El temblor esencial se asocia a un riesgo tres veces mayor de demencia
Un nuevo estudio ha sacado a la luz una conexión preocupante: las personas con temblor esencial (TE) enfrentan casi tres veces más riesgo de desarrollar demencia en comparación con la población general.
En un estudio que siguió a adultos mayores con TE durante unos 5 años, se encontró que casi el 20% de ellos desarrollaron demencia en algún momento. Aunque estas cifras son menores que las observadas en personas con enfermedad de Parkinson, la tendencia es clara.
El líder de este estudio, Elan D. Louis, MD, MSc, de la Universidad de Texas Southwestern Medical Center en Dallas, Texas, describe estos hallazgos como «la descripción más completa hasta la fecha del deterioro cognitivo en personas con TE».
Un vistazo a la prevalencia de deterioro cognitivo leve (DCL)
Durante el estudio, se evaluó detalladamente a 222 adultos con TE, cuya edad promedio al inicio era de 79 años. Al comienzo del estudio, la mayoría tenía habilidades cognitivas normales, pero un número significativo ya mostraba signos de DCL o incluso demencia.
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A lo largo del seguimiento, cerca del 20% de los participantes desarrollaron demencia, mientras que otros experimentaron un deterioro cognitivo leve. Estas tasas son mucho más altas que las de la población general y resaltan la importancia de abordar estos riesgos cognitivos en pacientes con TE.
Shaheen Lakhan, MD, neurólogo e investigador en Miami, Florida, comenta sobre estos hallazgos: «Este estudio nos obliga a repensar nuestra visión del TE. Ya no podemos considerarlo simplemente como un temblor molesto. Existe una preocupación real por los riesgos cognitivos que enfrentan estos pacientes».
Lakhan enfatiza la necesidad de investigar más a fondo la relación entre TE y demencia, así como desarrollar estrategias para proteger la salud cognitiva de quienes viven con TE.
Este estudio respaldado por los Institutos Nacionales de Salud plantea importantes preguntas sobre la relación entre TE y demencia, instando a la comunidad médica y a los pacientes a tomar en serio estos riesgos cognitivos y a adaptar la práctica clínica en consecuencia.
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