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¿Depresión y crianza? dos circunstancias que se relacionan más de lo que deberían

Según los estudios más recientes, el 8,4% de los adultos en Estados Unidos, lo que equivale a 21 millones de personas, ha experimentado al menos un episodio de depresión mayor

Ser padre puede ser desafiante en ocasiones, pero la depresión va más allá del estrés cotidiano de la crianza. Esta condición puede generar una sensación de desesperanza y distanciamiento emocional hacia los hijos. También puede dificultar encontrar la energía para compartir tiempo con ellos, lo que a menudo deriva en culpa y una baja autoestima. Este ciclo de emociones negativas puede hacer que sea aún más complicado recuperar la motivación.

Es común que los padres se cuestionen si están haciendo un buen trabajo en algún momento, pero para aquellos que lidian con la depresión, esos pensamientos pueden ser abrumadores. La depresión impacta negativamente la autoestima y dificulta la participación en las actividades cotidianas, lo que puede hacer que, en su lucha por estar presentes, la crianza se vuelva una tarea casi imposible.

Experimentar tristeza, falta de energía y dificultad para disfrutar con los hijos puede transformar la crianza en una experiencia agotadora y abrumadora.

¿Qué es la depresión?

Es un trastorno mental frecuente que a menudo aparece junto con la ansiedad. Puede variar en intensidad, desde episodios leves y breves hasta casos graves y prolongados. Mientras algunas personas experimentan depresión una sola vez, otras pueden enfrentarse a episodios recurrentes.  

Aunque la depresión puede llevar al suicidio, es una situación prevenible con el apoyo adecuado. Existen numerosos recursos disponibles para brindar ayuda a quienes están atravesando pensamientos suicidas.

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Criando y, al mismo tiempo, luchando

La depresión los padres la experimentan alrededor del nacimiento de un hijo, pero otros la desarrollan más tarde o descubren que la crianza intensifica los problemas de salud mental existentes.

Cara Macari, LCSW, trabajadora social clínica en el Child Mind Institute, señaló que la depresión afecta profundamente la motivación de los padres. “Con la depresión surgen fuertes impulsos de querer acurrucarse y aislarse”, explica. “Eso dificulta la participación en actividades, e incluso podría dificultar el vínculo con los niños”.

Este fue el caso de Jazmine Cruz, madre de dos hijos y maestra de primaria en Nueva Jersey, quien ha luchado con la depresión desde su adolescencia, tras la muerte de su abuelo. La depresión se intensificó después del nacimiento de sus hijos, con cada parto coincidiendo con la muerte de familiares cercanos. “Se supone que tienes que alegrarte por tu primer hijo, pero yo no tuve eso”, recordó Cruz. “Todo lo que debería haber sido alegre de la maternidad se vio afectado por la depresión”. A lo largo de los años, Jazmine se sintió cada vez más desconectada y desmotivada, y los logros de sus hijos dejaron de tener el impacto esperado.

Macari también explicó que algunos padres con depresión pueden experimentar un afecto plano hacia sus hijos, lo que afecta su capacidad de disfrutar de su compañía. “Esto puede hacer que parezcan o que se sientan menos cariñosos con sus hijos y con los demás a su alrededor”. Además, los efectos de la depresión pueden repercutir en la autoestima de los padres. “Cuando sientes que estás cayendo en una espiral descendente, es posible que no vayas al parque, por ejemplo”, dijo Macari. “Lo que viene con eso es: ‘Decepcioné a mis hijos, soy un fracaso, soy un padre terrible’. Y después de tener ese pensamiento, tienes más tristeza y más depresión. Y cuando tienes más tristeza y más depresión sigues teniendo una motivación baja”.

Es crucial comprender que la depresión va más allá de los momentos difíciles que todos los padres experimentan. “Todos los padres tienen días difíciles, y es normal sentirse abrumado a veces”, afirmó Macari. La diferencia es que los síntomas de la depresión permanecen incluso en los buenos días, y pueden intensificarse durante los momentos de mayor estrés. Por ejemplo, sentirse abrumado por un día complicado es algo normal, pero sentirse tan deprimido como para no poder levantarse de la cama es una señal clara de depresión.

Los hijos lo pueden sentir

Macari explicó que criar con depresión puede hacer más difícil ayudar a los niños a manejar sus emociones. “Si usted tiene un niño pequeño que hace muchos berrinches o tiene problemas de comportamiento… es más difícil para un padre con depresión poder controlar sus propias emociones y ayudar al niño a regular las suyas”. Sin modelos emocionales estables, los niños pequeños pueden tener dificultades para aprender a reaccionar adecuadamente ante situaciones frustrantes.

En los niños mayores, la depresión de los padres puede hacer que asuman responsabilidades inapropiadas para su edad. “Pueden adoptar el papel de padres, y asumir la responsabilidad de la toma de decisiones y las tareas domésticas cuando sus padres están deprimidos”, señaló Macari. 

Esto puede llevar a que el niño pierda oportunidades para participar en actividades propias de su edad, como dedicar tiempo a la escuela o a los amigos, si tiene que asumir tareas de cuidado o responsabilidades familiares.

Sin embargo, Macari resaltó que la depresión de los padres no necesariamente afectará negativamente a los niños, especialmente si el padre recibe tratamiento. Con el apoyo adecuado, existen estrategias para manejar la crianza durante la depresión y asegurarse de que las necesidades de los niños sean atendidas.

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