunstancias específicas.
Evitar los alimentos y bebidas desencadenantes
Identificar y evitar los alimentos y bebidas que desencadenan o agravan la acidez estomacal es clave para el manejo de la esofagitis eosinofílica. Algunos de los desencadenantes comunes incluyen alimentos grasos o fritos, salsa de tomate, alcohol, chocolate, menta, ajo, cebolla y cafeína. Al eliminar estos alimentos de la dieta o reducir su consumo, se puede minimizar la irritación del esófago y disminuir la frecuencia de los síntomas de acidez estomacal.
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Elevar la cabecera de la cama
La posición al dormir puede influir significativamente en la aparición de acidez estomacal durante la noche. Para quienes experimentan este síntoma con regularidad mientras intentan dormir, elevar la cabecera de la cama puede ser una estrategia efectiva. Colocar bloques de madera o cemento debajo de las patas de la cama para elevar la cabecera de 6 a 9 pulgadas (152 a 228 milímetros) aprovecha la fuerza de la gravedad para prevenir el reflujo ácido. En caso de que no sea posible elevar la cama, se puede utilizar una cuña entre el colchón y el somier para elevar el torso desde la cintura hacia arriba, lo que también puede ayudar a prevenir el reflujo ácido durante la noche.
Además de estas estrategias de estilo de vida, es importante trabajar en colaboración con un profesional de la salud para desarrollar un plan de manejo integral que incluya el tratamiento médico adecuado y el seguimiento regular para controlar la esofagitis eosinofílica y mejorar la calidad de vida a largo plazo. Con una combinación de cambios en el estilo de vida y atención médica adecuada, es posible gestionar eficazmente los síntomas y reducir el impacto de la esofagitis eosinofílica en la vida diaria.
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