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De ingeniero a sanador: el viaje del Dr. Rivera, impulsado desde el corazón

El Dr. Rafael Rivera Berrios, un reconocido cardiólogo intervencional puertorriqueño, es testimonio de cómo la vida puede tomar giros inesperados que nos llevan a descubrir nuestra verdadera vocación. Aunque comenzó su carrera como ingeniero, un suceso de salud en su familia cambiaría su camino para siempre, para llevarlo al mundo de la medicina, especialmente en la cardiología, que rápidamente se convirtió en su pasión.

Con más de 15 años de experiencia en cardiología intervencional, el Dr. Rivera ha sido parte de avances significativos en el tratamiento de enfermedades cardíacas, mejorando la calidad de vida de miles de pacientes. Sin embargo, su historia no se limita solo a los logros personales; su dedicación también se extiende a la formación de nuevos cardiólogos, quienes heredarán no solo su conocimiento técnico, sino también su profunda humanidad.

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Un cambio de camino impulsado por el corazón

El Dr. Rivera comenzó sus estudios como ingeniero, pero cuando su padre sufrió un evento cardiovascular que cambió su vida, él decidió que quería hacer algo más: salvar vidas. Ese momento marcó el inicio de su trayectoria en medicina, y más tarde en cardiología. 

“El corazón de una persona tiene un poder tan grande, y poder ser parte de algo tan importante en la vida de los demás es una de las motivaciones más profundas que tengo”, comenta el Dr. Rivera en entrevista con BeHealth.

Su enfoque no se limita solo a las técnicas avanzadas de la cardiología. Como cardiólogo intervencional, ha aprendido que el trato al paciente debe ser integral. No es suficiente con diagnosticar y tratar la enfermedad, también hay que tratar a la persona como un todo, incluyendo sus emociones y su familia. 

“No solo tratamos al paciente, tratamos a la familia entera. Y eso crea en ti una responsabilidad mayor”, dice.

Una carrera en crecimiento: formando futuros cardiólogos

El galeno no solo se ha dedicado a su práctica clínica, sino que también ha asumido un rol fundamental en la formación de futuros cardiólogos. A lo largo de los años, ha entrenado a decenas de jóvenes profesionales, enseñándoles no solo la técnica y el conocimiento científico, sino también la importancia del trato humano con cada paciente.

Para él, ser parte del Hospital Episcopal San Lucas ha sido clave en el desarrollo de este programa de entrenamiento que tiene como objetivo la retención de más médicos en Puerto Rico. Como director del Laboratorio de Cateterismo, se identifica profundamente con los valores del hospital y siente que forma parte de un «equipo ganador», donde la parte humana es un pilar fundamental en la atención a los pacientes.

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En los últimos años, entre 2019 y 2024, el Dr. Rivera ha tenido el honor de graduar a 10 cardiólogos, de los cuales 9 han decidido quedarse en Puerto Rico, contribuyendo así al desarrollo de la especialidad en la isla.

Sin embargo, también señala un desafío importante: las oportunidades internacionales que superan a las que los estudiantes locales tienen a su disposición. «Muchas veces las oportunidades en el exterior son mucho mayores y eso crea una fuga de talento», comenta.

La cardiología hoy: avances y retos en salud

La cardiología ha avanzado significativamente en los últimos años, y el Dr. Rivera destaca uno de los más importantes: el reemplazo de válvulas percutáneas. Este procedimiento ha transformado la forma en que se tratan las enfermedades valvulares, permitiendo que los pacientes se beneficien de una intervención menos invasiva y con mejores resultados a largo plazo. 

“El reemplazo de válvulas percutáneas ha sido un avance clave, junto con la farmacoterapia que ha mejorado la calidad de vida de los pacientes”, explica.

Adicionalmente, el médico señala que uno de los mayores retos actuales es la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares, que se han convertido en la principal causa de muerte en muchas partes del mundo. “Las condiciones cardiovasculares son la principal causa de muertes a nivel mundial, y es algo que debemos enfrentar con seriedad”, resalta el Dr. Rivera.

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Medicina preventiva: un llamado a la acción

A lo largo de su carrera, el Dr. Rivera ha sido un ferviente defensor de la medicina preventiva. En su opinión, el sedentarismo, el consumo excesivo de videojuegos, la obesidad y otros hábitos de vida poco saludables están contribuyendo al aumento de enfermedades cardiovasculares, especialmente en niños y jóvenes. 

“La obesidad infantil está fuera de control, y es uno de los mayores factores de riesgo para enfermedades del corazón en la vida adulta”, advierte.

En las últimas décadas, aproximadamente el 40-50 % de la población occidental sufre de obesidad, un factor que está directamente relacionado con un aumento en las enfermedades cardiovasculares. «Debemos actuar ahora para cambiar estos hábitos antes de que sea demasiado tarde», afirma.

El especialista, además, también se ha interesado en la relación entre la salud cardiovascular y la salud mental; relató cómo el estrés, la ansiedad y la depresión pueden tener un impacto negativo en el corazón, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas. “Cuando un paciente está mentalmente afectado, el impacto en su salud cardiovascular puede ser devastador”, explica.

El valor del trato humano

En su filosofía, el Dr. Rivera pone un énfasis profundo en el equilibrio entre la parte técnica y el trato humano. “En la enfermedad, todos somos iguales. El hecho de que una persona ponga en tus manos su vida, en la etapa más vulnerable del ser humano. Eso nos hace ser privilegiados como médicos”, reflexiona. Para él, la empatía y el apoyo emocional son tan importantes como los avances médicos y las intervenciones técnicas.

«El paciente va a recordar mucho más su trato humano que el procedimiento más avanzado que le apliques», reflexionó. 

A su vez, destacó que la conexión emocional es lo que realmente marca la diferencia en el bienestar del paciente. La medicina, según él, no es solo ciencia, es un acto de humanidad.

Motivación: un legado que sigue vivo

A pesar de los desafíos y las largas horas de trabajo, el Dr. Rivera sigue motivado por el impacto que su trabajo tiene en la vida de las personas. “El saber que mi intervención puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de un paciente es lo que me impulsa a seguir adelante”, comparte.

La satisfacción de ver a sus pacientes recuperados y disfrutando de momentos importantes, como ver crecer a sus hijos o celebrar un matrimonio, es lo que le da fuerza cada día.

En cada intervención, en cada consulta, el Dr. Rivera no solo trata una enfermedad, sino que se compromete a acompañar a su paciente en cada paso del camino hacia la recuperación, sabiendo que, en la medicina, el corazón no solo late para sanar el cuerpo, sino también para ofrecer esperanza y humanidad.

Mira la edición completa aquí:

Redacción BeHealth

Grupo multimedios especializado en promover la preservación de la salud física, mental y emocional.

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