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Ansiedad, depresión y falta de ejercicio se relacionan con brotes de EII

Aunque suene sorprendente, un nuevo estudio presentado en el Congreso 2025 de la Organización Europea de Crohn y Colitis (ECCO) reveló que la ansiedad, la depresión y hasta la falta de ejercicio pueden ser claves en los brotes de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).

La investigación, liderada por la doctora Lauranne Derikx del Centro Médico de la Universidad Erasmus en Róterdam, analizó a cientos de pacientes del Reino Unido y encontró una relación clara entre el estado emocional y físico de las personas y la aparición de síntomas fuertes o “brotes duros” de esta enfermedad.

Aunque algunos pacientes se sienten “en remisión” o estables, muchos siguen cargando con comorbilidades como la ansiedad o el insomnio. ¿Y qué pasa? Pues que esto puede ser un detonante silencioso.

“La ansiedad, el sueño y la somatización se asociaron con un mayor riesgo de brote clínico, y la depresión y la falta de ejercicio con brotes severos”, explicó Derikx.

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El cuerpo habla…

Uno de los grandes retos de la EII es que su evolución es impredecible. Viene y va sin previo aviso, y esto puede generar frustración tanto en quienes la padecen como en sus médicos. Pero, ¿y si el cuerpo nos estuviera dando pistas antes de cada recaída?

La doctora Derikx y su equipo analizaron datos del estudio PREdiCCt, que sigue a pacientes con EII en 47 centros del Reino Unido, para entender qué factores podrían anticipar un brote. La mayoría de los participantes tenían alrededor de 44 años y convivían con la EII desde hacía una década. De ellos, un 35 % ya recibía tratamientos avanzados, lo que muestra que esta enfermedad no es sencilla de manejar.

¿Y qué encontraron? Que hay una conexión clara entre la mente y el intestino. Ese “eje intestino-cerebro” del que tanto se habla está cada vez más respaldado por evidencia. De hecho, se sugiere que la relación entre las emociones y la enfermedad es bidireccional: la EII puede agravar la salud mental, y al mismo tiempo, los problemas emocionales pueden empeorar los síntomas intestinales.

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Una mirada más integral a la EII

Stephen Lupe, psicólogo de la Clínica Cleveland, coincide en que no se trata solo de tratar el intestino, sino de cuidar a la persona completa. Y tiene toda la razón: la salud mental no debería verse como un “extra”, sino como parte del tratamiento.

Este estudio es un llamado a mirar la EII con otros ojos. A incluir el bienestar emocional en las consultas médicas. A hablar de estrés, de cómo dormimos, de cuánto nos movemos y de cómo nos sentimos realmente.

Porque al final, no somos solo un diagnóstico. Somos un todo. Y cuidarnos —de cuerpo y mente— puede ser la mejor forma de prevenir esos brotes que tanto afectan la calidad de vida.

Redacción BeHealth

Grupo multimedios especializado en promover la preservación de la salud física, mental y emocional.

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