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¿Dieta para la salud cerebral y la prevención del alzhéimer?

La mejor manera de vivir plenamente siempre resulta de una buena alimentación, en la que nuestro cuerpo se ve beneficiado en plenitud.

¿Sabías que para mejorar la salud cerebral se puede hacer una dieta? Existen muchas maneras de hacer un plan nutricional para mejorar la salud de las personas, pero frecuentemente solemos hacer estas prácticas sin una supervisión médica y sin conocer las consecuencias que nos pueden provocar a largo plazo. Realizar una dieta que ayude a tu salud cerebral puede prevenir la enfermedad de Alzheimer. 

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que acaba lentamente con la memoria del ser humano y la habilidad de pensar. A medida que pasa el tiempo se pierde la capacidad de realizar tareas que nos pueden parecer muy sencillas. Hasta el año 2023, la OMS afirma que hay más de 55 millones de personas que padecen de demencia en todo el mundo, más del 60% viven en países de ingreso mediano y bajo. Cada año, hay alrededor de 10 millones de casos nuevos.

Ahora bien, las cifras continúan en aumento. Por ello, diversos estudios han analizado cómo a través de la alimentación y el ejercicio se puede contribuir en la disminución del riesgo a desarrollar demencia.

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Estudios realizados

Un equipo de investigadores estadounidenses y suizos analizaron la importancia que puede tener una vida saludable antes y después de tener la enfermedad de Alzheimer. En el estudio, basado en el Proyecto de Salud y Envejecimiento de Chicago, participaron 2.449 participantes mayores de 65 años de un área en específico del sur de Chicago,  incluidos en la cohorte CHAP. 

En este estudio, participaron dos cohortes, la CHAP que es un estudio poblacional que evaluó los factores de riesgo para demencia por enfermedad de Alzheimer, por otro lado, la cohorte MAP que es un estudio comunitario basado en los factores de riesgo para el deterioro cognitivo.

Por otra parte, se  informó los resultados que se obtuvieron de ambas cohortes en el que se incluyen 10.802 participantes, de los cuales, 2.137 sin la enfermedad fueron seleccionados al azar para una evaluación clínica detallada sobre la incidencia de la enfermedad. Se evaluaron 10 grupos de comidas saludables, acá encontramos: vegetales de hoja verde, otros vegetales, nueces, frutos rojos, granos enteros, pescado, aves de corral, aceite de oliva y vino;  5 grupos de comida no saludable como: carne roja, margarita y margarina, queso, pasteles y dulces, comida rápida y frita.

Además, se evaluó la actividad física en la que se implementó 5 actividades en un rango de intensidad moderado en los que encontramos los siguientes:

  • Caminata
  • Jardinería
  • Calistenia o ejercicio general
  • Ciclismo 
  • Natación 

Resultados

Se dieron a conocer los resultados y se mostró lo siguiente: la edad promedio de 73,2 años en la cohorte CHAP y de 81,1 años en MAP, en su gran mayoría de los participantes eran de sexo femenino en los dos grupos. Después de considerar factores adicionales como la escolaridad, la edad y la etnia, los investigadores descubrieron que la esperanza de vida total era de 65 años, mientras que la esperanza de vida para mujeres y hombres con un estilo de vida saludable era de 24.1 y 23.1 años, respectivamente.

Por otra parte, se hizo un seguimiento de un aproximado de 6 años en ambas cohortes, con un total de 379 y 229 participantes en el que se desarrolló demencia por enfermedad de Alzheimer, allí se resalta que la tasa de incidencia disminuyó cuando se incrementaron los hábitos de vida saludable. La tasa de incidencia de la enfermedad en quienes tenían 1 o ningún hábito saludable fue de 5,22 a 6,47 en ambas cohortes por 100 personas al año; las personas que tenían 2 a 3 hábitos saludables fue de -2,63 en CHAP y de -2,39 en MAP.

Al finalizar la investigación, los hombres con un estilo de vida no saludable disminuyeron su esperanza de vida convirtiéndola en 17,4 años y las mujeres también bajaron la cantidad de edad a 21,1 años; la asociación entre estilo de vida e incidencia de enfermedad de Alzheimer no fue diferente cuando se realizaron ajustes a índice de masa corporal, hipertensión, dislipidemia y diabetes.

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