Generalmente, las personas que reciben el diagnóstico de una enfermedad inflamatoria intestinal suelen recurrir a los especialistas para indagar en primera instancia qué tipo de alimentación o dieta deben seguir.
Para abordar este tema, conversamos con la doctora Esther A. Torres, gastroenteróloga, catedrática del Recinto de Ciencias Médicas, directora del Centro para Enfermedades Inflamatorias de la Universidad de Puerto Rico y presidente de FEAT, quién explicó que la primera recomendación se basa en seguir una dieta saludable, como la que se recomienda a cualquier otra persona que convive sin un diagnóstico de EII.
De acuerdo con la especialista, la Asociación Americana de Gastroenterología ha recomendado, por ejemplo, seguir la dieta mediterránea para pacientes con estas condiciones.
Un patrón alimenticio centrado en alimentos vegetales, como frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos, con un consumo moderado de pescado, aves y huevos, y poca carne roja.
A su vez, habló sobre las propiedades de la dieta antiinflamatoria, que busca prevenir que ciertos alimentos o componentes provoquen un proceso de inflamación intestinal.
“Esta dieta se parece mucho a la mediterránea, pero no es exactamente igual. Esta dieta se está estudiando en algunas condiciones puntualmente, como, por ejemplo, en la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn”, explicó.
La Dra. Torres afirmó que los estudios realizados hasta el momento demuestran que hay beneficios al seguir este tipo de dieta, principalmente en el control de la sintomatología característica de estas condiciones.
Otros estudios también sugieren que los marcadores de inflamación mejoran y, en algunos casos particulares de dietas estrictas que se han realizado en los niños, incluso los ha llevado a presentar una remisión de los síntomas.
La importancia del apoyo profesional
Para la gastroenteróloga, es importante que el paciente consulte con un especialista en nutrición y pueda llevar un diario a estas consultas en el que pueda evaluar qué tipo de alimentos consume y le genere cierta sintomatología.
“De esta manera se puede llevar al paciente a tener una vida saludable cuando tiene síntomas y cuando no los tiene también, porque la idea es mantener a largo plazo la alimentación saludable”, mencionó la fundadora de FEAT.
¿Qué alimentos pueden empeorar o mejorar la condición?
La especialista recomienda evitar cualquier tipo de alimento refinado, azúcares, grasas poliinsaturadas y comida chatarra.
Contrario a esto, para mejorar las bacterias buenas que se tienen dentro del intestino, conocidas como microbioma, se recomiendan alimentos como los prebióticos y probióticos, que ayudan a mantener de manera saludable las bacterias o virus que se están dentro del intestino y que son estimulantes para el sistema inmune.
La doctora Torres también enfatizó la importancia del ejercicio, destacando que es bueno tanto para la salud muscular y ósea como para la salud cardiovascular y mejor el estado de ánimo.
EII y salud mental
La especialista señaló que se ha demostrado que más del 50 % de los pacientes que reciben el diagnóstico de estas condiciones en algún momento de su vida van a presentar ansiedad, depresión o dificultad para el manejo del estrés.
A su vez, más de tres cuartos de los pacientes tienen problemas de sueño por diferentes razones, como el proceso inflamatorio que los obliga a interrumpir su descanso e ir al baño, o por la preocupación que tienen.
“Es importante hacer una evaluación de su estado emocional y dar el apoyo necesario en el que incluso se le explica al paciente cómo manejar el estrés del día a día”, enfatizó.
Atención bajo un hogar médico
Resulta beneficioso para el paciente la atención bajo un mismo techo o centro médico en donde se encuentren especialistas como: gastroenterólogos, especialistas en salud emocional, nutricionistas que conozcan la condición y sepan cuáles son las mejores alternativas para cada paciente e incluso, cirujanos especialistas.
“Resulta fundamental tener acceso a diferentes especialistas cuando estos pacientes tienen manifestaciones fuera del intestino de la condición, como puede ser la artritis, infecciones en la piel, alteraciones en los ojos”
Lo que se busca es que tan pronto se evidencie una comorbilidad asociada, se pueda dirigir a especialistas de otras ramas como los reumatólogos para que puedan hacer un diagnóstico y un adecuado manejo, todo desde un mismo lugar.
