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Cáncer cervicouterino, estrategias y logros para alcanzar la meta 2030 en las Américas

El cáncer cervicouterino sigue siendo uno de los mayores desafíos de salud pública en América Latina y el Caribe, afectando principalmente a mujeres de comunidades vulnerables y de bajos recursos. Sin embargo, gracias a la iniciativa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y los esfuerzos coordinados de los países de la región, el horizonte está cambiando. En la reciente sesión informativa titulada «Eliminación del Cáncer Cervicouterino y Llamamiento a la Acción en las Américas», organizada por la OPS, se compartieron los avances, desafíos y estrategias innovadoras que están impulsando esta lucha.

Compromiso regional y cooperación técnica

La doctora Sabana Luciani, jefa del Departamento de Enfermedades No Transmisibles y Prevención de la OPS, abrió la sesión expresando el respaldo que los Fondos Rotatorios y la iniciativa de eliminación de enfermedades han dado a la lucha contra el cáncer cervicouterino. «Contamos con un gran respaldo de los líderes de la OPS, lo cual hace que nuestro trabajo y el apoyo a los Estados Miembros sean mucho más fáciles», afirmó Luciani. Estos esfuerzos no solo buscan la eliminación del cáncer cervicouterino, sino también el cumplimiento de ambiciosas metas de cobertura: «El 90% de vacunación contra el VPH en niñas menores de 15 años, el 70% de cobertura mediante pruebas de detección para mujeres de entre 30 y 49 años, y el 90% de cobertura para servicios y tratamiento de lesiones precancerosas y cáncer».

Las metas son ambiciosas, pero alcanzables. «Sabemos que estas metas son ambiciosas, pero creemos firmemente que se pueden alcanzar, ya que forman parte de estrategias fundamentales de salud pública», enfatizó la doctora Luciani. El desafío está en fortalecer los programas de inmunización y atención primaria que ya existen en la región, adoptando innovaciones como la dosis única de vacunación y el auto-muestreo para la detección del VPH.

Vacunación contra el VPH: experiencias de Panamá, El Salvador y Paraguay

La vacunación contra el VPH es uno de los pilares esenciales en la eliminación de  el cáncer cervicouterino. La doctora Reina Arroba, directora general del Ministerio de Salud de Panamá, compartió la experiencia de su país, uno de los pioneros en la introducción de la vacuna. 

En 2010, Panamá empezó a vacunar a niñas de 10 años. Esta decisión fue clave, ya que «el cáncer de cuello uterino es uno de los cánceres que más afecta la salud de las mujeres en nuestro país y, además, es prevenible mediante una vacuna». La implementación inicial tuvo desafíos significativos, especialmente en cuanto a la aceptación de los padres, que cuestionaban la necesidad de vacunar a niñas tan jóvenes contra una enfermedad de transmisión sexual. «Tuvimos que trabajar arduamente para explicar por qué niñas de 10 años necesitaban recibir una vacuna contra un virus que se transmite sexualmente», recordó la doctora Arroba. A pesar de estos desafíos, la persistencia en la educación y la divulgación permitió a Panamá alcanzar altos niveles de cobertura.

El Salvador, por su parte, introdujo la vacuna durante la pandemia de COVID-19. El doctor Alberto Bonilla, jefe de la Oficina Internacional del Ministerio de Salud de El Salvador, describió cómo enfrentaron el desafío de vacunar en un contexto tan complejo. «Adoptamos la estrategia 90-70-90 mencionada previamente por el doctor Barbosa, y con ello, nuestro mayor desafío fue educar a la población«. Gracias a esfuerzos intensos de comunicación y al trabajo con las escuelas, El Salvador logró una excelente aceptación y hoy la vacuna está disponible de forma gratuita en todo el país. 

Paraguay inició la vacunación contra el VPH en 2012 y recientemente ha adoptado el esquema de dosis única, ampliando también la cobertura a los varones. La ministra de Salud Pública de Paraguay, la doctora María Teresa Barán, destacó cómo la integración de la vacunación en el entorno escolar ha sido fundamental para alcanzar una alta cobertura. Además, explicó la implementación de un programa integral llamado «Hambre Cero» en las escuelas, que facilita la vacunación. «Como siempre decimos, el programa de alimentación escolar no es solo un plato de comida, sino una herramienta para reducir la deserción escolar y una oportunidad para ampliar la vacunación».

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Estrategias innovadoras para ampliar la cobertura

Un aspecto clave para alcanzar las metas de eliminación del cáncer cervicouterino es garantizar el tamizaje adecuado y el tratamiento oportuno de las lesiones. En El Salvador, la implementación de la prueba de VPH a nivel nacional ha sido un avance crucial. «Actualmente contamos con 731 centros de atención de primer nivel, y en el 100% de estos establecimientos ofrecemos el tamizaje con la prueba de VPH», señaló el doctor Bonilla. La introducción de equipos de termoablación ha permitido tratar lesiones tempranas de forma efectiva, evitando así que progresen hacia cáncer invasivo.

En Paraguay, la participación en el estudio ESTAMPA de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) permitió evidenciar la necesidad de incluir la prueba de VPH en los programas de salud del país. «Del 100% de los casos de cáncer de cuello uterino diagnosticados en Paraguay, el 80% se encuentran en estadios 3 y 4, lo cual implica un diagnóstico tardío y, lamentablemente, la mayoría de las pacientes fallecen debido a la enfermedad», comentó la doctora Barán. El uso del test de VPH en el marco de los programas de tamizaje está ayudando a cambiar este panorama, al detectar lesiones en etapas más tempranas.

En Panamá, la doctora Reina Arroba mencionó que, si bien aún no se ha implementado la prueba de VPH a nivel nacional, el país ha logrado una alta cobertura de tamizaje con citología, utilizando el Papanicolaou y la citología en fase líquida. Además, Panamá está evaluando la viabilidad financiera de la introducción de la prueba de VPH, ya que el costo actual de cada prueba ronda los 60 dólares, lo que dificulta su implementación masiva. Sin embargo, la doctora Arroba mostró optimismo en cuanto al uso del Fondo Estratégico de la OPS para mejorar la accesibilidad de estas herramientas de detección.

Tratamiento y descentralización de los servicios oncológicos

El acceso al tratamiento adecuado sigue siendo un desafío en la mayoría de los países de la región. En El Salvador, la introducción de equipos de termoablación y la capacitación del personal de salud han sido fundamentales para el tratamiento temprano de las lesiones detectadas. «Es muy gratificante poder ayudar a las personas que padecen cáncer cervicouterino, especialmente desde las etapas iniciales. Esto nos permite brindar apoyo directo en una enfermedad que hoy en día es prevenible«, expresó el doctor Bonilla.

Paraguay también ha hecho grandes esfuerzos para descentralizar los servicios oncológicos. «Paraguay recuperó casi 3.5 millones de dólares del mecanismo COVAX, y la decisión del presidente fue utilizar esos fondos para adquirir dos aceleradores lineales», comentó la doctora Barán. Estos nuevos equipos se ubicarán en dos departamentos con alta densidad poblacional, lo cual permitirá acercar el tratamiento de radioterapia a las comunidades rurales, reduciendo significativamente el desarraigo y los gastos de bolsillo de las familias.

En Panamá, el Instituto Oncológico Nacional concentra gran parte de los tratamientos, aunque también existen servicios de radioterapia en tres regiones de salud del país. Además, los programas de prevención y tratamiento incluyen una componente de orientación sexual y reproductiva para adolescentes, en colaboración con UNICEF, con el objetivo de educar y prevenir la transmisión del VPH, desde una edad temprana.

La importancia de la participación comunitaria y el autocuidado

La participación comunitaria y el autocuidado son pilares fundamentales en la estrategia de eliminación del cáncer cervicouterino. La posibilidad de realizar una auto-toma para la detección del VPH, es una herramienta poderosa que permite llegar a mujeres que, de otra forma, no tendrían acceso a tamizaje. Susana Segovia, directora del Centro Latinoamericano de Perinatología y Salud de la Mujer, enfatizó la relevancia del autocuidado. «La auto-toma nos permite alcanzar a mujeres que, de otro modo, no tendrían acceso a un tamizaje oportuno».

Además, la doctora Segovia anunció la organización de un taller sobre autocuidado en octubre, enfocado en ampliar la implementación de esta estrategia en las comunidades más vulnerables de la región. «Este taller no solo se centrará en el autocuidado en términos de la prueba de VPH, sino también en la salud de la mujer, la mortalidad materna y otros temas relevantes».

El momento de actuar es ahora

La sesión concluyó con un llamado a la acción por parte del doctor Janes, quien destacó la urgencia de los esfuerzos para la eliminación del cáncer cervicouterino. «América Latina y el Caribe tienen la segunda tasa más alta de mortalidad por cáncer cervicouterino en el mundo, lo cual subraya la urgencia de nuestros esfuerzos». Las estrategias coordinadas entre los países, el uso de herramientas innovadoras y la cooperación internacional son fundamentales para alcanzar las metas establecidas para el año 2030.

La OPS y los Estados Miembros de las Américas se han comprometido a trabajar juntos para que ninguna mujer muera de cáncer cervicouterino. Como afirmó la doctora Barán, «el impacto de lograrlo será inmenso para todas las familias en nuestros países: saber que podemos prevenir el cáncer de cuello uterino y salvar vidas a través de esta iniciativa es algo muy valioso».

Las herramientas están disponibles: vacunas, pruebas de detección y tratamiento. Es momento de utilizarlas al máximo y garantizar un futuro en el que el cáncer cervicouterino sea parte del pasado. «Ninguna mujer en la Región de las Américas debería morir a causa de este cáncer. Tenemos la experiencia, y tenemos el momento adecuado para actuar. Es ahora el momento de actuar», concluyó el doctor Janes.

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