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De la incertidumbre a la esperanza: Isabel Guevara contra el cáncer cervical

En esta edición de testimonios de pacientes con condiciones, hablamos con Isabel Guevara, una sobreviviente de cáncer cervical en etapa dos. Su historia es un llamado a la prevención y a la detección temprana de la enfermedad.

El impacto del diagnóstico

«Muy bien, feliz. Estoy viva», fueron las primeras palabras de Isabel al ser consultada sobre su estado actual. Han pasado cinco años desde su diagnóstico, un proceso que comenzó con síntomas inusuales.

«Empecé a tener unas descargas vaginales inusuales. Al principio lo relacioné con una infección vaginal y fui al ginecólogo. Me hicieron mis pruebas de rutina, entre ellas el papanicolau y una biopsia. Lamentablemente, el resultado fue un carcinoma», relató.

El proceso de aceptación

Recibir la noticia fue un impacto. «Cuando el doctor me habló, fue muy empático y me explicó todo de manera detallada. Pero yo estaba en shock, no podía ni hablar», confesó.

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En ese momento, Isabel estaba en planes de boda y no alcanzaba a comprender lo que sucedía. «Cuando llegué al carro, empecé a llorar. Mi mamá me preguntó por qué no lloré en la oficina del médico y le dije: ‘Porque no entendía lo que me estaban diciendo’, recuerda.

Fue entonces cuando asimiló la magnitud del diagnóstico: «Tengo cáncer», pensó, y el miedo a la muerte la invadió.

La causa de su enfermedad tenía un antecedente claro: «Se me diagnosticó virus del papiloma humano (VPH) antes de mi embarazo y me trataron. Siempre en mis papanicolaus aparecían células anormales, por lo que nunca debí haberme descuidado. Pero, como muchas mujeres, puse a mi familia, el trabajo y otras cosas por delante», rememora.

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Lo que siguió…

Pasaron tres años sin controles médicos y, en ese tiempo, las células se desarrollaron. «Si hubiera ido regularmente, tal vez el cáncer no se habría desarrollado», reconoció.

El tratamiento fue intenso: «Me trataron en el Centro Comprensivo de Cáncer con el doctor Luis Santos Reyes y el oncólogo doctor Hunter. Recibí cinco braquiterapias, 25 radioterapias y cinco quimioterapias«. De acuerdo con la mujer, las secuelas han sido difíciles, pero el aprendizaje ha sido invaluable.

«Lo fuerte que soy y mi capacidad de empatía. Ahora ayudo a otras mujeres a que se cuiden. Siempre les digo: ‘Si no te cuidas, nadie lo hará por ti'», dice.

Isabel destaca la importancia del apoyo emocional: «Hay momentos en los que sientes que te vas a morir. Un profesional de salud mental te ayuda a gestionar tus emociones».

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Además, encontró refugio en otras mujeres que pasaban por lo mismo: «Nos convertimos en familia. Nos apoyábamos durante el tratamiento, compartíamos chistes y nos dábamos fuerzas».

Hoy, su mensaje es claro: «Mujer, quiérete. Cuídate. Hazte tus chequeos. Si estás en edad de vacunarte contra el VPH, hazlo. Tu salud es tu prioridad».

Conoce su historia:

Redacción BeHealth

Grupo multimedios especializado en promover la preservación de la salud física, mental y emocional.

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