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Adiós vacaciones, hola rutina: consejos para un regreso positivo al trabajo

El final de las vacaciones siempre nos deja una mezcla de sentimientos. Por un lado, están los recuerdos felices de días de descanso, aventuras y momentos en familia o con amigos. Por otro, la realidad de volver a la rutina diaria se impone, trayendo consigo un poco de tristeza, ansiedad e incluso estrés. Este es un proceso normal y común, pero no tiene por qué ser negativo. Con algunos ajustes y hábitos saludables, puedes afrontar el regreso a la realidad de una manera más amable contigo misma.

1. Abraza el cambio y las emociones que trae

Es completamente natural sentir una especie de “bajón” cuando las vacaciones terminan. Después de todo, acabas de disfrutar de un tiempo en el que las responsabilidades fueron más ligeras o incluso inexistentes. El primer consejo es sencillo, pero poderoso: acepta lo que sientes. No te castigues por sentirte desanimada o abrumada. Permítete experimentar esas emociones sin juzgarlas. Las emociones son pasajeras, y reconocerlas es el primer paso para dejarlas ir. Recuerda que es parte del ciclo de la vida y que esta transición, aunque incómoda, también pasará.

2. Planifica momentos de disfrute en el corto plazo

Una buena estrategia para suavizar el golpe del retorno a la rutina es tener algo que te ilusione a corto plazo. No se trata de planificar otra gran vacación, sino de crear pequeños espacios de disfrute dentro de tu día a día. Puede ser algo tan simple como una cena en tu restaurante favorito, una tarde de película en casa, o incluso una caminata en el parque. Tener algo agradable en el horizonte te permitirá sobrellevar las primeras semanas con más alegría y menos estrés.

3. Cuida tu cuerpo, escucha a tu cuerpo

El bienestar físico y emocional están profundamente conectados, y es fácil olvidarlo cuando volvemos al ritmo frenético del trabajo o los estudios. Retomar una alimentación equilibrada y mantener la actividad física no solo ayudará a tu cuerpo, sino que también influirá directamente en tu estado de ánimo. Pequeñas acciones como salir a caminar, hacer yoga o simplemente tomarte un respiro para estirarte durante el día pueden hacer una gran diferencia. También es importante ajustar tus horas de sueño para que tu cuerpo se acostumbre nuevamente a la rutina, dándote la energía necesaria para afrontar el día con mejor disposición.

4. Reinventa tu espacio personal o de trabajo

A veces, lo que necesitamos para sentirnos más motivados es un entorno que inspire. Puedes aprovechar este regreso a la rutina para darle un toque de frescura a tu espacio. Cambiar la distribución de tu escritorio, añadir una planta o decorar con fotos de las vacaciones puede hacer que el regreso sea menos duro. Además, un ambiente ordenado y agradable tiene un impacto directo en cómo te sientes y en tu productividad. Ver tu espacio como algo renovado puede ayudarte a empezar con una actitud más positiva.

5. No te apresures, vuelve a la rutina de forma gradual

Uno de los errores más comunes al regresar de las vacaciones es intentar volver a la rutina de forma inmediata y con toda la energía. En lugar de eso, intenta reintegrarte poco a poco. Prioriza las tareas más importantes y organízate de tal manera que no sientas la presión de tener que hacerlo todo de una vez. Si te es posible, deja los primeros días para ponerte al corriente, establecer metas y crear un plan realista para las próximas semanas. También puedes incorporar pequeños descansos a lo largo del día para hacer el regreso más manejable y menos abrumador.

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6. Recuerda los buenos momentos con gratitud

Una forma de aliviar el malestar del regreso es enfocarte en lo positivo que has vivido durante las vacaciones. En lugar de lamentarte porque terminaron, tómate un momento para recordar las experiencias que te hicieron sentir feliz y agradecida. Ya sea una conversación especial, un paisaje que te dejó sin palabras o simplemente haber disfrutado del descanso, la gratitud puede ayudarte a mantener una perspectiva más optimista. Incluso puedes guardar una pequeña libreta de “momentos felices” en la que anotes estos recuerdos para revisarlos cuando lo necesites.

7. Crea una lista de nuevas metas y proyectos

El regreso a la rutina también puede ser una oportunidad para replantearte algunas metas y proyectos personales. ¿Hay algo que siempre quisiste aprender o mejorar? Puede ser el momento perfecto para empezar. Tal vez desees tomar una clase, leer más libros, o enfocarte en mejorar alguna habilidad. Establecer metas alcanzables te dará una sensación de propósito y motivación, y hará que el fin de las vacaciones no se sienta como un cierre, sino como el inicio de algo nuevo.

8. Comparte lo que sientes con alguien de confianza

Si el retorno a la rutina te genera una sensación de ansiedad o tristeza que no desaparece, hablar con alguien puede ser de gran ayuda. Compartir tus emociones con una amiga, un familiar o incluso un colega de confianza te permitirá desahogarte y encontrar apoyo. A veces, el simple hecho de expresar lo que sentimos nos ayuda a procesarlo mejor, y la perspectiva de los demás puede recordarnos que no estamos solos en estos momentos.

9. Sé amable contigo misma

Es fácil caer en la trampa de la autoexigencia cuando volvemos a la rutina. Tal vez sientas la necesidad de ser tan productiva como antes de las vacaciones, o quizás te impongas metas inalcanzables desde el primer día. Sin embargo, es importante ser amable contigo misma durante este período de ajuste. El final de las vacaciones no significa que debas estar al 100% inmediatamente. Date permiso para avanzar a tu propio ritmo, permitiéndote descansar y reajustarte.

10. Recuerda que la rutina también puede ser positiva

A veces asociamos la palabra “rutina” con algo negativo, pero en realidad, tener una estructura puede darnos estabilidad y bienestar. Regresar a un ritmo conocido puede ayudarte a recuperar el control y la tranquilidad. Además, la rutina te ofrece la oportunidad de retomar actividades que te gustan y te dan sentido, como tus hobbies, proyectos personales o tiempo de calidad con tu familia. 

El final de las vacaciones no tiene por qué ser un momento de tristeza o estrés. Con una actitud positiva, cuidado personal y un enfoque gradual, puedes regresar a la rutina de manera más sana y equilibrada. Recuerda que cada etapa tiene su propio valor, y que las vacaciones volverán. Mientras tanto, encuentra la alegría en los pequeños momentos del día a día, y mantén el equilibrio entre el trabajo y el descanso para disfrutar al máximo de tu vida cotidiana.

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Redacción BeHealth

Grupo multimedios especializado en promover la preservación de la salud física, mental y emocional.

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