Desafíos alimentarios en niños con autismo
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la incidencia de problemas de alimentación en niños con autismo es notablemente alta, presentando desafíos significativos para los padres y cuidadores. Estos problemas abarcan desde la selectividad alimentaria hasta la sensibilidad sensorial y las dificultades en la coordinación motora oral.
Por su parte la NIH (Institutos Nacionales de Salud) también señala que aproximadamente el 70-89 % de los niños con trastorno del espectro autista (TEA) pueden experimentar problemas de alimentación, lo que puede afectar negativamente su crecimiento, desarrollo y bienestar general.
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Una dificultad común que enfrentan los niños con autismo es la relacionada con los problemas de alimentación. Según informes de la patóloga del habla y lenguaje Lic. Nellie Torres de Carella, experta en el tratamiento de esta condición, aproximadamente el 70 % de estos niños experimentan algún tipo de dificultad alimentaria, que puede variar desde leve hasta severa.
Este desafío crea tensiones en el hogar durante las comidas y es una preocupación constante para los padres. Torres de Carella señala que algunos niños con autismo muestran una restricción extrema en su dieta, limitándose a alimentos específicos en términos de sabor y textura, rechazando cualquier cosa que sea diferente. Esta selectividad puede hacer que sea aún más difícil satisfacer sus necesidades nutricionales y puede requerir intervención especializada para abordar estos patrones alimentarios restrictivos.
“Otros comen sin saciarse y se llevan grandes bocados a la boca. Sin embargo, son los padres de niños con dietas restringidas los que viven constantemente preocupados por la nutrición de sus niños. Un niño que solo come papas fritas únicamente de determinado restaurante de comida rápida, todos los días, para almuerzo y comida, no está recibiendo todos los nutrientes que necesita para crecer y, además, está ingiriendo un alimento no saludable que le podría causar eventualmente problemas de salud”, manifestó Torres de Carella.
La directora clínica del Instituto Fonemi de Puerto Rico agregó que los niños con autismo presentan suma dificultad con las transiciones o cambios, lo que explica su inusual apego a las rutinas y las conductas inadecuadas al tener que cambiar de una actividad a otra. Se identifica la neofobia, o el temor irracional a lo nuevo o desconocido, como una de las causas de la resistencia a probar alimentos nuevos en estos niños.
El desarrollo de habilidades de alimentación es un proceso gradual que va desde alimentos líquidos hasta espesos y luego sólidos, incluyendo mezclas de texturas, olores, características visuales (colores y formas), sabores y temperaturas. Para un niño con dificultades para tolerar transiciones y cosas nuevas, esto representa un gran desafío, especialmente cuando se trata de introducir elementos dentro de su boca en lugar de simplemente mantenerlos fuera de él.
Atentos a estas características
Los niños con autismo a menudo desarrollan conductas obsesivas, que pueden manifestarse en obsesiones con ciertos objetos, colores, películas o canciones. Esta obsesión también puede extenderse a los alimentos, donde pueden limitarse a consumir solo un tipo específico de alimento presentado de una manera particular.
Estas conductas pueden estar relacionadas con dificultades para procesar la información sensorial, lo que puede llevar a evitar ciertas texturas, sabores o temperaturas. Esto puede resultar en una dieta altamente limitada y en respuestas violentas si se les fuerza a comer algo que no toleran.
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“Los niños con autismo generalmente tienen un tono muscular bajo lo esperado, por lo cual masticar alimentos duros les cuesta y la hora de comer se hace interminable, así que evitan alimentos de textura dura y prefieren los blandos, porque los pueden manejar mejor. Las dificultades señaladas son suficientes como para afectar la ingesta de alimentos y no se resuelven con castigos ni obligando al niño a comer. No obstante, ignorar el problema y aceptar la dieta restringida del niño para que ‘al menos coma algo’, tampoco es una alternativa”, apuntó.
Finalmente, la PAHO (Organización Panamericana de la Salud) destaca la importancia de abordar estos desafíos de manera integral, involucrando a profesionales de la salud, terapeutas ocupacionales y nutricionistas para mejorar la calidad de vida de estos niños y sus familias.