Envejecimiento acelerado en Puerto Rico: el impacto de la migración y las posibles soluciones
El envejecimiento acelerado de la población es un fenómeno que está redefiniendo las estructuras sociales, económicas y de salud en Puerto Rico. Para comprender mejor este desafío y explorar posibles soluciones, BeHealth conversó con el Dr. Amílcar Matos, quien explicó a profundidad las dinámicas detrás de este fenómeno y los retos que enfrentamos como sociedad.
Envejecimiento poblacional: ¿Qué significa y cómo afecta a Puerto Rico?
El Dr. Matos nos introdujo al concepto de envejecimiento poblacional y sus implicaciones. “Cuando hablamos de envejecimiento acelerado, podemos analizarlo desde dos perspectivas: a nivel poblacional y a nivel individual. En términos generales, el envejecimiento poblacional se refiere al incremento en la proporción de personas mayores de 65 años dentro de una población”, explicó. Este fenómeno ocurre de manera natural en la mayoría de los países desarrollados y en vías de desarrollo, gracias a avances en medicina, mejores condiciones de vida y un aumento en la expectativa de vida.
Sin embargo, el caso de Puerto Rico presenta características únicas que hacen que su situación sea más urgente y compleja. Según el Dr. Matos: “El envejecimiento acelerado se presenta cuando este aumento en la población mayor de 65 años ocurre de forma mucho más rápida de lo esperado, superando las tendencias habituales. Y eso es precisamente lo que estamos viendo en Puerto Rico”.
El rol de la migración: un caso único en el mundo
“En Puerto Rico, la migración es un factor clave que ha acelerado este fenómeno de una manera que no se ha visto en ninguna otra región o país del mundo”, señaló el Dr. Matos. A lo largo de las últimas dos décadas, la isla ha experimentado una pérdida poblacional significativa, concentrada principalmente en personas jóvenes y en edad productiva, es decir, entre los 25 y los 45 años.
Este éxodo masivo, impulsado por la búsqueda de mejores oportunidades económicas, ha dejado atrás una población mayor que ahora constituye el 22% de los habitantes de Puerto Rico. Para poner esto en perspectiva, en el 2010 las personas mayores de 65 años representaban solo el 13% de la población. En tan solo una década, esta proporción casi se ha duplicado. El Dr. Matos destacó que:
“Países como Japón, España e Italia, reconocidos por su envejecimiento poblacional, tardaron entre 30 y 40 años en duplicar su proporción de personas mayores. Puerto Rico lo logró en apenas 10 años, debido en gran medida a los altos niveles de migración”.
La tendencia migratoria, que comenzó con la recesión económica del 2007, se ha mantenido constante, con una pérdida neta anual de entre 16,000 y 25,000 personas. Durante la pandemia, esta cifra disminuyó temporalmente, pero pronto retomó fuerza.
Lee más: ¿Un nuevo fármaco para retrasar el envejecimiento?
Los efectos en las personas que se quedan
El envejecimiento poblacional no solo afecta a quienes emigran, sino también a las personas que permanecen en la isla, en su mayoría adultos mayores. Según el Dr. Matos, en la literatura científica muchas veces se ignora a este grupo, conocido en inglés como left behind. “Es importante analizar cómo las dinámicas migratorias afectan a las familias que se quedan rezagadas, especialmente en términos de su salud física y emocional”, puntualizó.
Un dato alarmante es que, en el 2008, el 48% de los adultos mayores en Puerto Rico tenía al menos un hijo residiendo en los Estados Unidos. Con el aumento en los patrones migratorios, se espera que hoy este porcentaje sea aún mayor. Este fenómeno ha contribuido a un incremento en la soledad entre los adultos mayores, un indicador de riesgo significativo para la salud.
El Dr. Matos añadió:
“En Puerto Rico, aproximadamente el 28% de los adultos mayores vive solo. Aunque vivir solo no necesariamente es negativo, muchos lo hacen por circunstancias sociales o económicas, no por elección. Esto puede derivar en problemas graves tanto para su salud como para la de sus familias”.
Esta falta de familiares cercanos también significa que los adultos mayores carecen del apoyo social y cuidado diario que necesitan. Aunque los hijos en el extranjero suelen regresar ante emergencias médicas, esto no resuelve el problema de la ausencia de apoyo constante, algo crucial para su bienestar.
Estrategias internacionales que podrían inspirar soluciones locales
Ante esta problemática, el Dr. Matos subrayó que no es necesario “reinventar la rueda”. Existen modelos exitosos en otros países que podrían adaptarse a la realidad de Puerto Rico. Estas son algunas de las estrategias propuestas:
1. Incentivos para retener a los jóvenes en la isla
- Reducción de impuestos o alivios económicos para trabajadores jóvenes.
- Subsidios para la vivienda que animen a los jóvenes a establecerse en Puerto Rico.
- Programas de desarrollo profesional que ofrezcan beneficios específicos.
2. Conexión con la diáspora puertorriqueña
- Facilitar programas de donativos y apoyo financiero para que los puertorriqueños en el extranjero puedan contribuir al bienestar de sus familiares en la isla.
- Crear proyectos de retorno, incentivando a los profesionales y estudiantes a regresar al país con sus conocimientos y habilidades.
3. Inversión en educación:
Ofrecer financiamiento a estudiantes para estudiar en el extranjero con la condición de que regresen y trabajen en Puerto Rico durante un período determinado.
4. Programas intergeneracionales:
Países como Noruega, Suecia y Holanda han implementado iniciativas donde estudiantes universitarios conviven con adultos mayores. En estos programas, los estudiantes reciben apoyo económico a cambio de vivir y compartir con adultos mayores, reduciendo la soledad y fomentando el intercambio generacional.
“Los adultos mayores expuestos a otras generaciones, ya sean nietos o jóvenes estudiantes, tienen una mejor salud mental y bienestar general, especialmente aquellos que ya están retirados”, explicó el Dr. Matos.
El reto de implementar políticas públicas
Aunque estas propuestas son viables, el Dr. Matos reconoció que el gobierno de Puerto Rico aún no ha tomado medidas concretas para abordar el impacto de la migración en el envejecimiento poblacional. Si bien existen servicios generales de salud para adultos mayores, no hay políticas específicas que respondan a esta crisis demográfica.
En el 2010, se redactó una política pública conocida como «El Reto Demográfico», que buscaba enfrentar el aumento de la migración y la baja tasa de natalidad. Sin embargo, esta iniciativa nunca se tradujo en acciones concretas.
“El sistema de salud ya enfrenta serias carencias, y este problema es como una bola de nieve: si no se atiende de inmediato, su impacto será aún mayor en el futuro”, advirtió el Dr. Matos.
Próximas investigaciones: un enfoque regional
Como parte de los esfuerzos para comprender mejor esta problemática, el equipo del Dr. Matos planea analizar la presencia de familias transnacionales en adultos mayores en Puerto Rico, México y Costa Rica. México representa un caso comparable por sus altos niveles de migración, mientras que Costa Rica, con tasas migratorias más bajas, servirá como grupo de control.
“El objetivo es analizar las redes de apoyo y las dinámicas familiares de los adultos mayores que permanecen en sus países de origen. Queremos entender cómo estas redes transnacionales afectan su bienestar, explorando tanto sus beneficios como sus limitaciones”, dijo.
“Estamos comprometidos con continuar investigando y elevando estas voces invisibles. Solo enfrentando esta realidad con planificación y acción podremos garantizar un mejor futuro para nuestra población”, finalizó el Dr. Matos.
Este fenómeno, aunque desafiante, también ofrece la oportunidad de innovar y construir un Puerto Rico más inclusivo y preparado para las generaciones futuras.
Te puede interesar: Envejecimiento y salud en Puerto Rico: resultados del proyecto PREHCO