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Bienestar General

El impacto de las olas de calor en la salud laboral: un desafío creciente

Las olas de calor se han convertido en una amenaza real y creciente para la salud de los trabajadores a nivel mundial, con aproximadamente 4.200 muertes anuales atribuibles a las altas temperaturas en el entorno laboral. Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estos decesos son causados tanto por problemas de salud directos relacionados con el estrés térmico, como golpes de calor que pueden desencadenar infartos, como por errores en la ejecución de tareas debido a la pérdida de concentración y aumento de la fatiga, lo que puede resultar en accidentes fatales.

La OIT señala que las probabilidades de sufrir un accidente laboral aumentan un 17,4% durante episodios de altas temperaturas. Este incremento se debe al efecto directo del calor en la capacidad de los trabajadores para realizar sus tareas de manera segura. En 2020, 231 millones de trabajadores se expusieron a olas de calor, un aumento alarmante del 66% en comparación con el año 2000.

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Un costo creciente para las empresas

El impacto del estrés térmico no solo es un problema de salud pública, sino que también representa un costo significativo para las empresas. Las patologías relacionadas con el calor constituyen solo el 1,7% de las enfermedades laborales en Europa, frente al 6,1% a nivel global, siendo África la región más afectada con un 7,2%. Sin embargo, en Europa, esta cifra ha crecido un 16,4% desde el 2000, destacando la urgencia de abordar esta problemática.

Los costos asociados a la pérdida de productividad son alarmantes. La OIT estima que la productividad puede disminuir hasta un 50% cuando la temperatura supera los 34 grados Celsius. Implementar medidas adecuadas para prevenir lesiones relacionadas con el calor podría ahorrar hasta 331.000 millones de euros a nivel mundial, al considerar tanto la pérdida de ingresos por ausencias laborales como los gastos de tratamientos médicos.

Estrategias para mitigar el riesgo

Frente a esta creciente crisis, se requieren medidas urgentes y efectivas. Las recomendaciones de la OIT incluyen la implementación de pulseras térmicas, horarios adaptados y termómetros visibles en el lugar de trabajo, así como la creación de políticas que prioricen la salud y los derechos de los trabajadores. António Guterres, secretario general de la ONU, ha enfatizado la necesidad de adoptar medidas basadas en derechos humanos para proteger a los empleados del calor extremo.

El estrés térmico, descrito como un «asesino invisible y silencioso», representa no solo un peligro para la salud de los trabajadores, sino también una amenaza significativa para la productividad y estabilidad económica. A medida que la crisis climática avanza, se vuelve crucial tomar acción para proteger a quienes trabajan en condiciones cada vez más adversas. Las olas de calor son una realidad que no se puede ignorar y, en su respuesta, las empresas y gobiernos deben adoptar un enfoque proactivo y solidario hacia la salud laboral.

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Redacción BeHealth

Grupo multimedios especializado en promover la preservación de la salud física, mental y emocional.

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