Disfagia en pacientes con esclerosis y la estimulación eléctrica para su manejo
La deglución es una acción compleja en la que intervienen varios grupos de músculos (de la boca, la lengua, la faringe y el esófago) y articulaciones de forma muy coordinada para llevar la comida y la bebida de los labios al estómago. Este mecanismo está en parte bajo el control de la voluntad y en parte es automático.
La disfagia es una expresión del mal funcionamiento de este mecanismo, que se asocia a muchas enfermedades diferentes. Puede estar causada por una enfermedad neurológica que provoque disfunciones de tipo motor, sensitivo o de reducción de la actividad refleja, como puede ser la esclerosis múltiple.
Consecuencias
Las consecuencias de la disfagia son, tanto a nivel físico (riesgo de atragantamiento, pérdida de peso, falta de hidratación, infecciones de orina, complicaciones respiratorias…) como a nivel social, llegando a provocar cambios en las relaciones familiares y aislamiento social.
¿Cómo podemos tratar la disfagia?
Un gran porcentaje de personas con esclerosis múltiple tiene disfagia y, por tanto, su tratamiento es necesario e imprescindible. Y es que aproximadamente un 75% de personas con EM que presentan una discapacidad importante tienen problemas de deglución.
Es importante el conocimiento de las diferentes texturas de los alimentos y educación en la dieta, enseñar el uso de maniobras posturales y técnicas que favorecen la deglución y/o dar pautas en la adecuación del entorno y hábitos.
También son importantes la terapia miofuncional que tiene como objeto evaluar los órganos fonoarticulatoris y las funciones estomatognáticas o la estimulación térmica/táctil, que aumenta la alerta al cerebro cuando las personas con disfagia comienzan a tragar.
Estimulación eléctrica neuromuscular (NMES)
Los profesionales de la logopedia cuentan con terapias convencionales como el sistema de electroestimulación neuromuscular que permite activar la musculatura que se utiliza al tragar. También favorece la estimulación sensitiva que aumenta la percepción de los restos de comida o la saliva cuando se quedan en la boca o la faringe.
Fuente: Fundación de Esclerosis Múltiple
