Manejo de la dermatitis atópica en adultos
La dermatitis atópica no es solo una dermatosis pediátrica. Aunque casi siempre comienza en la primera infancia, a menudo antes de los dos años, no termina en todos los casos antes de la adolescencia y la edad adulta.
Se estima que alrededor del 10% de los pacientes siguen sufriendo manifestaciones de eccema en la edad adulta. En varios casos, el eccema sigue siendo una preocupación y puede plantear problemas difíciles.
La dermatitis atópica en adultos suele ser una dermatosis grave. Consiste en parches crónicos, rojos, gruesos, liquenificados de eccema, a veces con pápulas aisladas de prurigo. Los brotes agudos, vesiculares o supurantes se producen en este contexto de eccema crónico.
El prurito es siempre intenso, afectando la vida diaria, el sueño y las actividades. Los lugares son diferentes a los de la dermatitis atópica infantil.
Áreas del cuerpo afectadas
Las manos, la cara, especialmente los párpados, son los más afectados, así como los grandes pliegues y posiblemente otras áreas del cuerpo. Los brotes inflamatorios pueden afectar a toda la piel. Esto se conoce como eritroderma. Estos ataques generalizados son graves, pueden complicarse con infecciones y trastornos metabólicos y justifican la hospitalización.
¿Es una dermatitis atópica?
Si tienes un eccema de inicio en la edad adulta, debes considerar si se trata de una dermatitis atópica u otro tipo de eccema, o una condición similar al eccema.
Si la enfermedad se remonta a la infancia, se asocia con manifestaciones respiratorias atópicas, o incluso alergias digestivas, si son clínicamente típicas, en forma de eccema crónico espeso y liquenificado, a veces con brotes supurantes, el diagnóstico puede considerarse seguro.
¿Cómo realizar el tratamiento correctamente?
El tratamiento estándar de la dermatitis atópica incluye:
- Medidas de higiene
- Un tratamiento emoliente diario, que tiene una importancia considerable (crema hidratante de composición conocida, de eficacia probada, de uso agradable),
- Tratamiento antiinflamatorio tópico (dermocorticoides y a veces tacrolimus) durante los brotes y posiblemente como prevención de los mismos.
Este tratamiento local no es fácil de comprender ni de aplicar y su prescripción debe ir acompañada de información y educación, tanto oral como escrita.
Así pues, cuando se habla de dermatitis atópica resistente al tratamiento, antes de considerar la posibilidad de cambiar a tratamientos «pesados», es importante asegurarse de que el tratamiento se lleva a cabo correctamente.
Del mismo modo, una corta estancia en el hospital, o incluso una hospitalización de día, puede transformar completamente la evolución de la dermatitis atópica. De este modo, los pacientes pueden aprender bien las técnicas de cuidado.
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