¿Conoces el agotamiento parental?
Una encuesta reciente de la Asociación Estadounidense de Psicología arrojó que casi la mitad de los padres se siente abrumadoramente estresado todos los días, frente al 25% de quienes no tienen hijos
El burnout parental se define como el resultado de un estrés constante experimentado por madres y padres, lo que limita su capacidad para utilizar recursos personales frente a los desafíos emocionales y físicos de la crianza.
Este malestar ha sido conceptualizado como síndrome de burnout parental por parte de algunos investigadores, dado que los síntomas presentados por los padres son muy similares a los presentados por los profesionales que desempeñan labores de cuidado y que han desarrollado burnout laboral a consecuencia de estas.
La característica principal del burnout parental, en comparación con el profesional, es la imposibilidad de renunciar a la relación, debido a que en el burnout parental los padres no pueden renunciar a su rol, otorgándole esto un matiz característico.
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Principales síntomas del burnout parental
El burnout parental se presenta en cuatro grupos de síntomas que suelen desarrollarse de forma progresiva y reforzarse mutuamente:
- Agotamiento en el rol parental: los padres carecen de energía para atender las tareas de crianza. Factores como horarios laborales exigentes, sobrecarga doméstica (que recae en un 80% sobre las mujeres) y falta de apoyo social agravan esta situación.
- Distanciamiento emocional: el cuidado se realiza de forma mecánica, sin conexión afectiva.
- Saturación y pérdida de eficacia parental: aparece la sensación de inutilidad en el rol, con pensamientos como.
- Pérdida del placer en la crianza: los padres no disfrutan de la relación con sus hijos, sintiéndose culpables y avergonzados.
Consecuencias del agotamiento parental
El agotamiento parental va más allá del cansancio habitual y tiene efectos graves en la salud mental y emocional. El estrés constante, la falta de descanso y las exigencias de la crianza pueden derivar en ansiedad, depresión y una baja autoestima, afectando la calidad de vida de los padres y su equilibrio emocional.
Las repercusiones se observan en tres niveles principales:
- En los hijos: riesgo de negligencia, problemas emocionales y educativos, exposición a violencia o depresión.
- En los padres: culpa, vergüenza, síntomas físicos asociados al estrés crónico, irritabilidad e incluso adicciones.
- En la pareja: mayor probabilidad de conflictos, dificultades de comunicación y posibles episodios de violencia.
Este círculo vicioso impacta profundamente en el núcleo familiar, deteriorando las relaciones y la dinámica diaria.
En algunos casos, es recomendable buscar apoyo especializado (psicoterapia, grupos de apoyo o psicoeducativos etc.) para reducir los síntomas asociados al burnout parental.
Aprende a prevenirlo
Prevenir el agotamiento parental requiere dedicación y estrategias claras. Implica priorizar el autocuidado, construir una red de apoyo confiable, contar con orientación terapéutica cuando sea necesario y utilizar el amor por tu hijo como una poderosa fuente de motivación.
Aquí tienes 12 ideas sobre cómo llevar a cabo este cuidado:
- Haz una lista de las principales fortalezas de tu hijo
- Recuerda los momentos alegres y divertidos
- Practica actos sencillos de amabilidad
- Sonríe cuando tu hijo entre en la habitación
- Haz crecer tu empatía
- Literalmente, toca base
- Considera tu frustración como un rompecabezas por resolver
- Permítete sentir lo que sientes
- Céntrate en las partes luminosas
- Vigila tus reacciones ante el comportamiento de tu hijo
- Conéctate con otros
- No tomes el comportamiento de tu hijo como algo personal
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