1. Dolor de muelas
La falta de visitas regulares al odontólogo puede hacer que una caries se complique y lleve a las personas a presentar dolor de muelas. Si has pedido cita con el dentista y está lejos, puedes intentar enjuagarte la boca con agua tibia, usar hilo dental para retirar la comida atrapada entre los dientes y tomar un analgésico de venta libre.
En casos en los que notes hinchazón o pus alrededor de algún diente, o si tienes fiebre, podría ser señal de que tienes un absceso, lo que hace todo un poco más complejo. En este caso, consulta con tu dentista lo antes posible y valida el uso de antibióticos para el control de las molestias.
2. Dientes manchados
El consumo de algunos alimentos, medicamentos, malos hábitos como el tabaco y traumatismos son algunos de los factores que pueden decolorar tus dientes y hacerlos perder su color natural. Sin embargo, hay opciones para aclararlos.
Consulta con tu especialista sobre un tipo de pasta dental blanqueadora y un tipo de enjuague blanqueador (aunque en la mayoría de los casos, esto solo elimina manchas superficiales).
También puedes validar una opción de blanqueamiento con láser, pero recuerda hacerlo con un profesional en el tema.
3. Caries
La caries se forma cuando una bacteria pegajosa, llamada placa, se acumula en los dientes, destruyendo lentamente el esmalte dental .
Para prevenirla, cepíllate los dientes al menos dos veces al día con una pasta dental con flúor, usa hilo dental a diario, utiliza un enjuague bucal con flúor y asiste a tus citas dentales por lo menos cada seis meses.
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4. Diente astillado
Esta es la lesión dental más frecuente. Es común que las personas presenten una fractura luego de un golpe o choque o simplemente luego de comer palomitas o morder algún alimento duro.
Tu dentista podría recomendar una corona si la fractura es grande o una adhesión con una resina resistente para reemplazar la zona fracturada.
5. Dientes impactados
Cuando un diente permanente no sale correctamente se llama «impactado». En muchos casos, esto ocurre porque se atasca contra otro, o se genera un bloqueo entre hueso o tejido blando que se interpone en su nacimiento natural.
Si no genera algún tipo de molestia, el dentista podría recomendar no tocarlo. Pero si le duele, un cirujano oral puede extraerlo.