Artritis psoriásica e imagen corporal: Quiérete tal como eres
Vivir con artritis psoriásica (AP) puede ser un desafío que afecta mucho más que la salud física. No solo lidias con el dolor articular, la inflamación y los cambios en la movilidad, sino que también enfrentas los efectos visibles de la enfermedad: piel escamada, uñas quebradizas y lesiones difíciles de ocultar. Estos síntomas no solo llaman la atención no deseada de otros, sino que también pueden influir en cómo te ves a ti mismo.
Sentirse incómodo con tu cuerpo o avergonzado por los signos visibles de la enfermedad no es raro. Estos sentimientos pueden afectar tu autoestima, tus relaciones y hasta cómo cuidas de ti mismo. Sin embargo, es posible mejorar tu relación con tu cuerpo y empezar a verte desde una perspectiva más amable y compasiva. Aquí te contamos cómo.
¿Qué es la imagen corporal y por qué importa?
La imagen corporal es mucho más que lo que ves en el espejo. Es la forma en la que percibes tu cuerpo, las opiniones y sentimientos que tienes sobre su aspecto y funcionamiento.
Cuando vives con artritis psoriásica, esta percepción puede verse afectada. Estudios han demostrado que las personas con AP tienden a cubrirse más, evitan actividades físicas y pueden sentirse inhibidas en su vida sexual. Estos efectos no solo limitan tu bienestar físico, sino también emocional.
Psoriasis genital: un tema importante
Uno de los aspectos menos discutidos de la artritis psoriásica es cómo puede afectar las áreas íntimas. La psoriasis genital o inversa se presenta como manchas rojas, lisas y dolorosas en la piel, que suelen ser más incómodas que otros tipos de psoriasis. Esta condición puede impactar significativamente la vida íntima: las personas afectadas tienden a evitar las relaciones sexuales o sienten menos deseo.
Esta forma de psoriasis puede controlarse con tratamientos efectivos como medicamentos biológicos y terapias tópicas específicas, que ayudan a recuperar la confianza y comodidad en la vida íntima.
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Cómo volver a amar tu cuerpo
Aunque la artritis psoriásica puede sentirse como un obstáculo, existen pasos que puedes seguir para mejorar tu relación contigo mismo y con tu cuerpo.
1. Recibe el tratamiento adecuado
El primer paso es asegurarte de que tu enfermedad está bajo control. Si tienes placas severas, dolor articular o limitaciones en tu movilidad, habla con tu médico. Los tratamientos actuales, incluidos medicamentos biológicos y tópicos, pueden ayudarte a mantener tu piel limpia y reducir el dolor articular, mejorando tanto tu físico como tu calidad de vida.
2. Practica la autocompasión
El diálogo interno crítico puede ser uno de los mayores enemigos de la autoestima. En lugar de criticarte, trata de entender que esas críticas suelen reflejar una necesidad insatisfecha, como la aceptación. Al cambiar ese diálogo interno por uno más amable, puedes comenzar a sanar la relación contigo mismo.
3. Escribe para reconectar contigo mismo
Un programa llamado Expand Your Horizon ha demostrado que escribir sobre las cosas positivas que hace tu cuerpo puede mejorar la imagen corporal y reducir la depresión en personas con enfermedades crónicas como la artritis reumatoide. Aquí tienes algunos ejercicios para probar en casa:
Reconoce lo bueno. Escribe una cosa que tu cuerpo haya logrado cada día. Por ejemplo: «Hoy agradezco que mis piernas me llevaron a caminar por el parque».
Valora tu cuerpo. Piensa en una parte de tu cuerpo que te guste o valores, y anótalo.
Agradece los momentos. Por ejemplo, “agradezco que mi cuerpo pueda disfrutar el aroma del café por la mañana”.
4. Muévete con amor
Incorporar actividad física puede ayudarte a aliviar los síntomas de la AP y a reconectarte con tu cuerpo. Prueba actividades que sean suaves para las articulaciones, como el yoga, caminar o nadar. Estas prácticas no solo alivian el dolor, sino que también mejoran tu relación con tu cuerpo al centrarte en lo que puedes hacer en lugar de lo que no.
Reconéctate con tu cuerpo
La artritis psoriásica puede presentar desafíos únicos, pero no tiene que definir cómo te sientes contigo mismo. Tu cuerpo, con sus imperfecciones y fortalezas, merece amor y cuidado. Aprende a reconocer todo lo que hace por ti, desde lo más pequeño hasta lo más significativo. Practica la autocompasión, busca apoyo y rodéate de actividades y personas que te ayuden a valorar lo que eres.
Recuerda: tu cuerpo es un hogar, y como cualquier hogar, merece atención, respeto y, sobre todo, amor.
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