¿Cómo hacer frente al estigma y tener salud mental cuando se tiene VIH?
El VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) es un virus que ataca el sistema inmunitario del cuerpo. Tras pocas semanas de contagio, pueden presentarse síntomas como fiebre, dolor de garganta y fatiga. Luego, la enfermedad suele ser asintomática hasta que se convierte en SIDA. En este punto, las personas pueden presentar signos como pérdida de peso, fiebre o sudores nocturnos, infecciones recurrentes y fatiga.
El virus puede transmitirse mediante el contacto con sangre, semen o fluidos vaginales infectados y puede interferir con la capacidad del cuerpo de combatir infecciones.
¿Se enfrentan los pacientes con VIH a situaciones de estigma y discriminación?
En la actualidad algunas personas siguen viendo a quienes son diagnosticados con VIH “como parte de un grupo que se supone ser socialmente inaceptable”, resaltan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Muchos de los pacientes de VIH se enfrentan en el diario vivir a actitudes negativas como rechazo o suposiciones sobre su actuar.
Por otra parte, también se ven afectados por la discriminación cuando reciben un trato diferente al de las personas que no tienen el VIH.
Algunos casos pueden ser:
- El médico se niega a brindarle atención médica o servicios a una persona que tiene el VIH.
- Rechazar el contacto casual con alguien que tiene el VIH.
- Aislar socialmente a un miembro de la comunidad porque es VIH positivo.
- Referirse a las personas con el VIH como “infectadas” o “positivas”.
¿Puede el VIH afectar tu salud mental?
Recibir el diagnóstico, tomar la decisión de compartir o no la noticia con familiares o amigos y enfrentar algún tratamiento puede generar en el paciente cambios en su estado de ánimo y puede llevarlo a presentar varios episodios principalmente de estrés, ansiedad y depresión.
“El VIH, y algunas infecciones oportunistas, pueden también afectar el sistema nervioso y provocar cambios en el comportamiento de las personas”, señalan los CDC.
Depresión y VIH
La depresión es un trastorno del estado del ánimo muy frecuente en quienes tienen VIH y puede ocasionar síntomas graves que afecten la forma de pensar y manejar las actividades diarias, como dormir, relacionarse socialmente, comer o trabajar.
Es importante que durante todo el proceso, incluso desde el momento en el que se recibe el diagnóstico el paciente busque apoyo para aprender a manejar sus emociones y para tener la disposición para adaptarse de forma temprana a las terapias y gozar de una buena calidad de vida.
Síntomas de depresión
Para recibir el diagnóstico de depresión es importante que esté alerta a la presencia de los siguientes signos, vigile la duración de los mismos y consulte con su médico:
- Tristeza persistente,
- Ansiedad,
- Sensación de “vacío”o impotencia,
- Negativismo,
- Pérdida del apetito,
- Desinterés por interactuar con los demás.
Algunas personas logran manejar su depresión apoyados en terapia hablada con especialistas y en algunos casos, puede llegar a necesitar apoyo con medicamentos.
¡Acabemos con el estigma!
Hablar abiertamente sobre el VIH puede acabar con el tabú que por años se ha guardado frente al tema.
Educarnos, reconocer la condición, saber por qué se presenta y la importancia de tratarla oportunamente permite a más pacientes buscar atención a tiempo para prevenir que el virus progrese y se convierta en SIDA o para prevenir mayores contagios en la sociedad.