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*Apoyado por Esclerosis Múltiple

En la salud y en la enfermedad: la lucha de Yolanda y Willys contra la esclerosis

El amor es importante en todas las etapas de nuestra vida y su presencia está ligada a la plenitud, realización y felicidad de cada uno de nosotros. Dicen que amar, cuando todo está bien, es fácil y que el verdadero reto se encuentra en amar en las dificultades.

Así es la historia de Yolanda y Willys, un amor consagrado y más fuerte aún debido a las circunstancias que les ha otorgado la vida.

Ellos, con treinta y dos años de casados, la vida no solo los unió en el amor, sino también en la enfermedad.

Y es que cuando Yolanda -o Yoli como cariñosamente le llama su esposo- tenía poco más de una década diagnosticada con esclerosis múltiple, su esposo Willys comenzó a presentar dificultades de salud. Nos cuentan que comenzó a sentir complicaciones en las piernas y problemas para orientarse. En ese momento, nadie en la familia sospecharía que su condición sería la misma que la de su esposa.

El diagnóstico de Willys

Cuando los resultados de los exámenes precisaron que se trataba de una esclerosis múltiple avanzada, la mezcla de emociones fue inmensa, según nos cuenta Yolanda:

“Mi reacción fue entre risa y llanto, y cuando mi hija supo, me dijo ‘Mami, ¿ni en eso papi te quiere dejar sola?’, confesó Yolanda. Y agregó además que, al saber que se trataba de su misma condición, sintió un alivio gigante, pues ya ella sabía “con lo que debía bregar”.

Willys llevaba doce años cuidando a su esposa, acompañándola a sus citas médicas y, ante este giro del destino, de cuidador se convirtió en cuidado. Yolanda, por su lado, tomó las riendas del asunto, y como mujer al fin, ya tenía todo organizado para la pronta atención y tratamiento de su esposo, cuya condición -increíblemente- estaba más avanzada que la suya.

Una situación tan extraordinaria que, ni siquiera su médico podía creer. Por cosas del destino, una enfermedad que, vale aclarar que no es en absoluto contagiosa, la vida quiso unirlos también en su condición.

Cuando Yolanda fue diagnosticada sufrió las consecuencias del desconocimiento, de los mitos sobre la condición y de la incertidumbre de lo que vendrá después: “Después de siete meses fue que descubrieron mi diagnóstico y muchos creían que era mental o que yo me inventaba los síntomas. Gracias Dios siempre tuve el apoyo de mi familia, mis hijos y mi esposo”, narró Yolanda.

Apoyo muto: de cuidador a paciente y viceversa

Ahora, con el diagnostico de Willys sería diferente: ya ambos sabían a qué se habrían de enfrentar y cómo manejar de la mejor manera las emociones y el impacto de la esclerosis.

“Ahora yo entiendo verdaderamente cuando ella me decía ‘hoy no me puedo levantar’”, confesó Willys, quien también afirma sonriente que se deja guiar completamente en este momento por su esposa “haciéndole caso en todo lo que dice”.

No obstante, dice Yolanda que el diagnóstico de su esposo, gracias a Dios, llegó cuando se sentía más fuerte. Así han luchado juntos por tantos años ambos, dándose el mutuo apoyo necesario, la comprensión, el constante intercambio de roles entre cuidador y paciente y, sobre todo, el infinito amor.

La esclerosis, verdaderamente, es una condición sin precedentes que puede aparecer en la vida de cualquier persona y convertir su realidad en un gigantesco desafío.

Si bien la enfermedad ha constituido un reto enorme para ambos, esta también los ha unido, los ha vuelto más fuertes y más empáticos con ellos mismos y con los demás:

“La condición no es igual en todos, hay que tener tolerancia, empatía y darles la mano a las personas. Esto no es el fin del mundo, la enfermedad lucha contra nosotros, pero nosotros tenemos que ser más fuertes porque sí se puede; no se desanimen, luchen, porque lo último que se pierde es la esperanza”, finalizó Yolanda.

Sobre la esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una condición neurológica autoinmune y degenerativa, que afecta el sistema nervioso central. Esto genera síntomas que comprometen la salud y calidad de vida de los pacientes. Los síntomas más comunes son: problemas de movilidad, problemas de visión, cansancio frecuente, calambres, adormecimiento y espasticidad. Aunque no haya cura para la esclerosis múltiple, existen múltiples terapias y tratamientos para manejarla y ayudar a que los pacientes tengan una mejor calidad de vida. Se estima que en Puerto Rico hay entre 4,000 y 5,000 pacientes con esta condición.

La Fundación, sin fines de lucro, fue establecida en el año 2000 con el objetivo de brindar servicios a pacientes de esclerosis múltiple a través de sus programas educativos, grupos de apoyo e iniciativas para beneficio de ellos y de sus familiares.

Si quieres conocer más información sobre la FEMPR, comunícate al 787-723-2331 o accede a fempr.org o facebook.com/FemAbrazando.

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