Cada vez que realizo un “grupo de apoyo” de coaching comienzo pidiéndole al grupo que compartan logros recientes, o, si es un grupo recurrente, los que han experimentado desde la última vez que nos reunimos. Después de hablar de logros, entonces pasamos a los “retos” que se hayan presentado.
Resulta curioso como parece ser más fácil hablar de retos que de logros. Siempre tengo que especificar que un “logro” no tiene que ser algo trascendental, sino más bien un paso que se dio, por más pequeño que nos parezca, hacia una meta en particular. Recientemente, por ejemplo, pude armar un mueble que compré en IKEA, hazaña que me habían advertido sería prácticamente imposible. Una amiga me ayudó y en esa primera etapa invertimos como cinco horas. Al otro día, me tomó a mí unas tres horas más completarlo. Cuando terminé me dolía hasta el alma. ¡Pero lo logré! Puede parecer una tontería, pero para alguien como yo, que padece de artritis reumatoide, se sintió como haber hecho otra vez el Camino de Santiago.
Por la importancia que entiendo debemos darle a la celebración de logros, es que me pareció tan interesante este concepto del “bucket list” en reversa. Un “bucket list” es un término coloquial en inglés que se utiliza para definir esa lista de cosas que queremos lograr antes de morirnos. Pueden ser lugares que queremos visitar, cursos que tomar, asuntos que completar, etc. Sin embargo, el llamado “bucket list” en reversa, un concepto nuevo para mí, consiste en mirar al pasado e identificar aquellas metas alcanzadas de las cuales nos sentimos orgullosos. Se dice que muchas veces los seres humanos sufrimos de “amnesia del éxito”, en otras palabras, tendemos a borrar de la mente aquello que hemos logrado y alcanzado, poniéndole más atención a los momentos difíciles o aquello que hemos perdido.
Lee: Suéltame, que me ahogas…
Por esta razón, hacer una lista de aquello por lo cual sentimos orgullo, resulta una terapia positiva que nos aporta sentido de propósito y bienestar. Los expertos señalan que este ejercicio ayuda a la secreción de la dopamina, un neurotransmisor responsable por las sensaciones de bienestar y de placer. Y aporta también al sentido de control, valentía y confianza, que nacen de reconocer metas alcanzadas.
Yo, como muchos de ustedes, tengo mi “bucket list”, donde incluyo países que quiero visitar y cursos que me gustaría tomar antes de que físicamente no pueda, o que me toque irme. Recientemente, sin embargo, me he encontrado inconscientemente trabajando este llamado “bucket list” en reversa. Y digo “inconscientemente” porque el proceso se dio sin buscarlo, mientras escogía y editaba las cuarenta columnas que estarán incluidas en mi noveno libro. Con su publicación, que espero sea este verano, culminó la celebración de mis cuarenta años en los medios de comunicación. Y repasar diez años de columnas me ha llevado a momentos bien interesantes.
En el proceso de leer mis escritos, he llorado, me he reído, y me he celebrado. Tengo que admitir que a veces soy demasiado exigente conmigo misma. Tiendo a sentirme culpable por no haber hecho o no hacer lo suficiente. Sin embargo, al releer lo que he compartido con mis lectores en estos diez años reconozco que han sido muchas más las ganancias que las pérdidas. He viajado; he estudiado; a pesar de huracanes, pandemias y temblores publiqué dos libros; he seguido activa en la radio y la televisión; volví a practicar el periodismo de salud que tanto disfruto; escribí una obra de teatro; y he participado como actriz en por lo menos diez.
Tengo que llegar a la conclusión que hacer un “bucket list” en reversa es una excelente idea. Y me parece que con el mío voy en buen camino. ¿Qué te parece si haces el tuyo? Eso sí, no te juzgues, sólo disfrútalo.
Te puede interesar: El renacer de Janet