¿Cómo lidiar con las convulsiones febriles en los infantes?
En las entrevistas para BeKids dirigidas por la pediatra Daisy Quiros Francheschi, el neurólogo pediátrico Orlando Torres Fernández del Hospital Episcopal San Lucas habló sobre las convulsiones febriles y qué hacer para ayudar a los infantes a manejarlas.
Las convulsiones febriles son las que se producen en infantes y niños entre seis meses y cinco años, y usualmente son asociadas a una fiebre. Se produce por infecciones de oído o situaciones virales en donde el paciente tiene unos movimientos involuntarios.
Se pueden diferenciar entre sencillas y complejas. La convulsión más simple es aquella que dura solo unos minutos y en la que la fiebre sucede durante el periodo infeccioso del niño.
La convulsión es más compleja cuando dura más de 10 minutos, surge más de un episodio en 24 horas o cuando el médico nota signos que sugieran una infección más seria. En muchas ocasiones el paciente ya tiene hallazgos en el historial de salud que los pone en riesgo de tener más convulsiones.
Mamá o papá, ¿qué hacer para trabajar las convulsiones febriles?
Lo primordial es mantener la calma y no desesperar, según compartió el neurólogo pediátrico.
“Lo principal es que ponga al niño de lado porque la convulsión va a causar muchas secreciones nasales y bucales para que toda la saliva salga”, explicó el también director del departamento de Pediatría de la Escuela de Medicina Ponce Health Sciences.
Torres Fernández mencionó que muchos papás llevan al niño a la bañera con agua fría, lo que no es necesario al causar que la temperatura del cuerpo baje y pueda provocar otro episodio.
Se debe evitar poner artículos en la boca ya que puede empeorar la situación e incluso causar una lesión al paciente o a la persona que intenta ayudar. El pediatra también recomendó poner cómodo al niño e intentar tomar el tiempo de la convulsión. De durar más de cinco minutos, se recomienda llegar a la sala de emergencias.
“No tenemos que meterlo debajo del agua, no tenemos que ponerle hielo, no tenemos que ponerle nada en la boca. Simplemente mantener la calma, ponerlo de lado y, si es necesario, llevarlo al hospital”, mencionó el neurólogo, además de comunicarse con el pediatra.
Las hospitalizaciones no son lo usual, pero se considera necesaria si el paciente está deshidratado o si tiene alguna infección y necesita medicamento por vena. De ser una convulsión más compleja y prolongada se puede hospitalizar de necesitar una evaluación neurológica o alguna otra condición que se deba investigar.
No hay un tratamiento ni se recomiendan medicamentos específicos, aparte de un cuidado normal. En caso de que el paciente presente fiebre se debe llamar al pediatra.
“La mayoría de las convulsiones febriles, el 80 por ciento de ellas, no lleva ninguna consecuencia a ese niño o esa niña en el futuro”, compartió Torres Fernández.