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Cómo identificar y manejar trastornos alimenticios

Los trastornos alimenticios son un tema de gran relevancia y complejidad que afecta a personas de todas las edades, géneros y trasfondos. Estas condiciones, que van mucho más allá de las apariencias físicas, pueden tener un impacto devastador en la salud mental y emocional de quienes las padecen.

En este artículo, te compartiremos la experiencia de la Lcda. Chelsea Serrano, una Trabajadora Social y Especialista en Trastornos Alimenticios que no solo brinda su conocimiento profesional, sino que también comparte su experiencia personal con este tipo de trastorno.

«Hace 15 años, yo luchaba con problemas alimentarios, específicamente, un trastorno alimenticio», confesó Serrano. «En ese momento, era una joven con sobrepeso, y debido a las constantes críticas sobre mi peso por parte de mi padre y mi abuelo, empecé a desarrollar comportamientos autodestructivos», confesó.

Estos comportamientos incluían la provocación del vómito y la ocultación de comida debajo de su cama. Llegó incluso a restringir su ingesta calórica de manera extrema, pesando tan solo 89 libras como adolescente y siendo diagnosticada con anorexia, sin plena conciencia de la gravedad de su situación.

Pero el testimonio de Serrano va más allá de su propia experiencia. Su familia también enfrentó desafíos de salud relacionados con la alimentación. «Con el tiempo, mi madre, que es paciente de psoriasis, sufrió un derrame a los 47 años que la dejó postrada en cama. Con el paso de los años, su salud se vio afectada por la obesidad y mi padre, a los 60 años, recibió un diagnóstico de diabetes«, relató Serrano.

Estas experiencias personales la llevaron a comprender que cuando habla de alimentación, «no solo me refiero a pacientes, sino a seres humanos, a familias con sueños y metas que, al igual que nosotros, enfrentan desafíos».

“En Puerto Rico, y en muchas otras partes del mundo, hay aproximadamente 1.1 millones de personas que padecen condiciones de salud crónicas e inflamatorias que pueden estar relacionadas con malos hábitos de vida y patrones alimentarios. Estas condiciones pueden prevenirse o tratarse a través de una alimentación adecuada”, compartió.

La influencia de la alimentación en la salud emocional

Uno de los puntos clave de la perspectiva de Serrano es la influencia de la alimentación en nuestras emociones. La trabajadora social destaca que ciertos alimentos pueden tener un impacto negativo en nuestro estado de ánimo. «Comidas ricas en azúcares refinados, alimentos procesados y aquellos con aditivos, conservantes o colorantes pueden provocar sentimientos de ansiedad y depresión», advierte. Además, el consumo excesivo de azúcar está relacionado con la inflamación crónica, lo que plantea preguntas sobre su relación con condiciones como la psoriasis.

«La realidad es que la alimentación desempeña un papel fundamental en la salud de la piel y el cuerpo en general», sostiene Serrano. «Si consumimos alimentos altamente procesados y ricos en azúcares, estamos contribuyendo a un entorno interno que favorece la inflamación y, en consecuencia, puede agravar afecciones como la psoriasis». Además, los alimentos que contienen colorantes, preservativos y un exceso de azúcares refinados pueden tener un impacto negativo en varias áreas de nuestra salud, incluida la agravación de la condición de psoriasis.

Serrano también aborda el impacto de la alimentación en la salud mental y emocional, señalando que ciertos alimentos pueden generar una respuesta de gratificación similar a la que se experimenta con sustancias adictivas, como las drogas. «Un ejemplo común de esto es la adicción percibida a las bebidas carbonatadas, como la soda. Muchas personas afirman que no pueden vivir sin ellas y pueden experimentar síntomas de abstinencia, como dolor de cabeza, si intentan reducir su consumo», explicó.

Trastornos alimenticios y la importancia de identificarlos

Serrano menciona los trastornos alimenticios más comunes, incluyendo la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón. «A menudo los padres y abuelos pueden no reconocerlo, y es importante estar informado sobre estos trastornos para poder promover conversaciones y brindar apoyo adecuado a las personas que los padecen», enfatizó. También advierte sobre los problemas graves que pueden surgir cuando una persona no puede controlar sus hábitos alimenticios, especialmente durante la noche, y se enfrenta a episodios de ingesta descontrolada de dulces u otros alimentos. «Esto puede llevar a evitar situaciones que involucren alimentos, lo que afecta la calidad de vida de la persona».

Serrano destaca la importancia de identificar signos y señales de alerta temprana en relación con la alimentación. «Si en algún momento sientes que estás perdiendo el control en relación a la comida, experimentas ansiedad a la hora de comer, te preocupas en exceso por la comida y el peso, o comienzas a aislarte y evitar actividades sociales, es importante prestar atención a estas señales», advierte. Buscar apoyo de un profesional de la salud mental o un nutricionista puede ser beneficioso para abordar estos problemas antes de que se conviertan en trastornos alimenticios más graves. La detección temprana y la intervención son clave para prevenir complicaciones a largo plazo relacionadas con la alimentación y la salud mental.

Consejos para una alimentación saludable

Para promover hábitos alimentarios saludables en el hogar, Serrano destaca la importancia de establecer un ambiente que fomente elecciones de alimentos saludables y una relación positiva con la comida. Recomienda centrarse en los tres macronutrientes principales: carbohidratos, proteínas y grasas saludables. Alentar a las personas a que sus platos contengan una combinación equilibrada de estos macronutrientes, junto con frutas y verduras, es una excelente recomendación para promover una alimentación saludable. «La educación sobre una dieta equilibrada es valiosa para empoderar a las personas a tomar decisiones informadas sobre su alimentación», dice Serrano.

Serrano también sugiere dividir el plato en tres partes, asegurándose de que al menos la mitad del plato esté compuesta por frutas y verduras. Esto fomenta una ingesta equilibrada de carbohidratos, proteínas y grasas saludables y es una práctica clave para mantener una dieta saludable.

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“La educación sobre una dieta equilibrada es valiosa para empoderar a las personas a tomar decisiones informadas sobre su alimentación”, dijo.

Además, hace hincapié en la importancia de beber al menos ocho vasos de agua al día para mantener una hidratación adecuada y apoyar la función del cuerpo. La incorporación de ejercicio físico en la rutina diaria es esencial para mantener una vida saludable y prevenir problemas de salud relacionados con la alimentación y la falta de actividad física. «Hacer ejercicio regularmente no solo contribuye al bienestar físico, sino que también tiene un impacto significativo en el bienestar emocional», destacó.

El bienestar emocional y la importancia del autocuidado

La trabajadora social también resalta la importancia del autocuidado en medio de las ajetreadas agendas diarias. «Tomarse al menos 5 minutos al día para cuidarse a uno mismo es un gesto valioso», subraya. Mejorar la calidad del descanso es otra parte fundamental del bienestar. Establecer rutinas de sueño regulares y relajantes antes de acostarse puede ayudar a garantizar un descanso reparador.

Planificación de comidas y autoconciencia

Para promover la salud, Serrano considera la planificación de comidas como una estrategia fundamental. «Planificar las comidas con antelación, por ejemplo, preparando alimentos el domingo para el almuerzo de los días siguientes, puede ayudar a garantizar opciones más saludables y evitar decisiones alimenticias impulsivas que a menudo no son las mejores para nuestra salud», sugiere. También aconseja hacer una lista de compras antes de ir al supermercado, lo que evita compras por impulso y asegura la elección de alimentos más saludables.

Serrano hace hincapié en la importancia de enseñar a reconocer la diferencia entre el hambre física y emocional, especialmente a los adolescentes. «Es fundamental aprender a escuchar a nuestro cuerpo y comprender cuándo es el momento adecuado para comer y cuándo debemos hacerlo por razones emocionales o impulsivas», enfatizó.

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