Hepatitis C: conoce su relación con la cirrosis hepática
La hepatitis C es un virus que afecta mayormente el hígado, aunque tiene la capacidad de dañar también otros sistemas. Se puede presentar desde una infección asintomática hasta los hallazgos clínicos de una persona con cirrosis en estadio final. Para conocer más sobre esta condición, BeHealth entrevistó al doctor José Rivera, gastroenterólogo y hepatólogo en Hospital de Auxilio Mutuo en el Centro de Trasplante.
“Los clínicos promovemos realizar el diagnóstico lo más temprano posible para poder brindarle el tratamiento adecuado al paciente y que no llegue a los estadios finales de cirrosis, término clínico para describir a un hígado con una cicatrización avanzada que muchas ocasiones pierde función”.
Reconociendo los síntomas
Un paciente con cirrosis presenta manifestaciones de disfunción hepática: piel amarilla, acumulación de líquido en el vientre o las piernas, algunos pueden perder la capacidad de metabolismo de muchos sustancias en el hígado y pueden desarrollar encefalopatías, presentando problemas cognitivos. Asimismo, hay paciente que presentan problemas de coagulación y de sangrado. Todos estos síntomas, agregó el doctor Rivera “pueden conducir a un fallo hepático final o cáncer de hígado, cuya causa más común en Estados Unidos sigue siendo hepatitis C”.
Tratamientos actuales
Según el especialista, por décadas no existió tratamiento adecuado para la hepatitis C, y las terapias empleadas causaban muchos efectos secundarios que pocos pacientes podían tolerar, además de ser muy largas. Afortunadamente para finales del 2014 salió al mercado la primera terapia puramente oral con unos porcientos de cura que sobrepasaban el 90% de los pacientes.
Estos tratamientos han evolucionado en la última década y ahora no son solamente orales, sino que también cubren casi todos los genotipos de hepatitis C, con muy pocos efectos secundarios.
Entre los fármacos más empleados se encuentran los inhibidores de proteasa, que se aplican a pacientes con estadios tempranos de cirrosis. Usualmente son combinaciones de diferentes fármacos que a veces se encuentran en una sola tableta.
“La primera terapia que sigue teniendo un rol vigente es a base de sofosbuvir, una molécula muy versátil porque se puede usar también en pacientes con estadios avanzados de la enfermedad”, aseguró el galeno.
El medicamento ideal para cada individuo dependerá de su evolución. Algunos necesitarán otro tipo de terapias para no ponerlos a riesgos por el estadio de su enfermedad o las interacciones con otros medicamentos.
Algunas estadísticas y riesgos de complicaciones
En Estados Unidos se estima que existen alrededor de 4 millones de personas infectadas con hepatitis C, aunque los tratamientos son más agresivos en la actualidad y quizás ese número haya disminuido. Gracias a diversos estudios se sabe que la prevalencia de la enfermedad en Puerto Rico es similar y existen mayores cifras en pacientes que guardan prisión, representando esos casos por encima del 70 u 80% del total en la Isla.
“En esta década se espera que se observe un pico de cáncer de hígado a causa de todos esos pacientes que se infectaron en los años 80 o 90 que no tuvieron oportunidad de cura. A pesar de que las terapias disminuyen el riesgo de esta condición oncológica, no lo eliminan del todo y para ello existen otras indicaciones de cernimiento periódicamente”, agregó.
Algunos aspectos genéticos condicionan que determinadas personas desarrollen enfermedad más agresiva que otras, sin embargo también influye la edad del paciente. Al respecto el especialista señaló que “cuando la hepatitis C se trata en estadios iniciales es muy difícil que queden secuelas”.
Llamado a la prevención
Una persona con hepatitis C desarrollará enfermedad avanzada del hígado alrededor de 20 o 30 años después del periodo de infección, de ahí la importancia de identificar los factores de riesgo.
“Las guías del Centro del Control de Infecciones promueven que se haga una prueba de cernimiento a toda la población alguna vez en su vida. Anteriormente estos exámenes solo se realizaban a los baby boomers, pues es el segmento poblacional con mayor prevalencia de hepatitis C, sin embargo, en la actualidad observamos mayor cantidad de personas jóvenes infectándose con el virus”, alertó el hepatólogo.
Aunque se conocen algunos factores de riesgo como el uso de opoides inyectables, transfusiones de sangre realizadas antes de los 90 y promiscuidad, muchas de las personas no tendrán ninguno de estos factores y en más de un 90% la enfermedad mantendrá un curso indolente de infección, es decir que no presentarán síntomas, razón de más para realizarse estas pruebas de cernimiento a tiempo y prevenir así complicaciones a causa de la hepatitis C.